Ciclamen

2.2K 229 48
                                    

Tobio se permitió disfrutar de la calidez de Oikawa por un momento más antes de apartarse. Le sonrió tranquilamente, sin un atisbo de vergüenza. Había pasado por muchas cosas en su corta vida, demostrar su afecto a Oikawa no era nada de lo que debía arrepentirse. Ni ayer, ni hoy.

El mayor se sonrojó. Tobio notó que había un brillo distinto en sus ojos.

-Tobio-chan... -Oikawa llamó su nombre de nuevo, esta vez llevando ambas manos a sus mejillas.

-¿Oikawa-senpai? -Murmuró con cierta sorpresa. -¿Ocurre algo?

-Yo...

El castaño acercó su rostro al suyo y Kageyama sintió sus mejillas arder. Oikawa frunció el ceño y bajó la mirada, Kageyama reconoció esa expresión. Era la misma cara de determinación que ponía en la cancha antes de hacer su famoso saque.

-Senpai... -Le llamó con un tono suave, curioso por lo que estaba pasando por su cabeza.

Oikawa respiró hondo, Tobio se dio cuenta que estaba temblando ligeramente.

-Tobio-chan, creo que...creo que me...

-¡Kageyama Tobio!

Al momento Oikawa soltó a Tobio como si este le hubiera quemado y retrocedió varios pasos. El menor ladeó la cabeza confundido antes de voltear y ver allí en la entrada de su casa a su abuelo de brazos cruzados. A su lado se encontraba su madre, quien se veía molesta con él y parecía estarle regañando por algo.

-¡Abuelo! -Saludó Tobio de forma animada. Sin pensarlo se acercó a ellos, dejando atrás a Oikawa quien se había quedado congelado en su lugar.

-Tobio, ya entra. Es tarde para que andes acompañado de... aquel muchachito. -Dijo su abuelo con una expresión seria.

Su madre le dio una palmada en el brazo. -Basta, papá. Tobio, cariño, ¿por qué no invitas a ese "amigo" tuyo a cenar?

-¡¿Qué?!

A Tobio le brillaron los ojos con esa idea. En su tiempo Oikawa nunca tuvo la oportunidad de conocer a su familia. Ahora podría incluso conocer a Kazuyo antes de que la enfermedad se los arrebatara ¡era perfecto!

Asintió repetidamente haciendo reír a su madre y salió corriendo en dirección a Oikawa de nuevo ignorando las quejas de su abuelo.

-¡Senpai, senpai! -Llamó animadamente, en el fondo podía escuchar la voz de su madre diciendo lo tierno que era. -Mi familia te invita a cenar, di que sí ¡por favor! -Suplicó juntando sus manos.

Oikawa apretó con fuerza su maleta, se veía tenso. -Yo, Tobio-chan no lo sé... Quizás no es buena idea.

-Por favor, Oikawa-san, te lo pido. -Pidió de nuevo, esta vez tomando una de sus manos entre las suyas. Oikawa jadeó y miró escandalizado en dirección a su casa y luego de vuelta a él.

-Tobio, Dios ¿por qué eres así? -Murmuró sin aliento. -Bien, vamos. Le mandaré un mensaje a mi mamá.

Tobio sonrió ampliamente y comenzó a jalar de la mano de Oikawa, apenas conteniendo su emoción ¡por fin su familia lo conocería formalmente! Ya le conocían por lo mucho que hablaba de él, eso era obvio. Y en el caso de Miwa ella le conocía de vista. Pero ahora tenía la oportunidad perfecta para introducirlo a sus seres queridos.

-Mamá, abuelo, este es Oikawa Tooru. Mi senpai. -Dijo todavía sin soltar la mano de Oikawa.

-Bu-buenas noches... -Tartamudeó Oikawa, haciendo una pequeña reverencia de respeto.

