Capítulo V: Rememorando

6 2 0
                                    


El avión había aterrizado en el Aeropuerto de Ezeiza a las 15.30 horas, justo cuando el motor se apagó y los pasajeros bajaron. Mario y Elisa Giordano regresaron a Argentina en ese mismo vuelo. Tomaron su equipaje y cruzaron la zona de seguridad nuevamente. Una vez verificado que todo estaba en orden, los dejaron ir. Tomaron un taxi en la calle frente a ellos directo a Castelli, que aunque salía muy caro, allá en España habían ganado buena fortuna. En la radio bramaba Like a Prayer de Madonna, mientras que por fuera rugían los motores de los vehículos. Pasaron cerca de Las Toscas Canning Shopping, y se dirigieron a la ruta Mariano Castex que cruzaba con la ruta 6 que llevaba hasta Castelli, que se encontraba entre Domselaar y El Rodeo.

—De joven me gustaba mucho Madonna —dijo Elisa. A sus cincuenta y siete años era una mujer de muy buena salud, sin embargo, Mario relucía una barriga cervecera producto de todas las noches de maratón de películas y series en Netflix.

—Es muy buena cantante —alegó Mario—, lo fue desde siempre.

—Espero que no lo digas porque te guste ella, ¿no?

—Actualmente está hecha mierda. Obviamente me gustás vos, cariño

El taxista, un joven de treinta y tantos años, llevaba el cabello largo, barba de unos cuantos días una camiseta de los Rolling Stones, había cambiado la radio en ese momento para más adelante encontrar una canción de AC/DC en la radio de rock conducida por Konrad. El taxista movía su cabeza al ritmo, mientras parecía que iba a ponerse a bailar. Elisa se acomodó el cabello mientras miraba por el espejo retrovisor. Ninguno de los dos había visto el pueblo de Castelli hace tiempo, no sabían cómo estaba todo en ese momento.

«¿Acaso todo estará como antes de irnos a España?» pensó Mario «¿Acaso estará ahí el viejo McDonald en el que íbamos a comer después de hacer nuestra rutina diaria? ¿Acaso es verdad que Jesse sigue con vida?» Muchas preguntas invadieron la mente de Mario en ese momento. Lo primero que vio al llegar es que el viejo carrusel que se encontraba en la rotonda que daba lugar al bulevar de la avenida principal ya no estaba. Habían llegado a ese pueblo mucho después que Clara, quien se había mudado junto a Jesse antes de lo acontecido. Recordaban que en esa avenida se habían hecho las marchas fundacionales, que conmemoraban la fundación del pueblo a mano de Jorge Castigliani. Había sido un pueblo en el que habían recibido la visita de personajes políticos importantes como Raúl Alfonsín, o Carlos Menem. Parecía curioso que se fijasen en un pueblo tan pequeño, sin embargo, pasaron por ahí en las fechas de los desfiles y las marchas. La calle en ese momento no presentaba ninguna marcha, sino que estaba tan silenciosa como un pueblo fantasma, y las personas que había caminaban sin hacer tanto ruido. Elisa sabía que Jésica ya no vivía en su casa, sino que se había mudado con Clara. La casa anteriormente le pertenecía a Sarah Hernández, la ama de casa de una familia la cual la abandonó al llegar a su vejez, aunque para Elisa era su amiga, a Mario se le hacía algo molesta. Clara compró la casa después de la muerte de la mujer.

—Es acá —indicó Elisa—, ¿Cuánto está?

—Unos quince mil pesos —replicó el taxista. Elisa recordaba la época en la que todo era barato y accesible para gran parte de la población, Mario maldecía a los peronistas que emitían billetes a mansalva.

Ellos dos pagaron, y bajaron del vehículo para tocar timbre en la puerta de la casa de Clara. Había ya mucho tiempo en el que habían decidido irse hasta España, pensando que no volverían más que de vez en cuando, pero la cosa se complicó después de la muerte de Jesse, cuando asistieron a su funeral. Después regresaron a España, y después de un tiempo habían recibido la noticia. Tocaron el timbre de la puerta, y esperaron un rato hasta que salió Clara. Tanto a Elisa como a Mario se les iluminaron los ojos tan solo al verla; desde que se volvió amiga de Jésica, se dieron cuenta de qué tan buena era con la familia, ayudando en bastantes ocasiones.

—¡Hola, Clarita! —dijo Elisa, dándole un fuerte abrazo.

—¡Hola, Eli!

Después de eso, Mario le dio un abrazo menguado a Clara, sin embargo, muy cálido...

De Todo acerca de la necromancia, Pág 25:

Con toda la seguridad, las mismas personas que estaban tras la resurrección de Jesse Giordano, también lo estaban en la resurrección de J.J Parissi, Érica Fernández y del actor Fernando Ruíz, que actuó en la obra Toc toc en el año 2018, y murió de un supuesto coronavirus el año 2020. Habían aparecido con vida, pero todos compartían las mismas características, y era que habían perdido capacidades como el habla y la motricidad. Un grupo al que Jesse Giordano llamó como "Ellos", estuvo usando la necromancia para revivir cadáveres quién sabe con qué fines. Supongo que esos tres habrán escapado de las garras de "Ellos", al igual que Jesse, pero muchos otros estarán retenidos por el mismo grupo, y sólo Dios sabrá qué destino les espera.

Y eso había ocurrido, nadie sabía a ciencia cierta por qué, o cómo, pero de alguna forma pasó. Volvieron a la vida otras tres personas, y aparecieron en las calles con un andar torpe y algunos hasta arrastrándose por el pavimento, con el vestuario totalmente demacrado, y de eso se enteraron tanto Jésica como su familia, al igual que su mejor amiga Clara, quien lo vio en las noticias esa tarde. La sorpresa que había dentro de la casa no era de esperarse. Todos aquellos habitantes de Castelli se impresionarían con el mismo horror que sentirían al ver a un muerto caminar por la calle, arrastrando sus pies como si fuese una película de los muertos vivientes, sin embargo, éstos no parecían estar en ese estado, sino que parecía que seguían con vida, con sus órganos intactos, como si les hubiese dado algún tipo de catalepsia, pero en vez de durar unos días, duró meses; cosa rara que alguien haya podido sobrevivir a estar sin comer, sin ir al baño y sin beber nada durante ese tiempo. Catalepsia, seguramente no era. Quizás alguien haya estado metiendo mano en el asunto.

Unos días más tarde, Jésica, caminando por las calles de su pueblo mientras hacía las compras en el Coto de la avenida principal, encontró un papel pegado con la inscripción de «BRUJO A DOMICILIO», y debajo podía leerse un número de teléfono. Ella aprovechó para contactarse con él.

Se registró ese mismo día una conversación telefónica inédita de Jésica con el brujo, la cual fue entregada a Todo Noticias como contenido principal de un disco que contenía información acerca de los sucesos en el pueblo Castelli:

Jésica: ¿Hola?

Hombre: Hola, servicios de magia blanca, ataduras, y tarot a domicilio. ¿Qué se le ofrece?

Jésica: Bien (breve silencio), quería llamarle por un asunto importante, ¿conoce el caso de Jesse Giordano?

Hombre: Sí, lo conozco. ¡No me diga que usted es algún familiar del empresario!

Jésica: Sí, soy la hermana de Jesse, ahora lo estoy cuidando...

Hombre: ¡Muy bien! ¿Viene por el caso de su resurrección? Ese caso se volvió muy mediático; hasta los del canal TyC Sports hablaron de eso.

La tumba de Jesse © (Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora