Prólogo.

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El sol poco a poco se iba asomado logrando hacer que un demonio de cabellera rosada comenzará a entrar en pánico, debía escapar por más que no quisiera, pero era aquello a morir por culpa del maldito sol, la cosa es que... había un pequeño problema. Uno de sus brazos era agarrado con toda la fuerza del hombre frente suyo evitando que logrará escapar, sin duda era fuerte, lastima que no quiso aceptar su propuesta.

Ambos dejaron escapar un fuerte grito con todas sus fuerzas mientras se miraban fijamente, un pilar intentaba cortar el cuello de un demonio mientras esté otro trataba de liberar el brazo que se encontraba atravesado en el cuerpo de aquel cazador, cosa que logro hacer sacrificando ambos brazos aunque realmente eso no le importaba mucho. Solo corrió lejos de aquella escena pesando que aquel joven de cabellos dorado moriría pronto, realmente no quería pensar más en eso, fue un total desperdicio y era algo que lo enojaba mucho, un hombre fuerte y talentoso fue totalmente desperdiciado, realmente le molestaba mucho.

Sin darse cuenta, sintió de golpe sintió sus piernas flaquear por lo que cayó de golpe al piso sintiendo un gran calor invadir su cuerpo, esto era malo.

— ¿Q-Que rayos? –observó sus manos temblar con miedo, el sol estaba ya por salir, no se podía quedar más tiempo.

Volvió a reaccionar y salió nuevamente corriendo, pero sin darse cuenta sintió una punzada en uno de sus brazos deteniendo su andar nuevamente de golpe.

— Vaya, vaya~ esto es interesante. –logro escuchar una voz femenina a sus espaldas, demaciado irritante diría él.

Poco a poco Akaza iba perdiendo las fuerzas de sus brazos y piernas, terminando por caer al piso de golpe.

¿Que le ocurría? ¿Por qué demonios se sentía tan débil de la nada? ¡Esto no le estaba pasando!

— ¡Esto es simplemente extravagante sin duda alguna! –fue lo último que logro escuchar antes de caer en la total oscuridad.

En otro lado, se encontraba dos chicos llorando frente al pilar de la llama quien poco a poco iba perdiendo sangre por sus heridas, por suerte a lo lejos Tanjiro logro ver a unos kakushis corriendo hacia ellos, apartaron al de cabellos burdeos junto al joven con la cabeza de jabalí para poder atender lo más rápido posible al pilar, tenían el tiempo medido.

Rengoku solo observó desorientado el lugar, ya no sentía fuerzas y en ese momento, todo se oscureció para él...

[...]

Era una mañana muy fresca aquel día, el sol se iba levantando lentamente mientras el canto de las pájaros se hacían presente en aquella finca, aquella finca mariposa dónde se encontraba un cuerpo acostado sobre una de las tantas camillas que se encontraban en el lugar. El ojo de un alfa se iba abriendo lentamente al recibir la luz solar en su rostro, este mismo se iba moviendo de un lado al otro algo desorientado, buscando reconocer aquel lugar.

— Mggh... –Kyojurou Rengoku, el pilar de la llama era quien se encontraba en aquella camilla, tratando de recordar lo que había pasado y el por qué estaba postrado en aquel lugar.– El tren...

Tocó su cabeza cuando sintió un dolor punzante en aquel lugar, sintiendo unas vendas bajo su mano hacia su ojo izquierdo volviendo a sentir algo cubrir este mismo, en ese momento se encontraba analizando toda la situación.

— ¿Cómo llegue aquí..?

Las imágenes empezaron a llegar casi de inmediato en su mente, peleó contra la 3 Luna Superior... Recordó aquel dolor horrible de su estómago al ser atravesado por el brazo de aquel ser despreciable. Por instinto, llevo su mano a aquel lugar acariciando son la yema de sus dedos la tela de la ropa que le daban a los pacientes en aquella finca, terminando por alzar su camisa, con algo de nervios noto de inmediato una gran cicatriz en todo su estómago ¿Cómo esto era posible? Solo dejo escapar un largo suspiro de frustración, recordando darle sus últimas palabras al joven Kamado, aquel chico de cabellos burdeos que en tan solo poco tiempo le había agarrado cariño, sentía que al ser el joven un omega debía protegerlo como si de su propio cachorro se tratará, aunque no solo de él si no de los otros dos jóvenes que venían junto a él, pero debía admitir que más por el joven Kamado.

En eso le llegó un instinto de preocupación y protección por el chico al no saber su estado, aunque confiaba que estaba bien, sabía que era fuerte así que por lo pronto se iba a preocupar en saber en cómo había sobrevivido a aquello.

Solo dejo escapar un pesado suspiro, volviendo a repasar aquellos escenarios en su cabeza, recordando el rostro del demonio con el que batallo hasta el final, solo pudo retorcer su rostro en una expresión de asco al recordar aquella sonrisa y su insistencia en convertirlo en demonio.

— Akaza... –Solo pudo pronunciar el nombre de aquella luna en un suave susurro.

— ¡KYAA! ¡KOCHOU-SAMA! ¡KOCHOU-SAMA! ¡RENGOKU-SAMA DESPERTÓ!

El rubio se sobresalto al escuchar un ruido de una bandeja callendo al suelo junto a una pequeña voz chillona, notando a una niña de trencitas salir corriendo fuera de la enfermería.

— Auch... Jeje. –Soltó una pequeña risa por tal escenario, que buenos pulmones tenía aquella pequeña para gritar de aquella forma.

En poco tiempo pudo divisar cómo entraba una figura femenina en aquel lugar, no tardó nada en descubrir quién era. Pues era ni más ni menos que una de sus compañeras pilares, Shinobu Kochou.

— Vaya, vaya Rengoku-san~ eres un dormilón. –Decide ser la beta de mechones morados hablar primero.

— Kochou... –Deja escapar una gran sonrisa junto a una gran carcajada.– Parezco una cucaracha ¿Que no te alegra verme bien?

Ella no era de dar afecto a ninguna persona, pero no pudo evitar acercarse al mayor para darle un fuerte abrazo, después de todo le tenía un gran aprecio y estuvo esperando tanto tiempo para que despertara.

— Rengoku-San... Me alegra que esté bien...

— A mi también me alegra estarlo ¡Jaja!

La fémina se separó del cuerpo de su compañero para realizar algunos chequeos extras casi de inmediato, anotando todo lo que diagnosticaba en el rubio, en todo aquel procesó Rengoku tomo aire para empezar a descubrir todo lo que necesitaba.

— ¿Cuánto llevo dormido?

— ¿Uhm? –la chica llevo su atención al mayor de los dos para dedicarle una de sus típicas sonrisas.– Llevas durmiendo mucho tiempo Rengoku-San... Casi llevas el mes, nos tenías muy preocupados.

Se sorprendió al escuchar aquella respuesta ¿Tanto tiempo dormido? Eso lo impresionaba.

— Ahora... ¿Cómo sobreviví? –hace otra pregunta a la beta con curiosidad, está era la que más lo tenía pensativo.

— Bueno... –bajo su rostro levemente mientras cerraba sus ojos, tenía aún aquella sonrisa en su rostro.– No es un secreto de que últimamente ando experimentando con algunas cosas. Una de ellas fue con sangre de demonio para la regeneración usando unas simples mezclas de varios componentes. Por suerte llegamos a tiempo y te dieron la mayor cantidad posible, para no decir toda la que tenía... Era lo único que logré hacer pero no me arrepiento de usarlo todo contigo, Rengoku-San.

— Muchas gracias, enserio... –habló con cierta vergüenza.

— ¡No te preocupe! Me alegra hacerlo, lamentablemente no se pudo recuperar su ojo. Todo se concentro en la herida más mortal que tenía en su cuerpo.

— No te preocupes Kochou, es mejor a morir y nuevamente gracias. Ahora sobre el joven Kamado, el joven amarillo y el chico jabalí.. ¿Ellos como están? –preguntá nuevamente a la chica frente suyo.

— ¡Ellos están de maravilla! Preocupados por ti, obviamente, les avisaré con un cuervo que ya despertaste y a los demás. Ahora sí me disculpas.

La chica se despidió para salir de la enfermería diciéndole que en breve le iba a traer otra bandeja de comida, mientras tanto el rubio se quedó mirando la madera del techo fijamente, otra vez perdido en sus pensamientos y recordando todo de aquel momento.

— Tengo el presentimiento que no será la primera y última vez que nos veremos... Akaza. –dicho esto cerró sus ojos para tratar de dormir un rato más.

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¡Y aquí acaba esto por hoy! Espero les allá gustado y esperen el próximo capítulo con ansias~

Sin más que decir, su hermoso autor se despide, bye bye~

Fate [Renkaza]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora