Al día siguiente, Jésica había llamado al hospital Alberdi para saber la condición en la que se encontraba Jesse. Después de hablar durante diez minutos con una inepta enfermera que se quejaba diciendo que había llamado por "boludeces", le pasaron con uno de los encargados, el cual le pasó con el doctor Manuel Vegas. Las señales que le dieron eran buenas, al menos para ella, porque el estado de Jesse estaba mejorando considerablemente. Aún no podía caminar, ni hablar y le costaba escribir, pero al menos sus órganos funcionaban como deberían.
Al día siguiente, Jésica volvió junto a Clara al hospital dónde se encontraba Jesse internado. Después de esquivar a unos cuantos periodistas, llegaron a la sala principal, vigilada por los guardias del centro de salud; y entonces lo vieron salir en una silla de ruedas. Lucía un estado favorable, aunque aún no podía hablar bien. Según el doctor Vegas, ya podía comer solo y esa noche se quedó mirando la televisión en el canal TNT, una maratón de las películas de Harry Potter desde la primera hasta la séptima. En ese instante, Jesse se encontraba ya frente a su familia, pero necesitaba aún ser cuidado por ellos, y después de la mudanza de sus padres a España, podían encontrar como mejor cuidadora a su hermana mayor.
—Acepto el encargo. —dijo Jésica. Su hermano era lo que más la movía en ese momento, el hecho de que siga con vida la conmovía aún más de lo que la aterraría, ya que pensaba que solamente en sus sueños podía verlo nuevamente así. Ella solía pensar que cada vez que aparecía mientras dormía, era realmente su alma visitándola para hablar, una vez soñó que estaba tomando el té con él en un palacio bastante bonito; un arroyo corría en ese lugar, y un pequeño barco lleno de hormigas seguía su curso.
—Me alegro que nuestro paciente tenga una hermana tan fiel a él. —felicitó el Dr. Vegas
—Muchas gracias —contestó Jésica—, es mi hermano, no sé qué podría hacer sin él.
Un fragmento del diario La Nación el 2 de mayo del año 2022, escrito por Ezequiel Aranda:
Ese día vimos a Jésica visitar el hospital, su hermano, Jesse, se encontraba en silla de ruedas. En ese momento, ella sabía que tendría que cuidar de su hermano mientras éste esté discapacitado, sin embargo, no le importó la idea de cumplir con ello. Esperamos que Jésica logre cuidarlo bien...
—Sabes que no me importa cómo te encuentres —dijo Clara—, me gustarás siempre, mi amor. —agregó. Jesse apenas podía gesticular, sin embargo, Clara dedujo que él estaba sonriendo de alguna u otra forma. Estaban caminando por la ruta directa hacia su casa, quedaba tan solo a un par de kilómetros de ahí, sin embargo, sabían que llegarían muy pronto. En el interín se acercaron a un negocio de ahí para comprar una Coca-cola y unas doritos las cuales fueron comiendo en todo el camino de regreso; aunque por pocos minutos que duraron cada uno de los paquetes.
Habían pasado un par de noches desde que Jesse había salido del hospital, y Jésica, junto a Clara, tenían que acostumbrarse a la nueva vida que iban a tener después del suceso. La noche anterior, Jésica había comprado una serie de DVDs de Quentin Tarantino para que Jesse pudiese verlo en la televisión a altas horas de la noche, cuando no podía dormir. Ella no se tomaba su trabajo a la ligera, pues, su hermano debía tener todas las comodidades del mundo, pero su peor enemigo en ese entonces, era la prensa; intentaba a toda cosa evitarla para que su privacidad no saliese a la luz, aunque sabía que poco a poco las cosas se filtrarían a todo el mundo. Jesse era un gran empresario, todos sabían de su muerte, y su resurrección había causado un revuelo en todos. Intentaría no hacer más mediático el asunto de lo que ya era, y que la ciencia haga lo suyo para investigar qué fue lo que ocurrió realmente. Una de las hipótesis que había cobrado fuerza era que él había sido drogado con algo, y después de enterrado, alguien abrió su tumba para llevárselo para algún fin macabro que hasta el momento nadie sabía.
ESTÁS LEYENDO
La tumba de Jesse © (Proceso)
Horror¿Jesse, sos vos? Jésica no podía creerlo, y su mejor amiga, Clara, tampoco. Estaba vivo, frente a ellos, en un estado deplorable... Después de una ola de saqueos de tumbas, que había sido hermano, novio y gran empresario había regresado de la muer...