A mi cuarto entró mi amiga y Yass quedando apenas a mediado de oración por el gato a mi lado. Más sorprendidos estábamos Bastet y yo al verlos...¿sin colores? Primero un ataque y ahora un conjuro. No hay paz en esta vida, aunque creo que en ninguna.
-Parecen una película en blanco y negro- hice un chiste.
-Gracias señorita-mi amiga seguía aún con las cadenas-¿No te tomas las cosas muy a la ligera?
-Debo de decirle a Anubis que no vuelva a usar cadenas contigo.
-¿Cuál cadenas?-el sonrojo en las mejillas de esta hada es suficiente para dar una libre interpretación.
-Ve despacio niña-Yass soltó una risita a lo que mi amiga le respondió con un golpe.
-¿Muñecas?-escuché la voz de Bastet que miraba hacia afuera desde el balcón.
El primero en salir corriendo detrás de ella fue Yass, no obstante, no creo en el destino. Salté por el balcón hacia el camino detrás de los juguetes, aunque Yass tomó la delantera. Bastet también bajó y mi amiga salió volando con sus alas. Visualizamos a las muñecas a mitad de camino abriendo un agujero en un árbol. La magia vudú es poco conocida, pero ni siquiera dieron tiempo a que tratáramos de capturarlas. Desaparecieron en cuestiones de segundos al entrar por el agujero. Nos miramos sin comprender, aunque es demasiada coincidencia. Bastet tomó su forma felina ofreciéndose a ir por ellas. No iría solo, yo le acompañaría. Me duele tener que sospechar de mis amigos, pero si quiero mantenerme viva no puedo confiar en nadie. Me transformé en mi forma animal, un zorro con el lomo lleno de escamas en lugar de pelos. El agujero es de nuestro tamaño, aunque antes de entrar mi amiga hada me entregó un amuleto. Bastet desapareció de repente sin dejar rastro, estoy en presencia de un portal. Me emociona encontrar uno tan cerca de mi casa, ya tengo una pista de como me encontraron. Cruzar el portal me dejó un cosquilleo que se concentra en mis orejas. Pica mucho, y mis patas apenas me sirven para arrascarme. Encontré la posición perfecta después de varios minutos de tanto trabajo.
¡Qué rico!
¡Es maravillosa!
¡Esto es vida!
-Ahora si pareces un perro.
Miré a Bastet unos segundos en su forma de chico gato antes de volver a mi picazón.
¡Nadie me habló de esto!
¡Es insoportable!
-Vas a lastimarte, te ayudo.
Ser cargada por Bastet y que éste me arrasque las orejas es vergonzoso. Iba acariciando con sus uñas mi pelaje mientras me arrascaba.
¡Una delicia!
A la izquierda, un poco a la derecha, un poco a la izquierda, ahí. Quedate ahí Bastet.
-¿Te gusta?
Mi rostro lo decía todo. Una vez calmada la picazón me quedé en los brazos del gato para recuperar energías. El lugar donde nos encontrábamos es un bosque de otoño. Un sendero lleno de hojas amarillentas, rojas, naranjas que tiene inicio en un roble; es allí donde nos encontramos.
¿Serán los famosos senderos perdidos?
Es un antiguo mito que nació en el océano, cuatro senderos que habitaban en las profundidades y estos desaparecieron sin ninguna causa. Solo los peces viejos sabrían decir como son esos senderos. Pero ellos ya murieron, y al ver este hermoso camino me hace sentir nostalgia. Bastet me soltó echándose a correr de repente, mis patas de zorro son muy cortas para seguirlo. Me transformé en una chica zorro y con piernas más larga empecé a correr. A menudo que iba persiguiendo a Bastet vi en algunos arbustos corales marchitos, algas secas, incluso conchas. Una prueba que este camino alguna vez perteneció a los mares.
-Eso quiere decir que el mito es real. ¿Dónde está Bastet?
Busqué por mis alrededores con la vista. Decidí empezar a caminar, quizás le vería más adelante. Las hojas bajo mis zapatos crujen, aunque a veces parece que camino por el río. No hay lagos ni charcos de agua por aquí, así que debe de ser mi imaginación. Adoro cuando me muestran que estoy equivocada, pues al bajar la cabeza vi el agua cristalina correr entre mis piernas. La sensación que se experimenta ante la piel caliente y el agua fría es relajante. No era un nivel suficiente para transformarme, que pena. Seguí mi camino con el susurro del viento entre las copas de los árboles y el sonido del agua chocando contra las piedras. Un olor a tierra mojada impregna mi nariz, pero a la vez llega el aroma del mar. Anduve sin parar un buen rato, creo que han pasado una o dos horas. A cada rato bebo agua, pero mi estómago me pide alimento. Este bosque no tiene fin y no he visto a Bastet.
-¿Dónde estará ese gato? -hablo conmigo misma para escuchar otro sonido-¡Bastet! -grité su nombre por si estaba atrapado en algo.
El nivel del agua subió hasta mi cintura manteniendo debajo la mitad de los árboles y los arbustos. Tuve una nueva teoría de porque no pude transformarme antes, más, di en el clavo al hundirme por la falta de equilibrio.
-¡Al fin! Menos mal-alivio es lo que siento-Tengo que buscar a Bastet.
Nadé a máxima velocidad sin ver ningún cambio en el paisaje. Algas que se movían por las corrientes, cangrejos que brotaban de la tierra, alguna que otra concha. Seguí nadando, algo me decía que estaba cerca; no obstante, el nivel del agua bajó demasiado brusco. Antes de quedar atrapada quise transformarme, no lo conseguí. Quedarme acostada viendo como el suelo se vuelve arenoso por la falta de líquido; es peor que perder tus colores.
-¿Qué hago ahora? ¿Jugar con la arena?
Riéndome de mi chiste traté de sentarme sobre mi cola. Odio tener arena en el cuerpo, da mucha picazón. Sin pronunciar palabras escuché algo caer a mis espaldas. No era una rama, era una mano de persona.
-¿Qué es eso?
Señalé como si otra persona pudiera decirme lo que veo. Con algo de miedo de haber encontrado un cadáver o fragmentos de éste me arrastré como pude. Llegué hasta la mano y solo puedo decir que fue golpeado. Tiene demasiados morados y algunos rasguños. Revisé las uñas del brazo, fueron arrancadas. Jalé el brazo para ver de quién es el cuerpo y resultó solo ser una parte. Grité soltándolo al instante.
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Soy Libre, No Una Mascota
FantasyQuizás a otros les guste llevar cadenas, pero a mí no, y odio mucho que no respeten mis deseos de ser libre. Vivo con la naturaleza, no contra ella y menos contra los seres que me dieron un hogar. Lo siento por ti Nene, me hubiera gustado haberte ll...