𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟖: 𝐏𝐞𝐧𝐬𝐚𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐜𝐨𝐧𝐟𝐮𝐬𝐨𝐬

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A lo largo de las siguientes semanas continuamos con el proyecto y al fin llegamos a la última semana de este largo teatro. Y como era de esperar, la parejita perfecta de la clase se hacía más insoportable por cada hora que pasaban en la misma habitación que yo y mis amigas.

Contra todo pronóstico, el tiempo que pasamos haciendo este tedioso proyecto pasó más rápido de lo que pensaba. Estaba decidida a hacer de este teatro un éxito. Aunque al final solo fuese un trabajo escolar, actuar era mi pasión, y ya que me habían brindado la oportunidad de practicar en clase, la iba a aprovechar. Por mucho que mi clase no se lo tomara en serio.

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Los ensayos estaban siendo un infierno. La relación entre Kyler y Alfred se había enfriado durante estas últimas semanas, y ante la ausencia de su mejor amigo, Kyler no tenía otra cosa que hacer aparte de molestar a su novia. Normalmente no tendría problema con eso, si no fuera porque necesitaba que Layla colaborase un poco.

Kyler siempre aparecía en los peores momentos cuando intentábamos practicar, y habíamos conseguido que Diana y Candace se concentraran. Y estoy segura de que su grupo ya se había hartado de llamarle, porque las caras de asco que le dirigían durante los descansos no tenían precio.

Layla había estado siendo muy amable conmigo. Siempre se aseguraba de que el grupo me escuchara cuando intentaba dirigir los ensayos, y también se preocupaba por incluirme en las conversaciones cuando me aislaba para pensar. Estaba siendo demasiado amable. He escuchado que ella es amable y empática por naturaleza, pero sigo sin creérmelo del todo. Alguna voz en mi cabeza me repite constantemente que lo único que quiere es reírse de mí.

-¡Candace, ahora se supone que ahora hablas tú!

Llevábamos los últimos quince minutos atascados en la misma escena. El problema era que Candace tenía que entrar en escena justo después de cambiar de vestuario. La maniobra era compleja, y si le juntamos que no se sabía el guión...

Estaba empezando a desesperarme. Después de intentar la escena dos veces más, Diana y Candace decidieron que se habían cansado, y se sentaron a hablar sin dar explicaciones. Eso fué lo que me hizo estallar.

Me acerqué al banco donde estaban a paso acelerado, apretando mis puños y pisando el suelo con fuerza. Cuando me vieron acercarse, sus risas y susurros aumentaron. Estaba harta.

- ¿¡Acaso tenéis idea de-

Siento una mano cariñosamente acariciando mi hombro, haciéndome callar repentinamente. Layla me mira, una mezcla de preocupación y entendimiento en sus ojos.

-Charlie, tranquila.

Las dulces palabras de Layla me dejan indefensa, llevando consigo todo rastro de la rabia que me acompañaba hasta ahora. Me deja dolorosamente vacía. 

Las risas provenientes del banco donde Diana y Candace se intensifican, pero decido ignorarlo; no quiero hacerlo peor.

Después del pequeño encontronazo, la práctica empezó a ir mejor. Candace consiguió mejorar su escena y Diana se aprendió todo el guión.

Todo iba viento en popa, hasta que cierto cabrón decidió venir a molestar.

- ¡LAYLAAAA!

Ya empezamos.

- Layla sabes que...

En cuanto empezó a hablar mi cerebro desconectó; sus voces se fueron difuminando. Cuando dirigí la mirada a Candace y Diana ya se habían sentado en su banco a hablar y reírse otra vez. Tengo la sensación de que no quería saber de qué hablaban.

Mi cerebro calló al mundo alrededor mío y muchas cosas empezaron a rondar por mi cabeza. 

El empujón que me despertó de mi trance venía ni más ni menos que de Alfred. A pesar de querer llamar mi atención, no quitaba los ojos de la pareja riendo delante nuestra.

Lo seguí en silencio hasta un sitio más resguardado. Esperé unos segundos para que empezara a hablar, pero, viendo que guardaba silencio, me sentí obligada a empezar a conversar.

-¿Qué es lo que te molesta hoy?

Por una vez, pude distinguir un leve sonrojo en su cara de poker usual.

-Necesito hablar contigo sobre Kyler y Layla... Otra vez.

No. Hoy no. 

Sin decir nada, me levanto de donde estoy sentada y me marcho, mi paso ligero. Por algún motivo, cada vez me incomoda más hablar de Layla.

El resto de la semana transcurrió sin problemas, hasta el esperado día de la actuación. Yo y el resto de mi grupo estamos sentados, pacientemente esperando a nuestro turno.

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NO HEMOS MUERTO. Pero probablemente cuando saquemos este capítulo muramos.

Mientras tanto aprovechamos para dar las gracias por los lectores de esta historia por llegar hasta aquí.

Y con mucho amor le dedicamos este capítulo a nuestra querida Charlie y por favor no me mates (Brooklyn)

¡Hasta la próxima!

Dedicado a: Charlie

Firmado: Brook y Veronika

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⏰ Última actualización: Mar 22 ⏰

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