La madre de Kageyama soltó un chillido de emoción y se acercó al castaño dándole un fuerte abrazo. El joven jadeó y se quedó tieso, claramente no esperando un recibimiento así.

-¡Bienvenido, Tooru! Ay, que gusto me da conocerte. No tienes idea de lo mucho que Tobio nos ha hablado de ti. -Guiñó un ojo y Oikawa solo se puso más rojo. Tobio se preguntaba si estaba bien. -Llámame Aiko-san.

-Un gusto, Aiko-san.

-Y este gruñón sobre protector de aquí es mi padre, Kazuyo.

-Soy Kageyama-san para ti, niño. -Murmuró de mala gana, ganándose una mirada molesta departe de su hija y otra escandalizada de su nieto ¡Su abuelo nunca era así de grosero con la gente!

-Sí, señor. Digo, Kageyama-san. -Oikawa estaba sudando ahora.

-Papá, basta. Ven, Tooru, ven. Mi esposo y mi hija están en el comedor. Les encantará ver que tenemos visita.

Su madre tomó a Oikawa del brazo y lo llevó hasta el comedor. El castaño miró a Tobio con alarma, pidiendo ayuda de forma silenciosa, pero Tobio se quedó en el pasillo con su abuelo un momento más.

-Abue, trata de ser amable con él.

Kazuyo frunció el ceño.

-Tobio, ese muchacho no me agrada nada. Es muy mayor para ti, te hará mal.

El menor se cruzó de brazos y miró molesto a su abuelo ¿qué tenía que ver la edad en esto?

-Oh, no me mires así jovencito. Ese niño se le ve que es soberbio, no le tengo confianza.

-¿Cómo puedes decir eso? No lo conoces.

-No necesito conocerlo para saberlo.

Tobio apretó sus pequeños puños. Eran contadas las veces que se había enojado con su abuelo en su vida.

-¡Estás siendo prejuicioso!

-¡Te hizo llorar!

-¡Eso fue antes, te dije que ya cambió!

Hubo un gran silencio entre ellos y parecía que ninguno de los dos estaba dispuesto a ceder su posición.

Tobio estaba enfadado y algo frustrado. No entendía porqué su abuelo estaba actuando de forma tan difícil de repente. Usualmente era la persona más agradable del mundo y ahora cuando necesitaba que fuera amable estaba sacando su peor faceta. Kazuyo por otro lado no lo podía creer. Su tierno y lindo nieto nunca se había rebelado contra él en su vida. Y ahora que ese muchacho se había aparecido se estaban peleando ¡no lo podía creer!

-Estás siendo necio.

-Al menos yo soy un niño ¿cuál es tu excusa?

Su abuelo jadeó ofendido y Tobio se quedó frío, ¿de verdad él había dicho eso?

Una risa atrajo la atención de ambos.

-Vaya, hermanito. No pensaba que lo tuvieras en ti. - Dijo Miwa desde el final del pasillo.-Abuelo, es solo una cena. No es como si se fueran a casar, vamos.

-¡Pero...! ¡Tu hermano está siendo un grosero!

-¡Tú lo comenzaste! -Gritó Tobio indignado, ganándose otra mala mirada de su abuelo.

-¿Recuerdas cómo fui yo con mi primer novio? - Su abuelo se puso pálido con el recuerdo. - Así es. Se va a encaprichar más si peleas con él, así que... Vamos a cenar, pon una sonrisa y todo acabará más rápido.

Kazuyo soltó un largo suspiró y sin decir más fue camino al comedor.

-Gracias, no entiendo qué se le metió. - Dijo Tobio un tanto abatido.

-Déjalo, solo tiene problemas aceptando que estás creciendo. Ahora andando. Que papá y mamá están ahogando a tu Romeo en preguntas y este parece que va a explotar en cualquier momento.

-¿Romeo?

Miwa río y rodó los ojos. -Nada, nada. Vamos.

.

.

.


Ciclamen: desconfianza.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 29, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Siempre túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora