𝘉𝘢𝘪𝘭𝘦 𝘥𝘦 𝘨𝘳𝘢𝘥𝘶𝘢𝘤𝘪ó𝘯.

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Twilight se encontraba frente al espejo, mirando su traje por milésima vez, observando si tenía defectos, sí el moño se encontraba bien ajustado y sí sus zapatos estaban lo suficientemente lustrados. 

Dentro de una hora sería el inicio de su graduación y posteriormente el baile. La ansiedad lo carcomía, ya que Wild iba a estar ahí.

Después de que se desmayará en el café y despertar en la camilla de un hospital, Zelda le habló sobre este: asisten a la misma escuela, mas no en el mismo salón al igual que ella; es un tanto callado con los desconocidos y le cuesta mostrar sus sentimientos, es bueno en el arte del esgrima y es un par de años menor que él. 

Un joven bastante interesante.

Su inquietud aumentó al pensar en ese chico y en el de sus sueños. Por alguna razón su corazón latía con intensidad, como sí hubiera corrido un maratón de 10 km o hubiera tenido una batalla de dos horas. 

Ese sentimiento ya lo había vivido, solo que no quería reconocerlo porque él estaba enamorado de Midna...








Llegó al auditorio del Instituto, donde se hará la entrega de los reconocimientos. 

Se topó con Midna, y su rostro no pudo reflejar otra cosa que no fuera asombro y felicidad. Se veía tan hermosa con el vestido de noche que esta escogió, definitivamente el cobalto le quedaba bien. Al verla se quedó sin palabras. 

Se acercó con pequeños pasos a ella, no quería interrumpir la charla que tenía con sus demás amigas. 

—¡Twilight!, te ves bien, si que el traje de etiqueta te favorece.-una pequeña risa no tardó en salir. 

—Gracias, y digo lo mismo de ti. Te ves hermosa— una sonrisa timida adornó el rostro del castaño. 

Su plática continúo, de vez en cuando la más alta se sonrojaba ante los comentarios del moreno, y para que mentir, ella gustaba de él. Tal vez por eso el color de su vestido combinaba con el azul de sus ojos.

Al principio lo consideraba un idiota sin remedio, pero poco a poco fue ganando su corazón sin darse cuenta. Lo amaba con toda su alma, pero decidió no decir nada por el temor de ser rechazada, porque sabía que Twilight la veía como una amiga, su mejor amiga. 

Su amistosa charla se vió interrumpida por el inicio de la ceremonia. 






Al término de una hora y media, acabó la ceremonia y todos los estudiantes se dirigieron al gimnasio, donde se llevaría a cabo el llamado "Baile de Graduación". 

Twilight caminó lentamente hacia su destino, su amiga se fue acompañada de sus amigas así que tendría tiempo a solas, y una vez más pensó en cierto rubio, que por cierto, no había llegado aún. 

Se metió tanto entre su mente que no se dió cuenta de cuando llegó al gimnasio. Analizó el panorama y tomó rumbo a un lugar vacio. Las ganas de irse llegaron, pero no debía hacerlo ya que dejar a la pelinaranja borracha era cruel y nada caballeroso de su parte. 

Siguió entre sus pensamientos, hasta que la puerta principal fue abierta de golpe dejando ver a dos blondos los cuales reconoció al instante.

Zelda logró localizarlo, tomó al menor y fueron con él.

—¡Twi!, siento haber llegado tarde, pero Wild no se apuraba.

—¿Yo?, pero si fuiste tú quien tardó dos horas en maquillarse— reprochó el mencionado con molestia. 

—Cállate que nadie te pregunto— le dió un pequeño sape, sin darle importancia a lo dicho. 

—No se preocupen, de todas formas no es tan divertido. 

𝓡𝓮𝓬𝓾𝓮𝓻𝓭𝓸𝓼.  [𝑾𝒊𝒍𝒅𝒍𝒊𝒈𝒉𝒕.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora