Especial

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Este es un especial para celebrar que, un día como hoy, el 8 de mayo de 1945, terminó la Segunda Guerra Mundial.

Alemania se encontraba en su habitación, tumbado en la cama y con la manta cubriéndole totalmente.

Se sentía terriblemente mal por alguna razón no tan desconocida.

Había una reunión ese día, por la tarde, aunque no tenía del todo claro si iba a ir o no.

Polonia, su pareja, le exigió ir.

Jamás había faltado a una reunión, no iba a empezar ese día.

Se destapó lo suficiente como para que su cara quedase descubierta hasta sus ojos escarlatas.

No tenía ninguna gana de levantarse o hacer cualquier cosa.

Se sentó en la cama con la manta cubriendo su regazo, cogió sus gafas de la mesita de noche, las limpió con su pijama y se las puso con parsimonia.

8 de mayo...

Como odiaba ese día, le traía muy malos recuerdos.

Se levantó con pesadez, sintiendo todo su cuerpo como si fuese plomo.

Bajó hasta el salón; tirándose con fuerza en el sofá.

Boca abajo y con las extremidades desparramadas, sintió un suave pelaje rozar su mano.

Miró hacia su derecha, encontrándose con su amada perra, sentada y pidiéndole con la mirada que la mimara.

Acarició su sedoso pelaje con suavidad, sin prisa.

Alena, su perra, era la hija de la perra de su padre, Blondi, que a su vez era hija de la perra de su abuelo, y esta de su bisabuelo y así.

Era una especie de tradición familiar.

La canina se alejó para irse al jardín y jugar al brillante sol de la mañana que resplandecía por el horizonte.

-Moje kochanie... (Cariño...), ¿me dejas sentarme porfa?-le pidió suavemente una voz condenadamente dulce.

-Ah, sí-reaccionó el alemán con pesadumbre-. Tut mir leid (Lo siento)

El de dientes filosos se levantó para sentarse a un lado, dejando al otro espacio libre.

-No pasa nada cielo-le reconfortó Polonia, sentándose a su lado.

El de ojos escarlatas dejó caer su cabeza en el hombro de su amado, apesadumbrado.

-Feliz día amor-le felicitó con una cansada sonrisa el de gafas.

-No hacía falta-le dijo algo triste, aunque por dentro estaba feliz de celebrar ese día.

El polaco acarició el rostro y cabello de su amado con infinito amor y ternura, apreciando cada detalle del hermoso rostro de este.

Al llegar la tarde, ambos se dirigieron a la sede de la ONU; donde casi todos celebraban el aniversario del fin de la guerra.

Todos, menos Japón, Italia y Alemania claro.

Al entrar en la sala, lo primero que hizo el alemán fue ir con sus amigos, quienes le dieron palmaditas en la espalda y palabras de aliento.

Al entrar el pacifista seguido de FBI, todos se callaron y se fueron a sentarse.

Alemania tardó algo más, pues estaba profundamente cansado por alguna razón.

-Japón, por hoy, si quieres, te puedes sentar con Alemania e Italia-sugirió ONU con una media sonrisa.

El japonés, feliz, fue a sentarse con sus amigos para hacer algo más amena la reunión.

-Bien, doy por finalizada la reunión-anunció el pacifista con tranquilidad-. Tened un buen día y feliz aniversario del fin de la guerra a todos.

Dichas estas palabras, casi todo el mundo se levantó silbando y aplaudiendo.

Nuestro trío, sin embargo, sólo se fue a la cafetería a tomar algo.

Al llegar pidieron todos la misma cerveza típica alemana, una Pilsner bien fría.

-Feliz aniversario chicos-felicitó Alemania levantando su botella.

-Feliz aniversario-le siguieron los otros dos, brindando.

Habían perdido, pero oye, el mundo era mejor ahora, ¿no?

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Gracias a todos por leer!

Feliz aniversario de fin de guerra a todos.

Nos leemos!

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