"¿De verdad creyó que no iba a reconocerlo? Me bastaba un simple roce o su olor para identificarlo, y, si me quedara ciego, lo reconocería por su modo de respirar o pisar el suelo. Lo reconocería incluso en la muerte, en los confines del mundo."
Los recuerdos son de gran importancia en la vida, un arma de dos filos que te hacen vulnerable, pero fuerte. Aquellas memorias te hacen luchar y derrumbarte.
Twilight lo sabía, sabía que sus memorias más importantes no se asentaban en su mente y divagaban sin rumbo, perdiéndose entre sus pensamientos.
Más bien, era alguien a quien no recordaba. Podía volver a sentir la cálidez de su piel al tocarlo, la dulzura de sus labios y la suavidad de su cabello, pero no al dueño de esas emociones que provocaba en su persona.
Su corazón imaginaba que era el chico de logró vencerlo en su primer combate. Su apariencia era igual y la sensación que provocó en el sentía que ya lo había vivido.
Los sueños se aclaraban cada vez más, escenas que no había visto ocurrían con detalle.
El misterio en saber el porque de sus sueños crecía, y sinceramente ya no sabía que hacer para detenerlos. No es normal soñar una historia con lujo de detalles, despertar, sentir culpa y tristeza, y dejar que amargas lágrimas salgan mojando sus mejillas.
El moreno tomó su abrigo y las llaves de su departamento. Se reuniría con Zelda y el amigo del que le habló.
Por lo que le contó, después de que se mudara, se hizo amiga de este ya que eran vecinos. Se hicieron cercanos y son mejores amigos hasta la fecha. No reveló su nombre porque ella prefiere que él se lo diga en persona, con la emoción de que se harían amigos facilmente.
Salió del edificio y se dirigio al lugar de encuentro: La cafetería Lon Lon.
No tardo mucho en llegar, no se encontraba lejos de donde vivía y con suerte pudo hacerse unos cuantos minutos.
La fachada se veía bien, un tanto rústica; entró y el ambiente cálido lo rodeó. Buscó con la mirada a su amiga y cuando la localizó se dio cuenta de su acompañante aunque este estaba de espaldas y con un bonito gorro azul que cubría el color de su cabello.
Rápidamente llegó con ellos y su amiga la saludo con entusiasmo, saludo de la misma forma y decidió mirar al chico de a lado. Sus ojos se abrieron hasta más no poder, al igual que el otro, la sorpresa no tardó en llegar.
-¿Ya se conocían?- preguntó Zelda mientras los miraba con confusión.
-Algo así...- respondió el de gorro azul-. Él es con quien me enfrente la clase pasada- sonrió con nerviosismo.
En definitiva, era el pelos de elote.
-Si- el castaño rascó su nuca en señal de incomodidad. De todas las personas tenía que ser él, pero para ser sincero, su voz era la más linda que escuchó.
-Lamento no haberme presentado antes. Soy Wild, encantado de conocerte- extendió su mano en espera de su respuesta y que el moreno la estrechará.
En ese momento, Twilight se quedó pasmado, su respiración comenzó a acelerarse y el sudor bajaba por su frente, su cabeza daba vueltas.
Recordaba que ese nombre ya había salido de sus labios miles de veces, conocía la palabra a la perfección, conocía esas vocales y el tono que llevaba pronunciarlo.
Ahí, por fin observó al joven de sus sueños. Su piel era blanca como la nieve, ligeramente teñida con un rojo carmesí, hermosa sonrisa y azulados ojos, cabello rubio, de estatura pequeña y complexión delgada, vistiendo una túnica azul con grabados blancos, una espada y escudo arraigado a su espalda; mientras este pronunciaba su nombre con tranquilidad y alegría.
Era igual al chico que está frente suya.
Tal vez no fue el único que lo llamaba antes de desvancerse y caer inconciente.
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𝓡𝓮𝓬𝓾𝓮𝓻𝓭𝓸𝓼. [𝑾𝒊𝒍𝒅𝒍𝒊𝒈𝒉𝒕.]
RomanceCielo y mar encontrándose con una sola mirada, acompañándose en la noche estrellada. Dos almas siendo testigos de abrazos, caricias y palabras de amor, compartiendo su calor ante el frío. Dos desconocidos, sintiendo la avaricia de tocar al otro, co...