Capitulo 12

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Un dolor intenso se me produjo adentro de mi cabeza. La sostuve con las manos creyendo que se me iba a caer.

¿Qué era?

No lo sé, pero mis ojos no pude abrirlos. Mis orejas pitaron y el dolor fue bajando hasta hacerme creer que me echaron pimienta en los ojos. Siguió bajando hasta llegar a la boca, la dentadura completa podía caerse a causa del dolor. Bajó más, de la garganta saltó para mi estómago como si una bomba estuviese adentro. Una bomba a punto de estallar, y cuya explosión te hace crujir los huesos de la columna. Sea lo que sea que me pasa no terminó ahí. Grité por el dolor en mi trasero justo donde tengo la cola de zorro. Llegado a este punto donde mi cuerpo ha sido adormecido por los constantes impactos, caí en la arena sin poderme mover.

¿Respirar?

¿Qué es eso?

Mi mente está en blanco. Lo poco que alcanzó ver es oscuridad, una terrible oscuridad que cubre el tiempo.

Veo algo.

Ese algo viene corriendo hacia mí.

¿Será que llegó mi hora?

Luche demasiado para morir de esta manera. No es justo, pero al menos tendré un descanso.

¿Qué eres?

Se acerca y su figura ya se distingue mejor.

¿Un zorro blanco?

Yo soy el zorro. No comprendo nada.
Acelera el paso y justo delante de mí, se acurruca como si fuese un cachorro. Es tan lindo. El color blanco no es de gustarme mucho, pero a él le queda perfecto. Me gusta que en mi lecho esté el animal que he representado gracias a la ciencia.
Varios golpes en mi rostro me indican que algo pasa fuera de mi visión. Abrí los ojos, Miny con su aleta de sirena y un zorro anaranjado a su lado sonríen. A mi lado seguía aquel zorrito blanco en la misma posición.

-¿Puedes levantarte? -Miny me volvió a ofrecer su mano, esta vez sí tuve que tomarla.

-¿Y ellos de donde salieron? -miré al zorro confuso. 

-Son míos.

La voz de alguien me hizo alzar la vista.

¿Es un fantasma?

Pues lo parece vestida con ese vestido sin adornos o siquiera zapatos. La misteriosa joven hizo que los zorros fueran hasta ella, abrió los brazos como alguien que recibe a sus mascotas al llegar a casa. Miny y yo nos miramos, ninguno la conocía.

-Gracias por cuidar de mis zorros.

-¿Tus zorros? -dijimos a la par.

-Ellos-la joven señaló a sus mascotas-Son vuestros guardianes. Ustedes ocuparon su lugar físicamente, hasta poder reunirse conmigo.

-¿Y tú tienes alguna respuesta o solución para lo que nos enfrentamos? -dije pensando en traer al resto aquí.

-Puedo responder vuestras más oscuras preguntas, pero solo ustedes encontraran la salida.

-Excelente-Miny se exaltó, aunque ese ha sido su carácter desde su llegada-Nos dices que puedes responder preguntas, pero no necesitamos eso. Queremos que nos devuelvan nuestra libertad. Si no puedes ayudarnos a salir entonces no eres útil.

-¿Alguna vez pensaste si él a ti te gustaba?

Esa pregunta dejó a Miny en silencio, quizás algún secreto suyo. La joven acarició los cabellos del zorro anaranjado, a un costado las ramas de los árboles de otoño se mecían.

Soy Libre, No Una MascotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora