—No creo —replicó Clara—, solamente que te quedó su recuerdo en la mente, y por eso pensabas en él. Sabías que en algún momento nos íbamos a olvidar hasta de su voz, pero tus sueños te lo recordaban constantemente. Igual los míos. Igual, nacimos para morir. Nuestra vida es una enfermedad terminal de larga duración. —agregó.
La música de la sala comenzó a sonar, alguien había puesto Youtube en la gran pantalla, con música de Sarah Menescal cantando una versión Bossa Nova de Don't speak de la banda No Debt.
—Sí, desde que Jesse murió me di cuenta que debo disfrutar mi vida, y cuidarme mucho más. —contestó Jésica, sincerándose.
—Yo igual —replicó Clara—, aun así, no significa que deje de gustarme vivir al extremo; si me tocara saltar en paracaídas, sería la primera en hacerlo. ¿No crees?
—Yo creo que si me tocase a mí, con tan solo volar, sin necesidad de saltar, estaría aferrada al helicóptero hasta que aterrice —dijo Jésica—. Dicen que son muy inestables.
—Lo son —explicó Clara—, son como una bicicleta voladora; necesitas del equilibrio suficiente para no caerte. El helicóptero debe ser controlado siempre o sino se voltea.
—Eso sí, me da más miedo aún con tan solo pensarlo. —repuso Jésica.
La charla prosiguió hasta el momento en el que el reloj marcó las dos y media, cuando cruzaron la calle San Martín para llegar hasta el hospital Alberdi. La calle daba con la ruta 11 la cual llevaba hasta el pueblo de Alem, al norte de Castelli. Ellas entraron al lugar, dónde se encontraron a un grupo de enfermeras esperando a que ellas llegaran. Jésica fue la primera en entrar, y la primera en oír la noticia. Jesse había escrito algo en una hoja.
—¿Eso es cierto? —preguntó Jésica.
—Sí —repuso la enfermera—, aquí tiene una fotocopia para saber si usted entiende lo que escribió.
—Dámelo.
La enfermera le entregó un papel a la joven, sin embargo, apenas era legible, y lo único que resaltaba del mismo era la palabra "ellos".
Se hallaba inscrito dentro del papel que le habían dado. Jésica no logró distinguir la letra, aparte de la palabra "Ellos". De las posibles frases que formaría con lo que había en la nota, ninguna tenía sentido en absoluto. «Alguien ellos más» o «Aquellos malhumorados». Ninguna combinación quedaba bien al juntar palabras que tuviesen similitud con los símbolos que se mostraban ahí. Clara se acercó también al papel arrugado, pero tampoco pudo distinguir el contenido de éste, debido a que era ilegible. La palabra "Ellos" se repitió en la mente de Jésica.
«Quienes son "ellos" » pensó, mientras se rascaba ligeramente la cabeza con algo de confusión. Tuvo el pensamiento de que quizás esa nota se refería a los doctores, o a las enfermeras, pero ¿si era algo más?
—No entiendo muy bien lo que dice —dijo Clara con cierta confusión, quizás aquello que tenían en la mano podía ser una pista muy importante para poder entender qué ocurrió; pero ellas no creían que ni los mejores peritos calígrafos ni tampoco aquellos que se dedican a traducir jeroglíficos logren entender el significado de lo que estaba escrito en esa nota.
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La tumba de Jesse © (Proceso)
Horror¿Jesse, sos vos? Jésica no podía creerlo, y su mejor amiga, Clara, tampoco. Estaba vivo, frente a ellos, en un estado deplorable... Después de una ola de saqueos de tumbas, que había sido hermano, novio y gran empresario había regresado de la muer...