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La primera persona en abrir los ojos aquella mañana fue él. Todavía era tempranísimo y el sol apenas mostraba intención de asomar entre los edificios, pero aun así, con las ansias cosquilleándole, salió de la cama y se alistó, antes de salir al pasillo y hacer tiempo, caminando de un lado a otro al igual que las enfermeras y doctores.

"¿Qué le diré? ¿Cómo debo siquiera comunicarme con él? De seguro debe estar paralizado por haber estado en coma tanto tiempo, sus músculos deben estar atrofiados. Debería pensar en preguntas que se puedan responder con parpadeos, así será fácil para él y-"

—Jimin. —la señora Kim le llamó, poniendo una mano gentilmente sobre su hombro y sacándolo bruscamente de su ola de pensamientos.

—¡Señora Kim! —se volteó rápidamente. —Dígame, ¿acaso ya puedo-?

—H-hola, Jimin. —un tímido chico de cabellos rizados le saludó, sosteniéndose firmemente sobre sus propias piernas y luciendo perfectamente despierto.

El rubio estaba en shock. ¿Estaba soñando acaso?

—¿T... Taehyung? —pronunció apenas en un hilo de voz, y los brazos del chico le rodearon, haciéndole volver en sí y darse cuenta de que realmente él estaba allí de pie, que estaban juntos, y que todo era real.

De verdad... era real.

Automáticamente, lo rodeó para estrecharlo con fuerza y acariciar su cabello, casi eufórico, y la señora Kim, consciente de que tenían mucho de qué hablar, se retiró por el pasillo para darles espacio, con el corazón en paz.

—Gracias por haberme salvado allá en el limbo. —le susurró el chico, aferrado a él al igual que en el sueño, cuando ambos eran estrellas fugaces.

—Nunca dejas de sorprenderme. ¿Cómo es que luces tan despierto? Estuviste en coma durante cuatro años. Tus músculos, tu voz... deberías-

—Los doctores se preguntaron lo mismo. Se sorprendieron tanto como tú. —él se reía bajito y Jimin solo podía sonreír, colmado de ternura y felicidad. —Pero tú sabes que en realidad no estuve en coma. —le susurró en tono cómplice.

—El accidente fue solo la excusa del destino, ¿no es así? —le acarició el cabello.

La sonrisa cuadrada de Taehyung apareció ante sus ojos cuando se alejaron un poco para verse a la cara. —Es una locura. Pero estoy tan feliz...

El de cabellos más claros lo miraba, perdido en sus ojos mientras le acomodaba algunos rulos traviesos detrás de la oreja, sus labios curvados en una imborrable sonrisa.

La vida podía llegar a ser muy enrevesada y fascinante a la vez.

—Taehyung...

—¿Hm? —sus cejas se alzaron con expectación.

—... Quiero besarte.

La confesión le tomó tan por sorpresa que su rostro enrojeció de golpe.

—¿Q-qué?

—Que quiero besarte. ¿Puedo?

—P-pero... —miró alrededor. Seguían en el pasillo, y las personas y enfermeras pasaban junto a ellos con frecuencia. Él carraspeó, poniéndose nervioso. —Ya... ya lo hicimos antes. —se excusó. —Lo pides como si-

—Eso fue en el limbo. Yo quiero besarte aquí, ahora.

El más pequeño vaciló por unos instantes, y luego tomó la mano del rubio para llevarlo hasta su habitación en silencio, donde no tendrían que preocuparse de todos los pares de ojos que podrían verlos si se quedaban allí. No quería admitirlo con él porque le avergonzaba, pero la verdad es que quería ese beso tanto como él.

Serendipia || 뷔민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora