Capítulo 47

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El sonido de los gritos y las pisadas sobre el pasto, los alaridos de dolor y el olor a quemado.

La sangre manchando todo a su paso y la adrenalina nublando su juicio.

Había estado en muchas guerras, pero jamás se había visto a sí misma envuelta en una batalla a muerte, excepto por aquella vez. Así que todo lo que estaba viendo y viviendo, no podía parecerle menos que horrible, repugnante.

Sin embargo, no había opción. Ellos estaban ahí para matar a los dioses, para matarla a ella y luego destruir el mundo de la persona que ama. Así que con cada respiro, Wheein hacía de tripas corazón y embestía una y otra vez a los incontables demonios con sus habilidades.

Y a su lado, Seulgi castigaba a los seres del infierno con el filo de sus dagas, tratando de darles un final rápido. Sin embargo, era difícil, ya que estos al moverse tanto y tan rápido, evitaban por poco los ataques mortales.

Ninguna quería estar ahí y ninguna quería llegar a eso, pero a veces simplemente en la vida no se puede tener tanta suerte.

El discurso interno desmotivador no dejaba de sonar para sus adentros y sentían que se les acababan las fuerzas, cuando llegaron los otros dioses.

Todos ellos.

Claro, no eran tan buenos en combate como Wheein y Seulgi, pero estaban siendo de mucha ayuda, sobre todo porque al llegar con sus ángeles, estos curaron a muchos de los dioses menores sin dejar que perecieran en batalla.

La pelea duró horas, pero finalmente un gran puñado de ellos llamó al resto a rendirse, tratando de escudarse en que eran nuevos y nadie les había dicho a lo que serían expuestos.

Sin embargo lo obvio empezó a pasar.

Muchos dioses menores que no tenían mucha idea sobre todo lo que había estado pasando en el mundo espiritual, empezaron a exigir la exterminación total de todos los demonios. Cosa que ni Seulgi, ni Wheein, ni Yonghee pensaron apoyar.

—¡No pueden pedir eso! —Decía Seulgi— ¡Conocen nuestro propósito aquí!

—¡Habrán otras formas de equilibrar! —Decía uno de los dioses más jóvenes— ¡Ellos claramente son un peligro!

Para desgracia de muchos, hubo mucha acogida a esa clase de comentarios.

Wheein ya estaba empezando a pensar que ahora le tocaría pelearse a muerte con los dioses, cuando Jackson apareció.

—¡Silencio por favor! —Dijo levantando sus manos para llamar la atención— ¡Me han hablado sobre una solución para esto, por favor escuchen!

Wheein y Yonghee se miraron y luego su vista se dirigió al dios de la ambición.

—¡Podemos designar a alguien que verifique que esto no vuelva a pasar! —Dijo volteando hacia Yonghee— ¿Podemos contar contigo?

Ciertamente el demonio se sorprendió, no esperaba eso de parte de quien quiera que fuese del orden.

—¿Es esto una broma? —Dijo en voz alta, volteando hacia el gran grupo de demonios que la veía de forma suplicante— No me haré cargo de los crímenes de alguien más

—¡Por favor! —Dijo uno de los demonios— ¡Le juraremos lealtad eterna, no faltaremos jamás a una orden suya!

—¡Confiamos en usted! —Dijo otra demonio— ¡Serás nuestras reina!

Entonces todos los demonios se arrodillaron.

—¡Perdonen nuestra vida y serviremos para siempre a la reina Yonghee! —Dijeron.

El Demonio Bajo La Cama: "Castillo de Arena"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora