VIII

884 139 12
                                    

HOLA MIS AMORES.

REGRESAMOS CON UN NUEVO CAPITULO.

RECUERDEN QUE PARA LOS QUE LA QUIEREN LEER SIN TENER QUE ESPERAR ACTUALIZACINES ESTA COMPLETA EN AMAZON.

LINK EN ESTE PERFIL Y EN IG.

TAMBIEN TENGO UN GRUPITO DE WHATS EN DONDE COMETAMOS LAS HISTORIAS.

SIN PROBLEMA ME ESCRIBAN Y LOS AGREGO.

SIN MAS QUE AÑADIR, APARTE DE QUE MAÑANA HAY ACTUALIZACION DEL CORAZON DE LA BESTIA.

A LEER SE DIJO.

LES AMA.

JEN <3

----


ARCHIVALD

—Tiene un fuerte resfriado —ese fue el dictamen de Gibbs ni bien cruzó la puerta de sus aposentos, y entre delirios la escuchó toser y estornudar.

—Gracias por instruirnos en lo obvio Gibbs —esa fue su madre, que se había unido después de que la había puesto medianamente cómoda tras un baño y la ropa de cama seca.

Quedando a su cuidado mientras el hacía lo propio.

» Pero necesitamos que nos ayude a que despierte, solo delira y los paños de agua tibia ya no sirven —llevaba un par de horas soltando incoherencias.

—No abuelita —esa era una prueba fehaciente —. Me duele —y sollozó —. Hago lo que quiera, pero no me lastime más —hasta el arrugó el ceño con eso ultimo.

¿De qué estaba hablando?

—Ve lo que le digo —señaló a la muchacha, que de forma inconsciente se recogía en su postura como protegiéndose —. Haga algo, que los brebajes de Prudence tampoco funcionaron.

—Milord —se dirigió a él, que estaba en una de las esquinas de la estancia con los brazos cruzados observando todo sin entrometerse —. Debe salir —pudo hacerlo, pero no quiso.

No podía.

Se lo había prometido tiempo atrás.

«No me deje sola con nadie.

No quiero que me dañen»

Pero, era Gibbs. Sin embargo, siguió al pie de la letra su petición porque algo le decía que no se refería a lo físico.

—La que debe salir es madre —el jadeo de esta lo pasó por alto —. Es mi esposa, y perdone que se lo diga tan abiertamente, pero la conozco lo suficiente como para saber que porta un par de lunares en la cintura hasta llegar a su cadera —el matasanos carraspeó en respuesta —. Hasta fui el que le atendió, así que redireccione la petición, y comience de una buena vez que la culpa del retraso es netamente suya.

—Lady Stewart —esta bufó, pero se mordió la lengua y salió no sin antes dar un sonoro portazo como muestra de su indignación.

Vio que alistaba sus implementos puesto a examinarle, pero lo detuvo.

—No es necesario que la revise —este lo miró sin comprender mientras se acercaba quedando a un costado de la cama —. Solo dele algo para que la fiebre ceda, y que el resfriado sea llevadero cuando despierte.

—Necesito saber cómo están sus pulmones —rebatió haciendo que apretase la mandíbula al notar que tenía razón.

—¿Algo más? —preguntó esperando que lo pusiera al tanto de donde colocaría las manos.

ACTUANDO CON EL CORAZÓN (EL ESCOCES Y LA AMERICANA) || TRILOGIA STEWART #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora