La venganza no te devolverá lo que perdiste, debes aprender a perdonar.
¿Pero cómo perdonar cuando te quitan todo lo que te importa en la vida?
No se puede huir del pasado, en algún momento tienes que afrontar las consecuencias de tus acciones.
Y co...
Cuando finalmente llegué al dichoso bote que Tommy mencionó ya habían pasado más de dos meses desde mi salida de Jackson, aquel fue uno de los peores y más complicados viajes de toda mi vida. Dos meses en solitario no eran para nada agradables.
Al inspeccionar el bote por dentro pude notar un papel con varias direcciones tachadas aunque sólo una de ellas estaba libre de rayones.
- Constance 2425... - susurré revisando mi mapa. – Está cerca. –
De pronto pude sentir el bote moverse y saliendo a toda prisa pude ver que la marea estaba subiendo, me apresuré a lanzarme del bote y llegar hasta la playa antes de colapsar sobre la arena por el susto.
- Cómo odio el mar... - susurré recordando al infectado de Seattle.
- Los infectados no pueden sobrevivir en el mar, tranquilo, tranquilo... - murmuré mientras veía la gran montaña que tenía que subir. – Maldita sea... -
Pasé un largo rato avanzando hasta llegar a la cima y cerca del acantilado pude notar una gran residencia, al acercarme a ella pude ver que en los alrededores habían varios infectados. Avancé con sigilo y maté a cada enemigo que había antes de acercarme al lugar pero de pronto pude escuchar un gran número de lamentos en aquella casa.
- No pienso entrar ahí, sólo gastaría munición... - pensé en voz alta antes de alejarme.
Continué caminando durante varios minutos hasta llegar a una pendiente y a la lejanía podía verse un pequeño barrio con varias casas a lo largo de una calle. Según el mapa aquel barrio era mi objetivo.
Avancé con cuidado para no alertar a nadie y mientras llegaba a las cercanías de la calle, pude notar a un infectado colgando boca abajo a causa de una trampa sujeta a un árbol cercano.
- Pobre imbécil... - murmuré al pasarlo.
De pronto al dar un paso al frente escuché un fugaz sonido antes de que algo me hiciera caer al suelo y me colgara de los pies balanceándome con fuerza contra el tronco de un árbol.
Por suerte pude ver a tiempo una rama saliente y evité clavármela en el costado del cuerpo aunque no pude evadir el duro golpe que me di en la cabeza contra el árbol.
- Eso dolió... - susurré mientras me empezaba a doler la cabeza. - ¿No me desmayé? Qué raro. -
Me moví ligeramente para tratar de ver los alrededores pero el dolor que sentía era tan fuerte que me paralizó por un momento causando que mi mochila se resbalara y cayera contra el suelo.
- ¿Es una maldita broma? –
Rápidamente busqué la navaja de mi bolsillo y la tomé para tratar de zafarme. Intenté llegar hasta la soga en mis pies pero simplemente no podía soportar el esfuerzo de doblar el cuerpo y por más intentos que hice, no pude liberarme.
- ¿Por qué mierda no soy más flexible? Ojalá no hubiese dejado de hacer ejercicio... -
A los pocos minutos pude ver a la lejanía a un par de hombres acercarse mientras se reían al verme. Lo único que se me ocurrió hacer en ese momento fue esconder la navaja por debajo de la manga de mi abrigo.
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