TP | Las personas a veces no son cómo las conocemos, pueden tener adentro emociones retenidas que en cualquier momento explotarán.
Irene Black Díaz regresa a California, el lugar donde nació, sin saber que estaría involucrada en medio de una rivali...
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Irene Black Díaz o la hermana adoptiva de Miguel, era una chica dulce, correcta, de buen corazón, aunque ella nunca tuvo problemas familiares con los Díaz, hay algo que a ella le faltaba...
Una familia
Irene siempre estuvo agradecida de que la adoptaran pero no podía olvidar los amargos días qué pasó con su verdadera madre y con su desconocido padre.
Ella vivía con su madre en California, por lo que tenía entendido su padre tuvo otra familia aunque él las iba a visitar muy constantemente, tiempo después su madre se volvió alcohólica y le repetía a Irene diariamente que la quería fuera de su vida y que algún día podría deshacerse de ella, todo eso lo decía borracha pero Irene sabía que los borrachos siempre dicen la verdad.
Un día cuando ella cumplió los 8 años, su madre bebió demasiado que se llevó a su hija a golpes a una zona de mala muerte y la dejó ahí.
Por suerte, una señora la encontró en la calle días después y la llevó a un orfanato, pasó mínimo 5 a 6 meses dentro de éste hasta que se llevaron a muchos niños que quedaban ahí a otro orfanato en otro país, incluyéndola.
En el viaje, el avión tuvo un accidente donde muchos salieron heridos, por suerte ella seguía estable pero sufrió un golpe tan fuerte en la cabeza que muchos recuerdos se le borraron, cómo en qué casa vivió, el rostro de su padre, varios recuerdos de su infancia.
Ella hubiera querido olvidar cada maltrato de su madre hacia ella pero es lo único que no pudo hacer.
Jamás tuvo amigos en el orfanato, no sabía cómo socializar, hasta que un día hizo un amigo que no sabía que le alegraría la vida.
Ella estaba en un orfanato de Ecuador, había aprendido varios idiomas, así que un día oyó perfectamente cuando dos mujeres entraron con un pequeño niño buscando a quién querían adoptar.
Irene no tenía esperanzas ya que nunca la elegían a ella, así que pudo ser un día común y corriente pero no lo fue.
— Venimos a adoptar a una niña — dijo una mujer bastante joven
Irene estaba escondida tras una puerta oyendo todo como siempre.
— Tenemos varias opciones de niñas pequeñas de entre los 2 a 9 años, les puedo pasar los registros si gustan — dijo la encargada
De repente al niño que iba con las 2 adultas se le cae su juguete cerca de la puerta y la pequeña Irene lo recoge y se lo da.
— Gracias... me gusta tu cabello, ¿cómo te llamas? — dijo el niño
— Me llam...
— Irene que te dije acerca de no tocar las cosas ajenas
