Capitulo 3

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Y estoy seguro de que no pararían de mencionarlo si él se lo dijera a alguien. Namjoon, mi amigo y primo de Kook, haría explotar mi teléfono si supiera lo que pasó. No puede evitar husmear como siempre lo hace.

Estoy seguro de que su prometido, Jimin, haría algo similar solo que más directo, como arquear una ceja o enviarme miradas acusadoras. Es realmente bueno haciendo eso. Namjoon dice que es como un superpoder y me inclino a estar de acuerdo con eso.

No, hay silencio radial desde esa fatídica mañana. Ni siquiera he visto a Kook acechándome tal como suele hacerlo. Desde que lo dejé en mi sofá, ha sido como un fantasma.

Ha sido agradable.

Muy agradable. Eso creo.

—No he visto a tu sombra por aquí —Dice August, recostándose de la puerta de mi salón de clases. Suspiro mientras limpio una mesa con toallas de papel.

Son las cinco y estoy exhausto. Hoy en el campamento de verano tuvimos un día acuático. El solo intentar que niños de jardín de niños se pusieran protector solar, era ridículo. Manejarlos alrededor del agua era otra cosa completamente diferente. Al parecer, todos los niños intentaban morir a diario.

Me siento listo para una copa de vino y un buen documental. Tal vez incluso sueñe despierto con Colin y el cómo me sonrió otra vez esta mañana; sus dulces ojos me recorrieron mientras me movía a la posición de la cobra. Totalmente estaba admirando mis piernas.

—Ha pasado una semana desde la última vez que lo vi agrega August y luego entra en la habitación para ayudarme a empujar algunas sillas descarriadas.

— ¿Y qué? Eso es algo bueno, ¿No?

— ¿Qué fue lo que pasó? —Pregunta August, mirándome con curiosidad—. ¿Qué es lo que no me estás diciendo?

—Pff —Digo y luego tiro las toallas de papel a la basura—. No pasó nada. ¿Por qué pensarías eso? No pasó nada. Nada. Zip. Zilch.

Mis mejillas están en llamas. Soy un terrible mentiroso.

—Hermano, tienes cara de culpable, suenas culpable —August se acerca y baja la voz—. Mierda. ¿Lo asesinaste?

—¡Dios mío, no! ¿Eso es lo primero que te viene a la mente? ¿En serio?

August se encoge de hombros y luego dice: —Eres pequeño, pero estoy seguro de que podrías clavar un cuchillo en ese grueso pecho suyo. No estoy seguro de que tengas la fuerza para deshacerte del cuerpo. A menos, por supuesto, que lo hayas cortado en pedazos pequeños.

Agarro mi bolso y lo tiro sobre mis hombros.

—Estás loco. Lo certifico. No, no lo asesiné, ni le haría eso a nadie. Y realmente, ¿podríamos simplemente dejarlo? No quiero que se hable más de él. Ni siquiera quiero pensar en él, ¿de acuerdo?

—Está bien, si tú lo dices —dice August, levantando las manos—. Vámonos entonces. Vayamos a golpear algunas pelotas.

—Ew, sabes que apesto en eso. No soy un Deportista. De ninguna manera. ¿Por qué sigues invitándome a mi propio infierno personal? ¿Disfrutas torturándome?

August se ríe y me alborota el pelo. —Es bueno para tu coordinación y juntar fuerza en la parte superior de tu cuerpo—Se acerca y aprieta mi brazo—. Estás demasiado flaco.

—Así es como estoy hecho, ¿de acuerdo? tengo músculos, solo que están escondidos. No saltan como los tuyos.

O los de Kook. Tiene muchos músculos, más que nadie que conozca, en realidad.

August sonríe como si hubiera seguido mi hilo de pensamiento. Rápidamente los aplasto, en caso de que resulte siendo telépata.

—Anda. No más quejas. Vamos.

APUESTA TEMERARIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora