Capítulo 19

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Harry estaba sentado en Gringotts, intentando desesperadamente tranquilizar a Neville mientras los duendes correteaban frenéticamente. El tendero había ayudado a Harry a reanimar al chico y Neville había comprado tartamudeando la varita que le habían aconsejado y había salido corriendo rápidamente de la tienda. Harry cogió el pergamino y corrió detrás de su amigo, claramente angustiado y, sin saber qué otra cosa podía hacer, había metido al otro chico en el banco y convocado una reunión con Griphook, corriendo directamente hacia las salas de reuniones que había utilizado anteriormente. Griphook no tardó en reunirse con ellos, algo irritado por haber sido convocado de esa manera. Harry le explicó rápidamente la situación, mostrándole al duende el pergamino, ya que Neville aún estaba demasiado conmocionado para darse cuenta de lo que ocurría.

Decir que Griphook se quedó estupefacto ante lo que Harry le contó era quedarse corto, pero pareció comprender las acciones de Harry, así como la difícil situación de Neville a causa de ello, y rápidamente pidió un poco de té para los chicos mientras disponía que se realizara otro escáner rúnico para confirmar lo que había en el pergamino. Neville, entumecido, extendió la mano para que Harry volviera a pincharle el dedo, pero sorbió el té caliente y dulce que pareció ayudarle a calmarse un poco. Sin embargo, el propio escáner de los duendes no hizo más que confirmar lo que ya sabían, lo que sólo pareció provocar otra oleada de actividad y mucho parloteo frenético en el idioma goblin.

-¿Qué crees que significa esto?- susurró Neville, que había abandonado su taza de té después de que su temblor le hubiera hecho derramar la mitad en el suelo hacía un rato.

-No lo sé-, admitió Harry, -pero estoy seguro de que no será malo-.

-¡No estará mal!- chilló Neville, -¡los Lestrange son los que atacaron a mis padres! Son mortífagos, Harry-.

-Quizá haya una razón por la que atacaron a los Longbottom-, razonó Harry.

Neville negó con la cabeza. -No se lo conté a nadie en el colegio, pero los Lestrange utilizaron la maldición cruciatus contra mis padres, o los Longbottom, todavía es raro pensarlo, pero los volvieron locos porque la mantuvieron durante mucho tiempo. Ahora están atrapados en San Mungos y son malos, Harry, muy malos. La abuela siempre habla de lo héroes que eran. La gente no va a estar contenta cuando descubran que soy el hijo de esos horribles criminales-.

-¿Pero realmente les importará?- preguntó Harry. -Quiero decir, no es como si tú eligieras quiénes son tus padres-.

-Pero lo harán-, insistió Neville. -El mundo de los magos es así. ¿No has visto cómo te tratan de forma diferente a gente como Draco Malfoy porque tus padres eran héroes y los suyos eran mortífagos? No soy idiota Harry, sé que no soy nada especial, la única razón por la que la gente me daba la hora del día era por los Longbottoms y ahora ni siquiera tendré eso-.

-¡Eso es ridículo!- resopló Harry. -Mi padre puede ser visto como un héroe por la gente que no lo conoce, pero he aprendido que era un absoluto imbécil en la vida real-.

-Pero eso no es lo que todo el mundo sabe-, gimió Neville. -Todo el mundo oye Potter o Longbottom y piensa héroe, oyen Lestrange y piensan villano. Me van a condenar al ostracismo en Gryffindor, y eso que no tenía muchos amigos-.

-¡Eso es una tontería! Soy tu amigo Nev y eso no va a cambiar aunque cambie tu nombre-.

-Eso lo dices ahora, pero ¿puedes garantizarme que no me darás la espalda cuando todos empiecen a llamarme serpiente disfrazada?-. preguntó Neville.

-¡Claro que no lo haré! De todos modos, he aprendido que la casa de una persona no la define del todo-, explicó Harry.

-Entonces eres mejor que muchos magos-, suspiró Neville.

THE PRICE OF FREEDOMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora