Capitulo 2

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Kook me mira, completamente despreocupado por el hecho de que me acaba de dar un susto enrome. O por el hecho de que está dentro de mi apartamento sin haber sido invitado.

— ¡Jesús, Kook! —Grito y le lanzo otro libro, pero vuelvo a fallar. Tengo una puntería terrible. Necesito trabajar en eso, aparentemente. Quizás debería hacer un mayor esfuerzo en jugar al béisbol cada vez que August me invite.

Kook solo mira los dos libros en el sofá y luego a mí. Sus cejas se fruncen en confusión.

— ¿Por qué fue eso?

—Uh, ¿hola? ¡Allanaste mi casa! —Casi grito, acercándome a él y agarrando el álbum de fotos que tiene abierto en su regazo. Lo cierro y lo vuelvo a colocar sobre la mesa auxiliar.

— ¿Cuál es el problema? Solo entré, no respondiste cuando llamé a la puerta.

—Estaba en la ducha —Respondo, levantando las manos con exasperación y luego colocándolas en mis caderas desnudas. Mis ojos se estrechan hacia él, pero su mirada no se encuentra con la mía. No, esta se desliza por mi cuerpo semi desnudo, deteniéndose momentáneamente en mi entrepierna.

Estoy bastante seguro de que puede ver el contorno de mi pene a través de los pantalones cortos tan delgados que estoy usando, pero como sea. Está invadiendo mi espacio personal. No puede ofenderse por lo que encuentra.

—No puedes simplemente irrumpir en las casas de otras personas y revisar sus cosas. ¡Eso no es lo que hace la gente normal!

— ¿Quién dijo que yo era normal? Y claro que puedo —dice, recostándose en el sofá y estirando sus gruesos muslos frente a él.

No me doy cuenta de lo fuertes que se ven sus piernas debajo de la tela de sus desgastados jeans. No, claro que no noto tal cosa.

— ¿Qué es lo que quieres? —Me muevo, quedando de pie frente a él. Cerca, demasiado cerca.

Estira un dedo y juguetea con el final de mis pantalones cortos.

—Son cortos. Y ajustados.

—Por supuesto que lo son. No estaba planeando tener visitas —Aparto su mano de un golpe y él la deja sobre el sofá, flexionando los dedos.

—No llevas ropa interior.

— ¿Y qué?

Él parpadea. —Tienes pezones pequeños.

—Son proporcionales a mi cuerpo.

Sus ojos recorren mi cuerpo una vez más. —No tienes vellos en ninguna parte.

—Lo sé. Se le llama cuidados.

—Es raro.

—Para ti, quizás.

Desliza un dedo por la suave piel de mi pierna y yo sé la aparto.

— ¿Por qué eres tan suave?

—Uso loción. ¿Qué, los heterosexuales no se hidratan la piel?

—Nah —dice, pasándose una mano por la boca—. Eso sería... gay —dice con una sonrisa y un brillo en los ojos.

Ahora me siento realmente enojado.

—Está bien, ¿sabes qué? No voy a hacer esto contigo ahora mismo. ¿Qué es lo que quieres, Kook? Debe ser importante ya que por lo general solo me acechas y te ciernes como una gárgola, pero no has cometido delitos como allanamiento de morada... ¿o sí? —Estrecho mis ojos hacia él.

Mueve los labios entre sus dientes y sus ojos azules se encuentran con los míos.

Ignora mi pregunta y dice: —Te escuché anoche.

APUESTA TEMERARIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora