𝗡𝗼 𝗺𝗲 𝘀𝘂𝗲𝗹𝘁𝗲𝘀, 𝗽𝗼𝗿 𝗳𝗮𝘃𝗼𝗿

1.2K 91 20
                                    

Suguru: Veamos... - dijo suave - Entonces tu hija está poseída por un fantasma

Decía el supuesto budista con el que te habia traido tu madre, estaba sentado con sus piernas cruzadas, recargando su peso en su brazo apoyado en una de sus piernas, mirandote de abajo hacia arriba, clavando un agujero en tu alma abrumada.

Suguru: ¿No es así, N/E-san? - dijo crédulo -

T/N: Sí pero, um... - dijiste dudosa - Mi nombre es T/N

Veías como su ceño en vez de volverse a uno de enfado, se formó una cálida sonrisa en su rostro, haciéndote sentir como tu corazón comenzaba a resonar contra tu pecho más fuerte, dudando si provenía de la extraña sensación que te hacía sentir el hombre.

Suguru: Nah, es N/E - dijo seguro - Lo digo asi, por lo que lo es, después de todo, te queda mejor

T/N: Hah... claro - dijiste derrotara -

Volteaste tu mirada hacia tu progenitora, la cual mantenía una sonrisa en la cara convencida que era la única forma de poder curarte, después de tantos intentos medicinales y herbales, no tenías en mente que tu propia madre te llevara con un exorcista.

T/N: Mamà, vamonos - susurraste - Este tipo es muy sospechoso

T/M : ¿Confías en mí? - pregunto en un sutil susurro -

Tu solamente asentiste, volteando nuevamente tu vista hacia el budista que se encontraba al frente de ti, movías tus ojos hacia todos lados de la habitación, sentías que en el momento que conectaran miradas te leería como un libro pero, tal vez eso era lo que necesitabas.

Alguien que entendiera por lo que sufrías todos los días, el peso que sientes sobre ti no era normal, al igual el no poder respirar, el tener pensamientos tan nauseabundos que te hacían sentir sucia y no hablar de tus pesadillas, ojeras se hacen más pronunciadas dias tras dias, siendo ocultadas por abundante maquillaje.

Con nerviosismo llevaste tus ojos con los del pelinegro, al conectar miradas, viste el pequeño escalofrío que recorrió su cuerpo para luego sonreír nuevamente, esa actitud tan confiada que comenzabas a odiar.

Tenias mas que razon, el no era normal y probablemente no era solo un budista.

Suguru: No has estado durmiendo bien ¿cierto? - preguntó retóricamente -

Veías al hombre frente de ti cambiando a una posición más cómoda, su figura representando lo tan seguro y alto que se sentía, como si estuviera en un pedestal, en la cima de la cadena alimenticia, como si fuera tu única salvación y nada más, tu dios.

Suguru: Hombros pesados, sofocantes - mencionó serio - Es como si olvidaras respirar

Odias la seguridad de este hombre, odiabas como tenías razón desde que entraste y lo viste sentado en la forma más despreocupante que había, sabías que el no era simplemente un budista cualquiera pero más que nada, odiabas que te estuviera leyendo como un libro que ya había leído antes.

Suguru: Sientes a menudo una mirada apuñalandote - hizo una mueca - Y finalmente...

No querías oirlo, quitaste tu mirada de él, era demasiado lo que estaba saliendo de su boca y no podías soportarlo más, sentías como te falta el aire nuevamente, si no se apresuraba con su parloteo estabas segura que morirías ahí mismo.

Suguru dejó que su sonrisa cayera un poco al analizarte, estaba pasando exactamente lo que esperaba de ti, riendo en su cabeza al ver lo tan débil que eres, lo inocente que puedes llegar hacer aún en un estado así, que podias actuar como si no supieras lo que te pasaba.

CLASE SAGRADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora