¿Cómoda?

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Me disculpé con los inversionistas, con la excusa de que otra reunión estaba un poco atrasada, les ofrecí café y serví vasos de agua para poder disculparme con ellos. Subí hasta el último piso que solo había acceso con escaleras. El sol azotaba con fuerza, era apenas el medio día. El helicóptero estaba vacío, hasta que encontré una pequeña parte donde habían unos asientos y ahí estaba ella. Con un cigarro en la mano mirando hacia los edificios.

- Natasha -hablé desde lejos.

- Yelena tuvo que decirte que estaba aquí -habló sin mirarme.

- Tienes una reunión, los inversionistas te esperan.

- No tengo ganas -Inhaló un poco su cigarro- puedes despacharlos.

- ¿En serio por un capricho cancelarás todo?

- Soy tu jefa, haces lo que te pida y nada más.

- Natasha, eres más que mi jefa no pretendo...

- Tu única obligación es obedecer, nada más -volvió a repetir haciendo énfasis en lo último.

- ¿No sientes nada? -caminé hasta llegar donde ella, tapándola del sol- Esto es solo un juego para ti.

- No tienes derecho a reclamar -se puso de pie tomando mi mentón en sus manos- Y si lo tuvieras, al menos sé amable al exigir.

- Entonces tú sé amable al momento de hablar -me zafé de su agarre- Puedo tratar tu mal humor, pero no tu prepotencia. No es para nada atractivo.

- Y aún así mira donde estás -tiró el cigarro al suelo pisándolo- Entiende tu lugar, Wanda.

-Comenzó a caminar para irse- Nat... -la tomé de su muñeca- por favor, sólo tienes que hablarme... -traté de girar su cara, pero fue imposible- Por favor.

- Wanda, soy un monstruo... es mejor que te alejes.

- En estos momentos, lo que quiero es estar cerca de ti -con precaución me acerqué a sus labios, al sentirme tan cerca su respuesta innata fue cerrar los ojos- ¿Puedo?

- No deberías -sentí su respiración pesada.

- Pero eso no significa que no quieres -acaricié su mejilla con mi dedo índice.

Con un movimiento brusco intentó besar mis labios, pero al momento de juntarlos se separó, intentó lo mismo varías veces hasta que enredé mi mano en su cabello y mi otra mano rodeaba su cuello.

- Wanda -habló en un susurro.

- Solo bésame.

No esperó un momento más, nuestros labios se juntaran en la sincronía perfecta. Su lengua invadió mi boca de manera salvaje, la cual gustosa recibí sin protestar. Era el mejor beso que me habían dado en mi vida, la manera en que sus manos recorrían mi cuerpo, era la manera perfecta. Sus manos levantaron sutilmente mi vestido sintiendo mis muslos, apretó levemente, un pequeño gruñido de dolor escapó de mi boca, pero ni un momento despegué mis labios de los suyos. Sin darnos cuenta, chocamos con la pared mientras reíamos sin parar de besarnos.

- Por más divertido que esto sea, tienes que ir a tu reunión -solo ahí tuve el valor de despegarme, ella con sutiliza acomodó el vestido en su lugar mientras miraba mis labios.

- No sabía que unos labios podían ser mi perdición. ¿Nos vemos esta noche?

- Solo si vas a tu reunión.

- Perfecto lo haré -se acomodó la corbata mientras iba en dirección a la puerta- Deberías retocar tu labial -se abrió la puerta sin dejar de reírse.

The SecretaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora