Capítulo 39

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(*Año 1096, Hungría*)

El caos reinaba en la ciudad, donde la pequeña Chorong dormía plácidamente abrazada de su mamá, la cual era una costurera reconocida en el pueblo.

En realidad todo había sucedido demasiado rápido. El papa había ordenado la guerra Santa en contra de los otomanos y las huestes cristianas hicieron añicos absolutamente todo lo que había en medio.

El Territorio Húngaro fue devastado y Chorong fue vendida como esclava a sus 12 años de edad a una familia de nobles franceses.

Mientras limpiaba sus casas y era tratada como basura humana, eventualmente Chorong aprendió francés, latín y árabe. Todo esto porque sus amos repetían mil y una vez las mismas frases para lucirse en las cruzadas contra el imperio bizantino.

Los encontraba patéticos y nauseabundos, así que cuando los turcos estaban entrando a la base en anatolia, ella aprovechó y les dijo dónde se encontraban los altos mandos a los que servía.

Así fue como inesperadamente se ganó el respeto de los turcos y fue la traductora en segunda línea para ellos durante años. Participó activamente de la guerra en varias batallas, mientras se esforzaba por no verse débil ante los otomanos. Las cosas que le tocó ver fueron perturbadoras, métodos de tortura que jamás se hubiese imaginado se llevaban a cabo frente a sus ojos y ella solo se tenía que limitar a traducir los gritos de los europeos sin que le temblase la voz.

Esto fue así más o menos hasta el 1099 cuando Chorong ya se había instalado en Jerusalén.

Lastimosamente pasó lo que cierta parte en su cabeza le advertía que pasaría. Los cruzados entraron a Jerusalén por la puerta de damasco,  asesinando a miles de pobladores en lo que se hacían con el territorio.

Claro, ella no murió. Pero lo que vivió no fue absolutamente nada que luego quisiera recordar.

La joven Chorong en sí era una chica muy lista, así que una vez que los soldados llegaron, ella les habló en un francés perfecto, fingiendo felicidad por la llegada de estos.

Irónicamente, esto hizo que pudiera tomar un camino de vuelta a Hungría, que al poco tiempo se convirtió en un Reino que se opuso firmemente a los otomanos.

En ese momento Chorong ya tenía sus veintitantos y se había convertido en una religiosa. No porque quisiera, sino porque deseaba evitar a toda costa morir de hambre y para ella en ese momento pensaba que no existía nada más.

Entonces fue cuando se obsesionó con el concepto de Dios y la capacidad que tenía este para mantener a tanta gente bajo su voluntad aún sin que nadie pudiese probar siquiera su existencia. Lo que la hizo pensar durante mucho tiempo sobre su propósito como ser humano sobre la tierra.

Y le preguntó a los teólogos por la razón de existir del ser humano, cosa que ellos respondieron diciendo:

—Obedecer a la palabra de Cristo

Lo cual solo le pudo dejar una muy específica impresión.

La existencia del ser humano es necesaria para que un Dios sea un Dios, porque de no existir los humanos, nadie podría jugar los juegos del todopoderoso.

—Entonces ¿Por qué existe tanto caos en el mundo? —Preguntó, ganando una mirada compasiva del religioso.

—Porque él quiere que las personas sean libres de elegir su camino, aunque eso significa que muchos se equivoquen —Dijo sonriendo— Así que nuestro trabajo es llevar a la humanidad por el camino correcto

El Demonio Bajo La Cama: "Castillo de Arena"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora