𒀭| Parte III.

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┊🦢» ◌ Nunca más un patito feo

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┊🦢» ◌ Nunca más un patito feo.˚ ᵎ┊͙⁺
03. ❝𝑢𝑛𝑎 𝑝𝑒𝑙𝑒𝑎 𝑦 𝑎𝑟𝑜𝑚𝑎 𝑎 𝑓𝑟𝑒𝑠𝑎𝑠❞


——Deja de perseguirme ——gritó Dereck, girándose bruscamente para enfrentar a Odette, con las mejillas enrojecidas de ira.

——Yo no te persigo ——replicó ella, cruzando los brazos con aire desafiante.

——Sí lo haces ——insistió Dereck, frunciendo el ceño y dando un paso hacia él.

——¡Qué no! ——contestó Odette, levantando la voz, su tono lleno de frustración——. Tú lo haces.

——¿Por qué lo haría? Todo lo que pisas es mío ——señaló Dereck con un aire de superioridad, alzando la barbilla.

Odette lo miró con incredulidad, sus ojos azules brillando de furia.

——¡Eso no es cierto! ——gritó, pisoteando el suelo para enfatizar sus palabras——. No puedes decirme que todo es tuyo.

Dereck sonrió con suficiencia, disfrutando de la reacción de Odette.

——Claro que puedo. Mi madre es la reina, ¿recuerdas? ——dijo, cruzando los brazos y mirando alrededor como si fuera el dueño del lugar.

Odette apretó los puños, tratando de contener su ira.

——Eres... eres insoportable ——dijo entre dientes, acercándose más a él.

Dereck la miró, sin dejar de sonreír.

——Y tú eres una chillona ——respondió, sin dejarse intimidar.

Antes de que pudiera reaccionar, Dereck sintió un pequeño pellizco en su antebrazo. Se giró hacia Odette, y vio cómo una sonrisa de petulancia se dibujaba en su rostro. La idea de devolverle el pellizco cruzó por su mente, pero se detuvo al notar cómo ella se arreglaba el cabello, soltando un suspiro de satisfacción.

Fue entonces cuando percibió un fuerte aroma a fresas que emanaba de su cabellera rubia. El aroma era tan dulce y agradable que no pudo evitar cerrar los ojos por un momento, dejándose llevar por la fragancia. Era embriagador.

Había olido las fragancias de su madre en demasiadas ocasiones para contarlas, siempre demasiado fuertes para su sensible olfato. Pero el de esa niña era diferente, era realmente agradable.

Si fueran amigos, pensó, le preguntaría cuál usaba para regalárselo a su madre y así deshacerse de aquellos perfumes horrendos que ella solía llevar.

Pero claro, eso nunca sucedería.

Sacudió la cabeza, recordando las palabras de su amigo Bromley.

——Las niñas solo traen problemas, y siempre querrán robarte tus juguetes ——había dicho Bromley con certeza absoluta.

Nunca más un patito feo | Swan Princess.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora