Summary: Byun Baekhyun era un omega como cualquier otro. Hasta que su vida dio un vuelco cuando descubrió que estaba embarazado. Y como padre soltero, tuvo que luchar a diario para cuidar a Sehun, su pequeño. Así como también, ignorar las miradas y...
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"Sehun, es hora de despertar." Llamó Baekhyun empujando a la pequeña criatura pelinegro en las sábanas. El mini alfa se rascó la nariz, pero mantuvo los ojos cerrados. "Sé que estás despierto. Este truco no ha funcionado durante mucho tiempo." El niño rio y él picó con el dedo el rostro de su cachorro.
"Ah papi." El niño refunfuñó y se sienta en la cama haciendo pucheros. "Quiero dormir un poco más."
"Lo sé, mi angelito. Solo que tienes escuela dentro poco y papi necesita ir a trabajar." El omega se sentó en la cama y miró a su hijo, sonriendo. "Mañana es sábado y tendrás dos días para dormir todo lo que quieras."
"Está bien." Sehun deshizo su puchero y se levantó de la cama a toda velocidad.
Con su cabello oscuro cayendo sobre sus ojos, su piel pálida, su andar algo curioso por el sueño y su pijama todo azul y lleno de estampado de Batman, el pequeño alfa parecía hecho de porcelana.
"No tardes mucho en la ducha. Mientras tanto, prepararé nuestro desayuno."
Byun salió de la habitación del cachorro y se apresuró hacia la cocina. Sus pensamientos estaban muy lejos ese día. Estaba cansado. Había pasado la noche dando vueltas en la cama y recordando los malos comentarios de dos señoras que lo habían visto recoger a Sehun de la escuela la tarde anterior.
Dijeron algo así como: "Omega desvergonzado que debe haberse acostado con alguna alfa en su primer celo y salió con premio." Él sabía que nada de eso era cierto. Y que no debía dejarse abatir por las palabras de los demás, sin embargo, una u otra cosa siempre lo afectaba y arruinaba su buen humor.
El bajito respiró hondo.
Necesitaba mantener la calma.
El omega vertió leche en un pequeño tazón azul lleno de cereal. Luego cortó una manzana en cuatro pedazos y le quitó las semillas. Finalmente, puso unos panqueques en un plato, un vaso de jugo de piña y una taza de café en la mesa.
Antes de que se pudiera hacer nada más, un pequeño ser entró en la cocina con el ceño fruncido, un peine en la mano y el cabello revuelto. Baek sonrió. Esa escena se repetía todas las mañanas.
Sehun trataba de arreglar sus cabellos él solo, pero terminaba haciendo un desastre e iba a buscar al mayor para que lo ayudara. El niño ya vestía su uniforme. Camisa blanca de botones, pantalón beige y tirantes. Zapatos de vestir del mismo color. Y por último, un abrigo negro encima con el logo del colegio. Todo lo que se necesitaba era domar el desastre que había hecho en su cabello.
"Omma, arréglalo." Pidió el mini alfa haciendo pucheros y pasándole el peine al otro.
Byun se arrodilló para estar a la misma altura que su hijo y sonrió.
"¿Cómo lo quieres, mi ángel?"
"Como siempre."
"Hoy voy a tardar un poco más en el trabajo." Comentó el omega pelirrojo mientras peinaba hacia arriba el cabello del otro para colocar el mechón hacia atrás. "Pero ya hablé con la madre de Jongin y te vas a casa con ellos. Después del trabajo te recogeré allí. ¿así está bien?" El niño arregló lo que necesitaba, luego corrió al baño y tomó un poco de gel.
