Capítulo 24

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- ¡Sesshomaru! - gritó Inuyasha - ¡No la mates!

- Él no lo escucha amo - dijo Mioga - Su corazón ha sido nublado por el odio

- Inu... yasha... debes... detenerlo

- Está bien - la miró, sufriendo por no poder tomarla en sus brazos - Resiste Kagome

- Aunque me mates, tu mujer no regresará Sesshomaru - continuaba burlándose

- ¡Saishonomajo! - gritó el híbrido, acercándose

En ese momento, su hermano lo atacó, lanzándolo unos metros atrás

- ¡Infeliz! - gritó, poniéndose de pie - ¡¿Qué estás haciendo?!

- El amo Sesshomaru quiere encargarse personalmente de matar a esa bruja - dijo Jaken

- De acuerdo - dijo la bruja, sonriendo y cerrando sus ojos - Si así lo quieres...

Voló, deteniéndose delante del rostro del perro demonio y, extendiendo el brazo que aun poseía, multiplicó los látigos de Yorunokagi, tomándolo prisionero

- Mientras más trates de liberarte, más te atraparán - sonrió

Mis energías... si uso otra flecha... no sé si saldré con vida

Pensaba mientras intentaba ponerse de pie

Tendrás que hacer algo más que sólo sellar el libro

Las palabras de Youmajo se hicieron presentes

- Tengo... tengo que intentarlo... Moroha - miró su pequeño vientre - Por favor, resiste

- ¡Inuyasha! - gritó el monje, visiblemente cansado - Tenemos que eliminar a estos monstruos

Están agotados... tengo que usar la luna infernal

Pensó observando la escena, intentando encontrar un momento preciso en el que atacar

- ¡¿Por qué Ayame no reacciona?! - gritó Koga, acercándose a la exterminadora y a Miroku, estaba agotado - No sé hasta cuando podré aguantar

- ¡Hasta que no eliminen a Saishonomajo, ella no va a reaccionar! - respondió el monje

- ¡Demonios!

- ¡Koga! - gritó Sango - ¡Ayuda a su excelencia, yo entretendré a Ayame!

Corrió en dirección de la loba y, utilizando su arma, comenzó a bloquear sus ataques

- ¡Son demasiados! - dijo el lobo, mientras golpeaba a los que se acercaban

- ¡Inuyasha! - lo miró, casi suplicándole

- De acuerdo - murmuró - ¡Miroku! ¡Sango! ¡Todos corran!

La exterminadora tomó a Ayame por la cintura, llevándola con ella, mientras todos corrían en dirección a Inuyasha


- ¡Apresúrense! - gritó

Cuando todos pasaron a su lado, empuñó a colmillo de acero

- ¡LUUUUNA INFERNAAAAL! - gritó, provocando aquellas rupturas que comenzaron a absorber los monstruos

- ¡Sango! - abrazó a su esposa, quién clavo su HiraiKotzu en el suelo

- Ayame - dijo el lobo, aferrando a su mujer a su cuerpo

Mientras, los demás se sostenían de lo que encontraban en su camino para no ser arrastrados. En cuestión de segundos, el cielo se vio completamente despejado

El Libro de las AlmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora