Sombría esperanza

Capítulo 3. El castillo de los magos oscuros

A la mañana siguiente cuando apenas el sol comenzaba a tocar la copa de los árboles, ambos unicornios comenzaron su caminata al corazón del infame bosque, tal como lo habían visto antes, cerca del camino se encontraban extrañas formaciones de piedra y lodo endurecido que a simple vista no parecerían más que atributos del bosque, pero al adentrarse comenzaron a revelarse los vestigios de un pequeño pueblo que parecía rodear las ruinas de un castillo sobre una colina, del que solo quedaba el umbral de piedra en la entrada.

Hope miraba con cierta incertidumbre a Sombra quien parecía analítico ante el panorama.

—Supongo que podríamos comenzar por este lugar. —Dijo Sombra mientras se quitaba los arreos de la casa rodante y, con magia, lo fijaba al suelo.

—Este lugar no me da buena espina. —Dijo Hope.

—No debería, aquí vivió una casta de magos oscuros corruptos. —Respondió mientras caminaba hacia el pétreo umbral, al poner ambos cascos del otro lado, las sombras de los árboles parecían tomar la forma de un gran castillo de humo.

Hope al ver que se había quedado quieto, caminó en la misma dirección y quedó boquiabierta ante la revelación, un gran castillo de humo adquiría forma, pasando de una silueta humarosa a ser un castillo de piedra y gris que, en perspectiva, no tenía nada que envidiarle al antiguo castillo de las dos hermanas.

—Esto me recuerda. —Dijo, tras dejar atrás su sorpresa para caminar en dirección al castillo, rodeados de sus jardines humarosos y sombríos. —Cuando estuve en el complejo, había ocasiones en las que me encontré con viejos pergaminos de ponis y magos oscuros, a veces cuando se enteraban o los llegaban a encontrar, quemaban todo o lo escondían en otro lugar. Entiendo que lo hagan con toda la información sobre los ponis, pero, ¿por qué también con lo de los magos oscuros?

Sombra agitó por un momento la cabeza tratando de hacer llegar a él esa información, estaba seguro que tendría la respuesta entre los recuerdos comunales de los umbrum que le proveyeron su poder, mientras subieron la corta pero extensa escalinata que daba la bienvenida al castillo, siendo recibidos por una puerta cerrada que Sombra desistió abrir al primer intento.

—Verás, no sé exactamente cuándo, pero los magos oscuros antes eran los mediadores entre los ponis, los ponis de cristal y los umbrum, el norte helado y la tundra no siempre fueron lo que son, solo que nadie ha vivido lo suficiente para asegurarlo.

—¿Y tú sí? —Preguntó Hope mientras caminaba a su lado.

—No puedo responder esa pregunta, los recuerdos son algo confusos, pero si recuerdo por qué se prohibió hablar de ellos. —Se detuvo un momento para cercarse a una de las torres y mirar entre los arbustos. —La anciana me dijo que han entrado aquí varias veces para encontrar joyas, acá se supone que está nuestra entrada.

—Qué sorpresa. —Dijo Hope con falso entusiasmo con el recuerdo de la clase de ponis que se habían encontrado últimamente.

—No me hagas mucho caso, pero creo recordar que hubo una traición. —Respondió mientras arrancaba el arbusto humaroso, que escondía un agujero en la piedra.

—No creí que todo aquí fuera sólido.

—Hace... hace mucho tiempo. —Comenzó a relatar Sombra ignorando las palabras de Hope. —En los tiempos de paz de los ponis del norte, todos ayudaban a todos cuando se trataba de cosechas, hechizos o calentar la tierra; era una sinergia en la que todos podían convivir entre sí sin que hicieran daño el uno al otro.

Sombra detuvo su relato un momento para bajar y luego meter a Hope levitándole y finalmente dejarle en el suelo, recibiendo como agradecimiento una expresión de molestia que él ignoró.