Parte II - Pasado: El Reino de WuYong.

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Dios y demonio estaban sumergidos en un silencio letal.

Bai WuXiang soltó su mano y le dio la espalda.

—Así que lo sabes...Ya no piensas casarte, ¿cierto...?

Xie Lian frunció el ceño.

—¿Por qué lo evades? ¿No piensas decirme por qué hiciste todo esto?

—...

—Tsk, comprendo, no tienes por qué decir nada— caminó a la salida.

—... ¿Cómo se explica algo así a la persona que amas?

—Argh, déjate de sin sentidos— se detuvo.

—No miento. Aceptaste a mi yo farsante, pero quise que aceptaras a mi verdadero yo también y no tuve otra forma de mostrártelo.

—¡¿No tenías otra forma?!

—¡No, no la tenía! ¡Quería decírtelo y a la vez no perderte! ... ¿Y tú?, ¿por qué ibas a casarte?

Xie Lian tragó grueso.

Bai WuXiang alzó la mano y Xie Lian sintió como si algo le atravesara la cabeza.

... ... ...

...

... ... ...

Encadenado y bastante sucio, su cuerpo débil y demasiado delgado. Manos groseras le limpiaron el rostro, los paños quedaban teñidos de lodo. Junto con otros fue obligado a caminar y caminar enormes distancias tan grandes como un reino entero. Entraron a un pueblo de cielos nublados, frío y desconocido, los subieron en una mal hecha tarima de madera podrida.

—¡Esclavos, compre sus esclavos! ¡De excelente calidad!

—Quiero ver a ese— dijo un posible comprador, bastante cauteloso, mirando de un lado a otro.

Tomaron el rostro de Xie Lian y lo apretaron para que mostrara sus dientes, estaban perfectamente alineados.

—Este esclavo tiene apariencia decente, me lo llevo— dijo el comprador con una sonrisa perversa y agregó con desinterés—. Y a los otros para trabajar en la cantera.

—Gracias, gracias— el vendedor puso una sonrisa de hiena al ver el dinero, láminas de oro.

Estaban haciendo el traspaso cuando una luz blanca cortó las cadenas de cada esclavo en la tarima.

—¡Es el Demonio Invernal, Bai WuXiang! — gritó el comprador.

Vendedor y comprador intentaron huir. Bai WuXiang enlazó al comprador por los pies y lo tumbó, al mismo tiempo le hirió una pierna al vendedor, imposibilitándole correr. Antes que el comprador se desenredara los pies, lo ató junto con el otro delincuente.

—La venta y compra de esclavos está prohibida en WuYong— informó el joven de blanco, claramente molesto.

—No...no sabíamos...— se excusó el vendedor.

—Ahora no lo olvidarán.

Los amarró con nudos imposibles de desatar y los dejó en medio del camino para que las autoridades reales se los llevaran.

A la más mínima brisa de libertad, los esclavos se esfumaron como hormigas sopladas, excepto por uno, Xie Lian. En sus ojos se reflejaba la imagen diáfana del enmascarado, lágrimas limpiaron su tristeza y una débil sonrisa cargada de gratitud se dibujó en sus labios.

Constelación Corazón. | BaiLian/JunLian | - 19Donde viven las historias. Descúbrelo ahora