-El campamento de Atlanta-

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Me acababa de despertar, estaba apoyada en el mostrador de la tienda con un cuchillo en cada mano. Debían de haber pasado unas horas o días, ya que no había más que cuatro caminantes en la puerta golpeandola ansiosos de comerme. Me levanté del suelo y me di cuánta de que ya no me dolía la pierna, ahí fue cuando pude asegurar que había estado unos días dormida en la tienda.

-Hola Luna-Me dijo una voz que reconocí.

Me gire asustada e incrédula por la voz, cuando vi a Allen de pie mirándome con una sonrisa de oreja a oreja.

-Es... Imposible...-Le estaba diciendo cuando me interrumpió.
-Porque me mataste, ¿verdad?-Me pregunto.

Baje la mirada recordando lo que días antes había hecho.

-No me digas que estás arrepentida-Me dijo lanzando una carcajada- Porque no lo parecía cuando me estabas clavando las tijeras repetitivamente-Continuo.
-Lo siento Allen, pero me ibas a matar-Me disculpe.
-Ya es tarde, preferiste vivir tu y matarme a morir por justicia-Me dijo Allen.
-¿Cómo que justicia?-Le pregunte.
-¡Si, justicia, tu mataste a Miriam!-Me grito poniéndose rojo de la ira.
-Yo no la mate, murió por un caminante-Le recriminé sollozando aunque en el fondo sabía que Miriam había salido de la peluquería por mi.
-Admitelo Luna, fue tu culpa-Me dijo clavandome los ojos como cuchillas.
-No lo fue...-Estuve susurrando continuamente hasta que oí la puerta de la tienda abrirse.

Rápidamente me escondí detrás de unos estantes y aguce el oído para escuchar que era lo que había entrado, unos instantes después escuché jadeos y pasos.

-Haber que hay en esta tienda-Dijo una voz de un joven.

Me levanté lentamente sin hacer ruido y camine hacia donde instantes antes había escuchado la voz. Cuando llegue vi a un chico de espaldas intentando coger algo de una de las estanterías.
Cuando se levantó le empuje contra la estantería girándolo y poniéndole el cuchillo a centímetros de la garganta.
Al girarlo vi que era un chico asiático, de pelo corto y negro, con una gorra. Al ver que estaba bastante asustado aparte el cuchillo, ya que sabía que no sería ninguna amenaza.

-Si vienes a buscar cualquier cosa has elegido el lugar equivocado-Le dije.
-Ya lo veo...-Me dijo aún asustado.
-No tengas miedo, no te voy a hacer daño-Le tranquilicé.
-¿Que hacías aquí?-Me pregunto.
-Me he despertado hace unos minutos, debo de llevar días dormida creo-Le conteste.
-¿Estás sola?-Me pregunto después.
-Bueno, había quedado con mi mejor amigo a las afueras de la ciudad, en el supermercado, pero cuando fui a buscarlo estaba lleno de caminantes-Le dije.
-Yo tengo un campamento a las afueras de la ciudad, podrías venir con nosotros si quieres-Me ofreció.
-¿Sois varios? ¿Hay alguna persona llamada Violet, Jason o Liam?-Le pregunte rezando porque la contestación fuera un si.
-No-Me contesto decepcionandome.
-¿Entonces quieres venir?-Me pregunto después de contestarme.
-Si, creo que estaría más segura-Le dije.
-Perfecto-Dijo abriendo la puerta del local y mirando a ambos lados por si había algún caminante- Oye, casi todos los días vengo a Atlanta para buscar suministros para el grupo, podrías acompañarme por si encontramos a tus amigos-Me ofreció.
-Te ayudare-Le acepte la propuesta mientras le seguía hacia su campamento.
-Una cosa, aún no se tu nombre-Me dijo.
-Es verdad, me llamo Luna, Luna Burke-Me presente.
-¿Luna? Sabía que te conocia-Me dijo con una sonrisa de oreja a oreja que me recordó a un viejo amigo.
-¿Glenn?-Pregunte ilusionandome de reencontrarme con el.
-Si, ¿Hace cuánto que no nos veíamos?-Me pregunto.
-Desde segundo de primaria-Le conteste.

Estuvimos caminando unos minutos hasta que Glenn se paró enfrente de un coche familiar azul. Nos subimos y pusimos camino hacia el campamento, por el trayecto estuvimos charlando sobre anécdotas de cuando fuimos juntos al colegio.

Luna Burke --The Walking Dead--Donde viven las historias. Descúbrelo ahora