Donde después de la tormenta llega el arcoiris a darle color a su vida.
En esta historia el famoso Steve The King Harrington tratara de superar al que fue el "amor de su vida" (Nancy Wheeler) y en el proceso encontrará a otra persona la cual ocupará...
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Al llegar al carro cada uno iba a tomar su asiento.
-Ey! ¿Qué haces? ¡Yo voy adelante con Steve!- dijo enojado el de pequeños rizos.
-Oh, lo siento, Dustin, pero al parecer ya me sente- dijo entrando al carro mientras miraba con fingida tristeza a su amigo.
-Pero!- Dustin no pudo terminar su reproche porque Steve lo interrumpió.
-Dustin, solo siéntate atrás. Siempre te sientas ahí, deja a Eddie tranquilo.- dijo entrando al carro para después encenderlo.
Dustin se quedó en shock mirando al mayor.
-Dale, ?qué esperas? Entras o te juro que te dejo aquí tirado.
Eddie trataba de no reírse mientras veía a su pequeño amigo maldecir en bajo.
-Tks, jódete.- dijo en un susurro que lastimosamente Steve pudo escuchar.
-Te escuché, tienes suerte de que ya es tarde y no quiero que tu mamá se preocupe.- después de que el de rizos se sentara arrancó en dirección a la casa de este.
Steve, estaba conduciendo mientras que, Eddie, y Dustin, veían por la ventana. Nadie hablaba, solo era silencio. Esto hacia que el castaño se agobie.
-Bueno.. ¿Cómo fue que ustedes dos se conocieron- preguntó tratando de romper el hielo.
Tanto, Eddie, como, Dustin, les pareció raro que el mayor le interesara esa historia.
-Bueno..Como ya sabes, a mí me gusta mucho D&D. Como, Mike, y yo teníamos que entrar a un club estuvimos buscando algo relacionado con eso. Un día, Gareth, un amigo de Eddie nos reclutó para que nos unamos al club de su amigo ya que era de D&D. Ahí fue donde conocimos a Eddie, ya que él es el líder.
Steve, escucho atentamente lo que le contaba el menor.
-Ohh, ¿entonces a ustedes les gusta jugar ese juego de mesa..? ¿Cómo es que se llamaba?- preguntó el castaño confundido. De verdad que no sabía nada de ese tal juego.
-Se llama D&D. Y sí, nos gusta jugarlo.- respondió, Eddie, sin quitar la vista de la ventana.
Pasaron los minutos hasta que llegaron a la casa del de rizos.
Steve, estacionó el carro al frente de la casa del menor.
-Bueno, ya llegamos.- dijo el castaño mirando a Dustin por el retrovisor.
-Adiós, Steve, gracias por traerme.- dijo el menor bajandose del carro para ir camino hacia la puerta de su hogar.
-Chao niño, cuídate. Saluda a tu madre de mi parte.- dijo sonriendole para después ver cómo entraba a su casa y cerraba la puerta.
Steve, quitó el freno de mano y volteó su mirada hacia el copiloto.
