Capitulo 5

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El controlador cuelga suelto entre mis manos, y miro la pantalla, sintiéndome cabizbajo y un poco atónito.

—Es imposible.

Kook sonríe ampliamente, se sopla las uñas y las limpia con aire de suficiencia en su camisa. Como todo un imbécil.

—Te gané.

Niego con la cabeza. —No lo creo.

Kook hace un gesto hacia el televisor y lo veo. Está allí en letras rojas y en negrita. Perdí. Culpo al vino y al masaje de pies. Y a Kook por simplemente existir. Me confunde, como suele hacer siempre.

—Tuvo que ser una falla en el juego.

—O simplemente soy mejor que tú —dice Kook y me empuja con la rodilla—. Admítelo. Gané. Sé un hombre al respecto.

Bufo. Un hombre.

—Okey, te lo concedo. Ganaste.

Kook se gira un poco en el sofá y luego me mira atentamente, haciéndome tragar saliva. Porque, un trato es un trato y nunca me retracto de mi palabra.

—Solamente... antes de que nos volvamos locos... Y no te preocupes porque seguiré adelante con esto. Pero, contéstame primero: ¿Por qué deseas tanto verlo? —Pregunto con curiosidad acerca de su fascinación por mi polla.

Se encoge de hombros. —Quiero ver qué tan pequeña es.

Me erizo y siento que mi cara se sonroja. —No es pequeña, está perfectamente proporcionada al tamaño de mi cuerpo. Si tuviera una polla del tamaño de la tuya, me vería ridículo. Apenas sería capaz de caminar con esa cosa colgando entre mis piernas.

— ¿Te sientes inseguro? —Los ojos azules de Kook se estrechan y me burlo en respuesta.

—No. No tengo nada por lo que sentirme inseguro.

Se recuesta contra el sofá y hace un gesto hacia mis pantalones cortos.

—Entonces, continúa.

Resoplo y trato de no pensar demasiado, porque entonces probablemente perdería la cabeza y nunca me permitiría vivir con eso. Levanto mis caderas y tiro de mis shorts de playa hasta los muslos. Mi polla se sienta flácida entre ellos, mucho más pequeña que la de Kook, pero, de nuevo, tengo la mitad de su tamaño. No es nada de lo que avergonzarse.

Kook se inclina ligeramente hacia adelante y exhala. —Es pequeña.

—Normal en comparación a la tuya —me quejo.

—Quiero verla dura —dice Kook, sus ojos en mi pene y sus mejillas ligeramente rosadas.

—Como sea, pervertido. Solo quieres verme masturbarme. ¿Es eso?

Cuando él no responde, solo pongo los ojos en blanco, envuelvo mi mano alrededor de mi pene y comienzo a acariciarlo hasta que está completamente erecto. No estoy mirando a Kook en absoluto mientras lo hago, eso sí. Pero él, seguro como la mierda que me está mirando todo el tiempo. Como si fuera una especie de extraño experimento científico.

— ¿Estás feliz ahora? —pregunto, y Kook se pasa una mano por la boca.

—Deberíamos... probablemente deberíamos compararlo con el mío. Mirar que tan grande soy en comparación.

—Ya sabes que eres más grande —me burlo—. Eso es descaradamente obvio. Todo lo que necesitas es un par de globos oculares funcionales para darte cuenta.

—Está bien si te sientes inseguro... —Comienza a decir, lo que solo me hace sentarme más derecho. Con los hombros rectos, señalo sus pantalones de baño.

APUESTA TEMERARIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora