Capítulo 3: Un nombre y una gema

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─Bueno, ¿qué tal Edurne?

─Mmm, no.

─¿Elena?

─Muy común.

─¿Esmeralda?

─Excéntrico.

─¿Elizabeth?

─Es algo que elegiría Bela más bien.

─¿Eloísa?

─Hmm... Quizás, subráyalo como posible opción.

─Okey ─Daniela cumple con la sugerencia de Cassandra, remarcando el nombre en la larga lista de opciones que buscó el día anterior─. Sigamos. ¿Qué piensas de Eiko?

─No es mi estilo.

─Tiene que ser para ella, no para ti.

─No la llamaré así.

─Bien, bien. ¿Qué hay de Elsa?

─No me gusta, suena a nombre de criada. ¿De qué es diminutivo?

─De Elizabeth.

─No lo quiero.

─Está bien. Entonces queda... ─la pelirroja es interrumpida, y ambas hermanas desvían su atención a la puerta cuando esta es abierta por Bela.

─Cassandra, madre desea hablar contigo sobre tu decisión.

─Bien, ahora voy ─la morena se levanta del sillón cercano a la cuna vacía. Según verificó hasta hace una hora, la niña estaba siendo bañada y alimentada por las doncellas asignadas como nodrizas; la misma Cassandra se encargó de conocerlas una vez Daniela las encontró─. Dani, sigue encargándote de buscar nombres.

─¿Qué tal Estíbaliz?

─Por favor no.

─Ooh, ¡pero yo quería llamarla así!

─Si encuentras un primer nombre que le quede, puedo concedértelo como segunda opción.

─¡De acuerdo!

Daniela continúa leyendo para sí misma algunos nombres en su lista, agregando opciones que recuerda sobre personajes de libros que antes leyó. Mientras tanto, Bela guía a su hermana menor por los pasillos en su caminata hasta el estudio. Cassandra se encuentra un poco nerviosa, por eso mismo avanzan sin apuro.

─¿Has pensado en qué le dirás?

─Intentaré ser la madre que le hace falta a esa niña.

─¿Y?

─Y eso significa que seré el mejor ejemplo que ella pueda tener. Nada de desobedecer órdenes, nada de ganarse castigos, nada de ser grosera o imprudente, y... nada de incumplir responsabilidades y obligaciones.

─Muy bien. Espero tu compromiso vaya más allá de las palabras. Puedo ayudarte a orientarte si un día no sabes qué hacer.

─No tienes experiencia siendo madre.

─No, no la tengo. Pero aprendí a pensar más por aquellos que necesitan de mi cuidado y de mi guía que por mí y mis necesidades. Vas a tener que hacerlo cuando tomes decisiones por ella, y contemples lo que es mejor para ti y lo que es más conveniente para su bienestar. A veces ambas cosas serán contradictorias y deberás sopesarlas.

─¿Qué clase de decisiones son las que deberé tomar?

─Muchas. Van desde decisiones pequeñas, como elegir a qué edad enseñarle a vestirse, a cuidarse a sí misma, a bañarse sola o a peinarse por su cuenta. Hasta decisiones más trascendentales, como explicarle de dónde viene, quién es ella, qué somos nosotras, qué es lo que hacemos y porqué estamos aisladas de todo. Siempre tendrás nuestros consejos y nuestra compañía, pero eres tú quien decide cómo educarla y qué primeras impresiones darle sobre el mundo, antes de que se atreva a conocerlo por su cuenta.

«¡¿Qué le has hecho a mi hija?!» || ᶜᵃˢˢᵃⁿᵈʳᵃ ᴰⁱᵐⁱᵗʳᵉˢᶜᵘ ˣ ᴸᵉᶜᵗᵒʳᵃDonde viven las historias. Descúbrelo ahora