Capitulo 5

8 4 3
                                    

Aún con la falta de aire decidí mirar al otro lado del arbusto. Despacio corrí las ramas, algunas me cortaron y mi cola se quedó trabada más de una vez. Las ramas rozando las escamas es molesto, prefería tener piernas. Llegar al otro lado no fue nada del otro mundo, con mucha agitación por el esfuerzo. No vi rastros de ningún cuerpo, solo un gran abismo del cuál no se sabe si tiene fondo. Hasta ahora es lo único irregular que he visto, o quizás solo lo ignoré. Un maullido me dio esperanzas de que mi amigo estuviera allá abajo. Grité su nombre, otro maullido me respondió.

¿Estará en su forma felina?

Quizás le pasó lo mismo, no puede transformarse. Saltar se ve peligroso, sin piernas no puedo bajar por alguna ranura. La voz de un desconocido ordenando al gato que se callara me llenó de coraje. De seguro se trata del asesino, tengo que salvarlo. No sé cuando el agua volverá a correr, porque con una cascada la caída sería menos dolorosa. Volví a la escena del crimen arrastrándome pensando en cavar con mis manos un túnel. Agarré una rama para agujerar la tierra y con mis manos hice más grande el hueco. Usé la aleta como pala para apartar la tierra y enterrar el brazo. Casi no tenía energía, trabajar en esta forma es muy sofocante. Sucia y llena de barro, pero mi túnel estaba listo. No sé que tiempo pasó, ni una sola gota de agua y mi barriga crujía. Deje de escuchar el aullido desde que terminé de construir el túnel. Con miedo de que el asesino viniera por mí no he dormido.

Lo que me despertó fue el agarre a mi aleta. Por instinto traté de escapar, no obstante, el agua que empezó a correr humedeció la tierra impidiendo que enterrara mis uñas. El nivel y la fuerza aumentó que me tumbaron. Caía por el acantilado junto al agua sin saber a donde iba a dar. Cerrar los ojos y a pesar de no ver nada, no te liberas del nervio.

¿Moriré cuándo llegué al final?

Quién sabe.

Un empujón del agua al alcanzarme me hizo tocar fondo. Un chapuzón limpió el barro y salvó mi vida. Sumergida hasta la cabeza sentí el agua demasiado fría. Traté de buscar una pared, pero no había nada por mis alrededores. Bajar a las profundidades no ayudará, la oscuridad es mucha. Sea lo que sea que me haya sujetado era viscoso y pegajoso, sin embargo, me llevaba consigo. Por ser mitad zorro no puedo ver en la oscuridad, con mis manos inmóviles no logro defenderme; ni siquiera cuando estuve presa pasé tanto miedo.

La luz por fin iluminaba mi vista, un poco fuerte, pero me adapté con facilidad. Seguía sujeta, más pude ver sus tentáculos grises.

¿A dónde me lleva?

A nuestro alrededor no hay nada más que agua, o eso creí. Con fuerza me lanzó haciendo que mi espalda chocase con la pared. Reconozco esta sensación de cautiverio, a donde no quería volver he vuelto.

Por primera vez veía a otro como yo, con la mitad del cuerpo llena de tentáculos y la otra mitad de un chico. Se quedó quieto, parecía que no iba a moverse del lugar. La jaula donde me tenían era transparente, aunque con una forma rara.

Tuve que hacerme a un lado para que no me cayera encima la otra presa. Memos mal que este también tiene aleta.

-Hola. ¿Cautiva?

-Ya ni .

-¿Cómo llegaste?

-Es una larga historia, pero ese chico- señalé al ser de tentáculos-Me atrapó.

Soy Libre, No Una MascotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora