CAPÍTULO 2

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Las complicaciones del mañana son los placeres del ayer.

"La Elegida". Había pasado mucho tiempo desde que dejé de escuchar ese par de palabras. Para ser más exacta, nadie me había llamado de ese modo después de que Daniel fue exiliado de la tierra y devuelto a donde todos decían que pertenecía. Me dio vértigo ser nombrada de ese modo, y mis instintos de supervivencia me llevaron a mirar a Lusian en un interrogatorio silencioso. ¿Le había dicho algo sobre mí?

Antes de poder hacer cualquier tipo de pregunta, la morena me tomó de manera brusca por el mentón y, aunque intenté apartarla rápido, no pude. Vi muy lento dos manos en lugar de una. Debía dejar de tomar, o seguro caería sobre mi trasero en cuanto me pusiera de pie.

Lo que pasó muy rápido y con claridad, fue que Lusian se levantó abruptamente y la apretó de la muñeca, gruñéndole al mirarla fijamente a los ojos cuando la apartó de mí.

—No vuelvas a tocarla —la amenazó Lusian, volviéndose una criatura fascinantemente peligrosa.

La morena pareció asustarse. Sus ojos se abrieron desmesuradamente al observarlo y tragó con dificultad, dando un paso torpe hacia atrás. Se recuperó un segundo después y, elevando el mentón, le plantó cara a Lusian.

—Quieto, León. No le voy a hacer nada... por ahora —dijo Zarah. Enseñó todos sus dientes en una sonrisa siniestra y se zafó del fuerte amarre de Lu.

No supe si fueron ideas mías o si el efecto del alcohol ya estaba pasando sus límites, pero escuché en la voz de Lusian algo distinto, una voz por encima de la suya.

—Aléjate de ella —amenazó Lusian de nuevo. Esa vez su gran mano rodeó el cuello de la mujer en un claro intento por ahorcarla.

Joshua se levantó de su asiento, al mismo tiempo que yo, y le puso una mano en el hombro a Lusian para intentar calmarlo.

—Ey amigo. Tranquilo —dijo Joshua alarmado, sacudiendo a Lu.

Pero Lusian no se calmó. Su mano se apretó más, hasta el punto en que la morena intento quitárselo de encima. Entonces recordé algo similar que ocurrió tiempo atrás en un encuentro desafortunado que tuvimos con Kathara.

Con astucia me interpuse entre los dos, logrando que Lusian soltara a Zarah cuando me miró. En seguida jadeé cuando vi que sus ojos se habían sumergido en el más oscuro y letal negro, haciendo desaparecer cualquier tono blanquizco de sus globos oculares.

Me alarmé al notar que Lusian comenzaba a respirar erráticamente. Por consiguiente, lo abracé con fuerza y le acaricié la mejilla con la punta de mi nariz. Fue algo que quise hacer por puro instinto, porque ni siquiera pensé antes de actuar.

—Golfo, cierra tus ojos, por favor —le pedí en un susurró tranquilizador, sintiendo poco a poco como su respiración se iba calmando—. Joshie está mirando y querrá explicaciones.

Por encima del hombro de Lu, vi a Joshua mirándonos con los ojos entrecerrados. Tal vez no lograba ver lo anormal en los ojos de Lusian, pero la escena no era algo que habría ocurrido en el pasado entre Lusian y yo.

—No lo entiendo —dijo Zarah a mis espaldas, sorprendida.

—Oigan, creo que deberíamos parar aquí la fiesta —opinó Joshua, dudoso de si acercarse más a nosotros o no.

Con el fin de asegurarme que Lusian estuviera más tranquilo, lo tomé del rostro con ambas manos, invitándolo a que abriera sus ojos y me mirara. Él los abrió lentamente, y me alivié al ver que habían vuelto a la normalidad.

—Lo siento, terror —me dijo Lusian, casi sonando arrepentido—. ¿Estás bien?

Asentí en respuesta y, como si me hubiesen dado una descarga eléctrica, lo solté apartándome unos centímetros.

SIEMPRE FUIMOS (Colección Destinos #2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora