Capitulo IX

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No tengo ni la menor idea de cómo llegué a la habitación pero lo único que recuerdo es a mi en los brazos de Spreen mientras berreaba.

Que vergüenza...

—Buenos días— mi hermano está en el
balcón de la habitación.

El olor a cigarro me pide a gritos que fume y eso hago pero me arrepiento al momento en el que el sol me pinta toda la cara y la cabeza comienza a dolerme.

—Hola— digo tomando la cafetera y sirviéndome café.

—¿Qué tal la noche?—.

Notaba la ironía en su voz. Él ya traía puesto lo que se iba a llevar en el día y ya estaba bañado también.

—Bien—.

—¿Bien? Spreen dijo otra cosa.

—¿Qué te dijo?— apagó su cigarrillo y entró a la habitación.

—Maca... te amo. Eres mi pequeña y siempre serás mi adoración. No quiero que nada malo te pase nunca en la vida.

No tenía ni la menor idea de que estaba hablando ni a qué iba con eso así que decidí ignorar el pequeño interrogatorio y me meterme a bañar.

Le pedí a mi hermano quedarme y él aceptó. En el techo del edifico hay una piscina así que se me ocurrió qué tal vez yo pudiera irme a mojar los pies un rato pequeño.

Me coloqué mi traje de baño y subí. Al abrirse el ascensor me di cuenta que no había absolutamente nadie salvo una persona, Carre.

-Maca, amiga. ¿Cómo amaneciste?

Trae en la mano lo que parece ser un tequila sunrise. Claro que se me hace agua la boca y no dudo dos veces en pedirme una en el bar no sin antes saludar al chico.

—Lo mismo me pregunto. Yo amanecí muy bien, anoche llegué al hotel y me tiré en la cama.

—¿Sola o con mi amigo?— lo miré.

—¿Cuál amigo?

—No te hagas, tonta. Sí me refiero a Spreen.

Paso saliva y me aguanto la carcajada.

—No tengo ni la menor idea pero si a lo que te refieres es a sí pasamos la noche juntos... pues déjame decirte que no. Yo a ese chico no lo quiero ni besar. Me repugna demasiado.

—Lo que tú digas.

—¿Cómo que lo que yo diga?— imité su voz en tono de burla.

—Es evidente que entre ustedes existe una tensión pero no logro definir si es sexual o simplemente romántica.

—Ninguna de las dos bruto, es odio y nada más.

Ignoré lo otro que me dijo y me metí en la alberca nadando. Amaba nadar.

De niña era mi actividad favorita pero dejé de hacerlo cuando comencé a consumir...

Bueno, dejaré eso para después porque si pienso en mi pasado me atormento a tal punto de tener un ataque de ansiedad y no deseo nada en este momento.

Carre estaba en el teléfono mientras yo tomaba el sol. Los dos ahí sentados en el filo de la alberca mientras veíamos a la gente pasar.

—¿Tienes algo que hacer hoy?

—Aún no, tendría que consultarle al jefe— le digo a Carre refiriéndome a mi hermano.

—Tenemos planeado ir a la playa pero a una un poco lejana de aquí. Puedes acompañarnos si quieres. Nadaremos en el mar y Spreen quiere montar unas olas.

In love with my enemie || SPREENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora