Capítulo 7

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- ¡¿QUEEEEEEEEE?! - su grito se elevó por sobre la copa de los árboles - ¡¿Él es mi esposo?!

- Así es - sonrió incomodo el monje

La sacerdotisa no salia de su asombro y su perturbada expresión lo confirmaba

- ¿De verdad yo... yo me case con él?

- Oid ¿Y eso que tiene de malo? - se cruzó de brazos, molesto

Estaban sentados alrededor de una fogata, la cuál prendieron luego de decidir que descansarian por esa noche

- Y eso no es todo - rió incómoda - ¿Verdad excelencia?

- ¿Hay más? - dijo casi que suplicando que no le contarán

- Emm, ¿Cómo decirlo? jeje - puso su mano en su mentón - Inuyasha es el padre del hijo que usted esta esperando

- ¡¿HEEEEEEEEEEE?! - era la primera vez que sus ojos se abrian de esa manera - Eso significa que... - miró al hibrido - Que tu y yo hicimos...

- ¡Hmh! - se puso colorado

- ¡Qué horror! - se tapó la cara con ambas manos

- ¡Ja! Eso no era lo que decias en ese momento - miró a un costado

Sus amigos se ruborizaron

- ¡ABAJO! - gritó la joven, provocando que la cara del joven se estrellara contra el suelo - ¡AY! ¡¿Por qué dije eso?! - dio un brinco - ¿Qué te sucedió?

- Pero... - se asombró - Acaso... ¿Recordo ese conjuro?

- No Sango - dijo Inuyasha, escupiendo pasto - Esa es la verdadera Kagome - se acercó a la joven 

- ¡Oye tonta! Si tienes el coraje para decir eso ¡¿Por qué no sales y recuperas tu mente?!

- No se a que o a quién le estas hablando - sonrió, cerrando sus ojos - ¡Pero si vuelves a gritarme asi volveré a decirte abajo!

Inevitablemente, el joven volvió a estrellarse

- Sigues siendo igual de cruel que antes - murmuro, sin levantarse

- Lo siento - rio incómoda, levantando sus manos - No quise hacerlo

- Bueno, visto y considerando que la señorita Kagome ya se tranquilizó y sabe lo que esta pasando, ¿Qué les parece si descansamos un poco?

- Me parece una buena idea excelencia, Kagome, nosotras dormiremos con Kirara

- Esta bien Sango - sonrió la joven

Kagome

Pensaba mientras la observaba. Extrañaba aquel brillo en sus ojos cada vez que lo miraba, la forma dulce y llena de paciencia con la que, normalmente, le hablaba, tenía deseos de abrazarla toda la noche si era necesario, pero sabía que debía mantener distancia, al menos hasta que pudieran deshacer el hechizo

- Inuyasha y yo vigilaremos primero ¿De acuerdo? - lo miró

- ¿He? Si, esta bien - respondio en un tono bajo

- Inuyasha - dijo al pararse

- ¿Qué? - se sorprendió

- Disculpame por tratar de matarte, ahora que sé que fue Yorunokagi la responsable, yo...

- No te preocupes - desvió la mirada - Ya sabíamos que iba a pasar esto, no es tu culpa

- Gracias - sonrió - Buenas noches - comenzó a caminar en dirección a Kirara

El Libro de las AlmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora