One-shots countryhumans

Día de la Hispanidad

Al habla Ruvina Larsson desde España.

Feliz día a todos los hispanos e hispanas del mundo.

Orgullosa y feliz de ser española y más aún de mi amada Sevilla.

Felicidades a todos y viva España!

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12 de octubre, Sevilla, España - 8:30

España se levantó con cuidado de no despertar a su pareja, se dirigió al baño para asearse y hacer sus necesidades.

Al salir miró la hora en su teléfono para ver que aún faltaban más de 3 horas para el desfile.

-Acalme o mel (Cálmate cariño)-murmuró una voz adormilada.

-Amor, perdona, no quería despertarte-se disculpó el español sentándose a su lado, apenado.

-Tranquilo, está bien-le tranquilizó Portugal con una sonrisa cansada.

-Vuélvete a dormir, aún falta-le instó el hispano acariciándole el pelo con amor.

-No, tranquilo, que hay que prepararse-se negó el más bajo sentándose en la cama.

-Faltan más de 3 horas cariño-le dijo maldiciéndose por dentro por estar tan nervioso.

-Pero tenemos que desayunar, bañarnos, vestirnos, llegar...-contó el portugués.

-Vale, vale, lo he pillado-dijo dijo España divertido.

Portugal soltó una risita burlona para abrazar a su esposo del cuello y susurrarle con voz acariciadora:

-Feliz cumpleaños meu amor (mi amor)-le felicitó el más bajo dándole suaves besos por el rostro.

-Gracias cielo mío-le agradeció el mayor abrazando su cintura.

Unos besos y mimos después la pareja salió de su burbuja para que el de hispano se fuera a hacer el desayuno para ambos dejando al más bajo en la habitación.

El de bandera roja y verde hizo sus necesidades y se lavó la cara y las manos para bajar a la cocina con su marido y esperar a que su amado acabase.

Se pusieron a ver las noticias mientras bebían café y comían tostadas.

Israel matándose con Hamás, USA haciendo de las suyas, casi nadie se acordaba de la guerra de Ucrania...

En fin, el mundo lléndose a la mierda.

-Será que alguma vez cumprirão a paz que tanto pregam? (¿Algún día cumplirán con la paz que tanto predican?)-preguntó Portugal al aire.

-Ja, ojalá-dijo España fantasioso-. Pero nunca lo harán, no les cabe en la cabeza.

El portugués puso cara triste y apolló su cabeza en el hombro de su marido, el cual sólo le abrazó por los hombros y depositó un dulce beso en su coronilla.

Estuvieron un ratito más así, hasta que llamaron al mayor para dar las últimas novedades sobre el desfile.

El español cogió el teléfono y su pareja fue a lavar los platos del desayuno.

-Todo en orden-informó feliz el hispano-. Sigue tal y como se planeó.

-Muito giro (Que bien)-se alegró el portugués.

Portugal tomó el rostro de su amado con sus manos para acercarlo a su cara y besarlo con cariño.

España, a pesar de sus nervios, correspondió lo más dulcemente que pudo para dedicarle un sonrisa e irse como alma que se lleva el diablo a ducharse y prepararse para su día grande.