Capitulo 11

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- ¡Buenos días Akaza!

- Buenos días, Kyojuro.

El sol golpeaba con intensidad aquella mañana, el pilar había despertado de su profundo sueño gracias al olor de una comida deliciosa, así que con alegría se levantó de su futón para ir hacia la cocina, dónde encontró al demonio pelirosa haciendo algo de comer.

Ya tenían casi dos semanas viviendo en el mismo lugar juntos, todo era tranquilo a su parecer, aunque lidear con aquel humor que tenía el omega no era nada fácil, a pesar que tenía sus métodos para calmarlo, incluso ahora estaba un poco más... cariñoso de lo que era antes. Aunque eso realmente no le desagradaba, lo disfrutaba demaciado pero si llegaba a decirle seguramente lo insultaría.

El demonio al terminar de servir el plato se acercó hacia el pilar dándoles el plato en su mano, como agradecimiento este dejo un suave beso sobre una de sus mejilla, logrando hacer que estás mismas tomarán un ligero rubor ante la vergüenza.

- No tienes que darme besos todo el tiempo, deja de ser tan mimoso. -se quejó aún con sus mejillas ruborizadas.- ¿Sabes qué? No digas nada siéntate y tragate esa cosa.

El alfa asintió con la cabeza entre risas, se sentó de rodillas sobre un cojín a comer el plato de soba que le había hecho el pelirosa, el cual disfruto bastante.

Después de eso tuvieron una mañana tranquila, Kyojuro salió hacia la parte de al frente de la cabaña a entrenar un poco. Según le habían dicho estaba suspendido unas semanas por lo que aprovecharía esa oportunidad para entrenar su cuerpo. Mientras trabajaba algunas técnicas con su nichirin el omega lo observaba desde la puerta, debía protegerse del sol así que no podía salir en aquel momento, lo único que podía hacer era gozar un poco de la vista que aquel hombre le daba, ver a Kyojuro entrenar era algo espectacular a su vista, ver cómo sus músculos se flexionaban en constante movimiento o como el sudor en su espalda descubierta bajaba lentamente, incluso se enorgulleció al ver unos pequeños arañazos dibujados sobre aquella piel.

- Eso es, Akaza. -habló consigo mismo mientras inflaba su pecho con orgullo.

El alfa ya agotado bajo su arma guardando está en su funda, jadeó con fuerza dejándose ver algo de humo salir de su boca, se giró y observo al omega, quien estaba sentado en una posición bastante comprometedora desde la entrada.

El Rengoku sonrió mientras comenzaba acercarse hacia el pelirosa, este otro se levantó y se acercó hacia el pilar rodeando su cuello con sus brazos con lentitud, pegando así ambos torsos de uno hacia el otro, luego acercó su rostro hacia el de Kyojuro rozando sus labios contra los de este con suavidad, eso hizo que el rubio sintiera un cosquilleo un poco molesto sobre sus labios. Lo estaba probando.

Una de sus manos viajo desde su hombro hasta su antebrazo, dirigiéndose hacia su mano y entrelazando sus dedos con los del rubio. Sus miradas chocaron unos cuantos segundos, segundos que fueron suficientes para que el alfa uniera por fin sus labios con los del pelirosa en un pequeño y gentil beso. Al separarse, lo tomo de su cadera atrayendolo más a su cuerpo, de la garganta del demonio salió una pequeña clase de ronroneo gatural.

- Que yo sepa no andas en celo.

- No necesito estarlo para querer un poco de cariño... -Bajo su otra mano libre hasta sus pectorales para acariciarlos muy lentamente.- Mejor disfruta.

- Siempre lo hago...

- ¿Si?

- Si.

Volvieron a unir sus labios suavemente, mientras las manos del rubio acariciaban aquella fina cintura del omega este otro masajeaba su torso ahora con sus dos manos. Terminó por ser arrinconado contra la puerta de la cabaña, el beso aumentaba al igual que el ritmo de sus respiraciones, caricias un tanto imprudentes por parte de ambos y el choque de sus labios uno contra el otro hacia aumentar la temperatura en sus cuerpos, se sentían bien.

Fate [Renkaza]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora