POV: Charlie
Sabía que hoy era el día en el que nos darían los grupos del nuevo proyecto, un proyecto en el que tendría que aguantar a las mismas personas por cinco semanas seguidas. Todo el mundo esperaba con ansias para ver si les tocaba con sus amigos y yo solo esperaba que fuera un buen grupo que trabajase y no me molestase mucho.
Me preparé para ir al instituto al fin, después de quedarme pensando tumbada en la cama mientras miraba al techo pensando en las personas que me podrían tocar en el grupo y cuáles serían las mejores posibilidades, pero como era totalmente aleatorio, no tenía manera de saberlo.
Después de prepararme y asegurarme de que no me faltaba nada, decidí salir para llegar al instituto a tiempo. Agarré mi skate y salí por la puerta.
La mañana era fría y cerré los ojos mientras el viento golpeaba en mi cara suavemente. El sol se asomaba tímidamente a lo lejos, por la punta de los grandes árboles de mi ciudad. Entrecerré los ojos.
La verdad, tenía curiosidad por descubrir más acerca de este proyecto tan extraño. Quien sabe... A lo mejor podría hacer una nueva amistad.
Ensimismada en mis pensamientos tropecé con una roca y caí al suelo acto seguido. Me levanté refunfuñando quitando torpemente el polvo de mi falda.
- ¿Estás bien?
Alcé la cabeza para ver una mano con ánimo a ayudarme. Miré arriba y vi a alguien conocido.
-Ah... Layla... Eres tú...
Dije sonriendo. Ella rio.
- Te vi caer y no tuve más opción que ayudarte. ¿Estás bien ahora?
-Eh si, g-gracias.
Dije sonrojada y con una voz temblorosa.
-Bueno, nos vemos ahora en clase tengo que apresurarme.
-Sí, que ganas. Hasta ahora.
Me dí la vuelta, tomé mi mochila y mi skate y seguí mi camino andando, ya que estaba cerca del colegio. No hablo normalmente con Layla. Solo sé que nació en el otro lado de España y que es muy generosa. Nos llevamos bien pero no somos muy cercanas. Siempre me ha parecido una chica guapa y agradable pero nunca había tenido la oportunidad de hablar más con ella.
Llegué a clase cinco minutos antes de que sonase la campana y me senté donde siempre. Saqué mi ordenador y un cuaderno de la mochila y empecé a dibujar en una página en blanco de ese cuaderno para pasar el tiempo mientras llegaba todo el mundo y empezábamos la clase de inglés.
Inglés siempre ha sido mi principal área de mejora desde que entré al nuevo instituto. Iba a todos los refuerzos que proporcionaba el centro, e incluso me había apuntado a unas clases particulares. Pero nada parecía funcionar, y el inglés se me seguía resistiendo, aunque poco a poco voy mejorando, o eso creo.
Después de la clase, tuve que pasarme por las taquillas para recoger mis libros. Se acercaba el momento que todos los estudiantes de mi clase esperaban. La selección de grupos. La chica que me acompañaba por los pasillos era Diana, se sentaba al lado mía en clase de inglés y me caía bastante bien, aunque se metía un poco conmigo, aunque fuese de broma, por haber nacido en Francia.
Cuando llegamos a la siguiente clase me senté en mi sitio de siempre, aislada de los demás, en una esquina de la clase. Sabía que nos iban a cambiar para este tedioso trabajo en grupo, y no me hacía mucha gracia tener que dejar mi querida esquina al final de la clase, al lado de la ventana. Empezaron a introducirnos más o menos que íbamos a hacer en el proyecto, ya que la clase no tenía mucha idea de que era.
El tema no podría haberme disgustado más: Teatro.
Yo hacía teatro por dinero, pero no me gustaba en absoluto hacerlo con la clase y menos que me viera gente que conozco.
La tarea consistía en crear y representar una obra de teatro basada en alguna leyenda popular de otro país de Europa. El profesor sacó el tema de los equipos, y el silencio inundó la sala por unos segundos.
Empezaron a oírse murmullos por alrededor del aula. La clase entera estaba nerviosa. Todo el mundo empezó a hablar sobre sus especulaciones de con quien les podía tocar o con quien querían que les tocase.
El profesor conectó su ordenador a la pizarra inteligente al frente de la clase, y cuando terminó de encender, la gente empezó a gritar emocionados por la clase.
Como la gente se puso de pie, no podía ver nada sobre con quien me había tocado.
Tampoco es que me importase tanto.
Me giré y encontré a Layla en frente mía. Le brillaban los ojos, se le veía contenta.
- ¡Nos ha tocado juntas, qué emoción!
¿Nos ha tocado juntas?
Me levanté para ver la pizarra y se me cayó el alma a los pies.
Al lado del título "Grupo 4" se revelaban las personas que iba a tener que aguantar durante las siguientes 5 semanas
Diana, Layla, y Candace.
Genial.
Diana es buena persona, pero bromea más que trabaja. Al menos ayudaría en algo. Y, al contrario, a Candace no podría importarle menos el colegio. Se pasaba el día jugando al ajedrez online y resolviendo su cubo de Rubik una y otra vez.
Al menos estaba Layla. Es un poco tonta y muy distraída, pero al menos se toma en serio los proyectos.
Nos sentaron por grupo y me alejaron de mi esquina, poniéndome delante de toda la clase. No era primera fila, y eso era mejor que nada. ¿Pero tenía que ser la segunda?
Saludé secamente a mi nueva compañera de sitio, Candace. Ella me respondió levantando las cejas y continuó su partida de ajedrez ignorándome por completo a mí, lo que no me molestaba en absoluto, al contrario, lo agradecía.
En la primera clase tendríamos que investigar sobre las diferentes leyendas de los distintos países de Europa.
En mi grupo, parecía que las únicas que tomaban decisiones eran Layla y Diana, aunque esta última se quedase un poco distraída hablando con sus amigas por chat.
Esto iba a ser interesante
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Hola! Espero que os haya gustado el primer capítulo.
Esto es una historia hecha por mí y otra compañera más de mi clase que ha querido participar. Esta basado en un proyecto que pasó de verdad (y de paso creando una historia de amor entre dos compañeros) y espero que os esté gustando por ahora! Ya estamos trabajando en la segunda parte.
Dejad sugerencias en los comentarios.
Hasta otra!
Firmado: Brooklyn.
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Amor de teatro
RomanceUna historia de amor entre dos compañeras en un teatro.. nada malo podrá pasar, no?