Capitulo 14

279 49 10
                                    

Parecía completamente despreocupado por lo que los demás pensaran acerca de que estuviéramos juntos, así que me dije a mí mismo que lo dejaría pasar. Iba a disfrutar de mi noche con él.

¿Esto se consideraba una cita? ¿Ahora estábamos saliendo?

—¿Quién diría que ver camiones monstruos aplastando autos podría resultar tan emocionante? Y ese camión morado que se volcó y se destrozó... De verdad que lo estaba apoyando.

—Me alegro de que te haya gustado —Kook sonríe mientras bajamos las escaleras hacia el vestíbulo. Jimin y Nam nos siguen, la cabeza de Nam sobre el hombro de Jimin.

—Joder, me muero de hambre —dice Tae, corriendo hacia nosotros mientras que se frota el estómago—. ¿Iremos por comida o qué?

—¿Qué no estuviste comiendo todo el tiempo que estuvimos allí? —pregunto, y Tae se encoge de hombros.

—Siempre puedo comer, soy un chico en crecimiento.

Kook me mira y yo asiento. —Está bien, sí, supongo que podríamos ir por algo de comer.

Luego me inclino un poco hacia Kook y digo: —Tengo que usar el baño antes de irnos.

Kook asiente y presiona su mano en la parte baja de mi espalda, llevándome a través de la multitud hacia el baño de hombres. Me observa entrar, apoyándose contra la pared del pasillo para esperarme.

Hago mi trabajo rápidamente, evitando algunas miradas de hombres curiosos, pero nadie me molesta. Pero, desde luego, siempre hay alguno.

Mientras me lavo las manos, lo escucho. Por supuesto. Alguien tenía que venir y arruinarme esta noche.

—¿Qué carajo haces aquí, chico? —Un hombre dice bruscamente. Es alto y ancho con una barba desaliñada que casi oscurece su boca y una camiseta andrajosa estirada encima de su barriga redonda. Huele a cerveza incluso desde donde estoy a unos metros de distancia, y yo arrugo la nariz ante el hedor.

—Orinando, ¿Qué crees que haría en el baño? —Respondo con todo el sarcasmo como puedo reunir. Me seco las manos rápidamente y trato de moverme alrededor de él ya que irme es la mejor forma de calmar toda la situación. Sin embargo, extiende su mano sucia y me empuja en el pecho. Tropiezo hacia atrás, cayendo sobre mi trasero. El piso se siente húmedo y pegajoso debajo de mí y me estremezco, mi corazón late con fuerza en mi pecho.

—No perteneces aquí, maldito marica —dice arrastrando las palabras. Algunas personas miran fijamente y otras parecen disgustadas por... Dios, quizás tal vez me miran con disgusto a mí y no al intolerante que se balancea sobre sus pies. Nadie se mueve para ayudarme, así que me incorporo y trato de pasar por debajo de su grueso brazo para llegar a la puerta, pero él se aferra a mí una vez más con brusquedad.

Intento apartar mi brazo de un tirón, pero me agarra con más fuerza, sus dedos se clavan en mi piel, y ahora tengo miedo.

—Eres jodidamente antinatural —escupe el hombre, y parte de eso cae en mi mano. Algunos de los espectadores están saliendo por la puerta ahora, dejándome solo para lidiar con este imbécil. Pero luego se abre de golpe la puerta de un cubículo y otro hombre se acerca, nos mira a los dos y evalúa la situación.

—Cierra esa boca ignorante —Dice el hombre desconocido con severidad y los ojos entrecerrados sobre el imbécil. No lo conozco, pero me está defendiendo. Bien, entonces tal vez no todas las personas que están aquí apestan—. ¿Estás bien? —Me pregunta.

Y niego con la cabeza, tragando saliva. —Tú... ¿tú también eres marica? —pregunta el maloliente, y antes de que alguien pueda decir otra palabra, caigo de sus manos y alguien lo arroja contra la pared de azulejos.

APUESTA TEMERARIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora