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El chico de aspecto angelical se sonrojó con fuerza ante aquellas palabras.

—¿Quieres decir... juntos? —preguntó bajito.

Los colores subieron de golpe a las mejillas del contrario. —¡No, yo quise decir-! Bueno, tampoco me molestaría que- ¡pero no lo malinterpretes! —agitaba las manos con torpeza. —Yo- yo solo... —soltó todo el aire retenido viendo sus rodillas, incapaz de levantar los ojos, que ahora mantenía cerrados. —Solo quisiera encontrarte y compartir mi vida contigo. Eres lo único que tengo ahora mismo.

El silencio se instaló por cortos instantes en los que se torturó mentalmente por haber dicho todo eso, y, justo cuando pensaba disculparse, sintió el peso de una cabeza apoyada en su hombro.

—... Entonces encuéntrame. Por favor. —le pidió el joven con su suave voz.

Esa fue una nueva promesa. Ahora Jimin tenía fuertes motivos para continuar con vida. Tenía que encontrar su verdadero propósito, y tenía que encontrar a Taehyung y la forma de ayudarle a despertar.

Ya no podía volver a rendirse.

—El accidente... fue en Seúl, ¿verdad? —preguntó el chico del claro cabello lacio.

—Sí. Vivimos en Seúl desde que empecé a ir al instituto, pero crecí en Daegu con mi abuela. Vivíamos en el campo.

—¿En serio? Daegu es muy bonito, aunque nunca he ido. Yo soy de Busan. —hablaban tendidos en la camilla con los dedos gentilmente entrelazados, pero aquello no tenía tanto que ver con el miedo a que Jimin se fuera volando, como ellos pensaban. —El orfanato quedaba allá, pero en las afueras. Aunque, a veces, íbamos de paseo a la ciudad los fines de semana. Era divertido.

Las nubes pasaban con parsimonia sobre sus cabezas como botes de papel en un estanque de cristal.

—¿Cuántos hospitales hay en Seúl?

—Muchos. No sé exactamente en cuál estoy. —murmuró.

—Va a ser un poco difícil encontrarte entonces. Me tomará un tiempo preguntar en todos.

—Además, ¿es posible que haya más de un Kim Taehyung?

—Puede ser... —asintió lento. Kim era el apellido más común de todos. No sería nada extraño. —Oh, quizás cuando te encuentre, podré verte en persona. ¿Crees que me dejarían pasar?

—Solo tienes que decirles a mis padres que eres mi amigo.

—Se preguntarán por qué nunca fui en todo este tiempo. —se rieron bajito.

—Como sea. Yo quiero que estés ahí conmigo. —esbozó una sonrisa cuadrada.

—Lo intentaré. Te lo prometo. —le besó el cabello, y se miraron en silencio por unos instantes.

Era increíble la forma en que se sentía en paz cada vez que tenía esos ojos oscuros frente a él.

—... Ojalá despertaras pronto... —murmuró un poco ensimismado.

—Me gustaría... Es aburrido estar aquí solo cuando no estás tú. Yeontan no puede abrazarme, conversar ni nada de eso. Además siempre se va. —hizo un mohín.

Jimin se reía. —Pero yo también me voy.

—Pero no es porque quieras hacerlo. Es diferente.

—Hmm... —él asintió y luego miró el cielo. —... ¿Crees que regrese todas las noches? Ahora que lo pienso, puede que este solo sea un sueño producto de lo mucho que pensé en ti cuando volví... así como también podría ser un sueño recurrente.

Serendipia || 뷔민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora