Capítulo 11

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Amber

Ha pasado casi un mes y medio desde el baile. En apenas dos semanas me tengo que marchar a San Francisco y ya estoy mirado el lugar donde me voy a alojar. Es una habitación de un apartamento muy próximo a la universidad. Allí reside una chica que tenía hasta ahora a una universitaria que se acaba de graduar.

Con que el cambio para ella no va a ser muy grande. En cambio a mí me va a costar un mundo mudarme y adaptarme a todo. Esta mañana he recibido un mensaje un tanto preocupante de Mery. Me he puesto lo primero que he pillado en el armario y voy con paso firme a su casa.

Llamo a su puerta algo nerviosa. Me abre su madre con cara de circunstancia.

—Hola Amber. Pasa está en su habitación.

Que no me haya abierto ella es un motivo más de preocupación. Aunque muchas veces ha sido por puro vagismo mi instituto me dice que esto es diferente.

Mientras recorro los metros que hay hasta su cuarto le voy dando vueltas al mensaje que me ha enviado.

"Porfavor ven a mi casa. Necesito hablar contigo"

Llego a la puerta y bajo la manivela hasta que noto que la puerta venía para dentro.

Mery se encuentra dentro, con la cabeza debajo de la almohada y se le nota que está bastante decaída.

No se si se ha dado cuenta de que he llegado y que estoy aquí dentro pero mientras lo pienso comienzan a salirle las palabras.

—Me ha engañado Amber —a medida que va formando la frase yo voy abriendo más y más los ojos.

—¿Como que te ha engañado —logro decir—. Con su profesora de idioma.

Los he pillado esta mañana que iba a recogerlo. Dicen que no sabe lo que ocurrió el muy sinvergüenza. Lo he mandado a la mierda y le he roto el pasaporte —aclara mientras señala la mesa y observo que está roto en mil pedazos.

—Yo también le hubiese dado una ostia, pero por añadir —quiero sacarle una sonrisa.

—No sé, pero no quiero saber nada de él.

—Haces bien. Se como te sientes porque me paso mas o menos igual.

—Como una persona que ha dado todo por ti. Se fue a vivir contigo a Italia y prácticamente dejo su vida de estudiante le da absolutamente todo y decide ponerte los cuernos... —las lágrimas comienzan a recorrer su cuerpo.

—Yo sería incapaz porque sé lo que se siente.

Se que ahora mismo está destrozada en mil pedazos y que su alma está completamente en el suelo.

Creo que necesita salir, la voy a sacar y la voy a llevar a la heladería. También en dos semanas me voy así que prácticamente tengo que aprovechar este tiempo a su lado pero también lo tengo que hacer con Son.

Joder. En estos momentos me gustaría poder dividirme en dos. No va a ser tiempo suficiente para ninguno. Mery se levanta pero lleva el pelo liado y el pijama que estoy segura que no se ha quitado en varios días.

Conociéndola como la conozco estoy segura de que lleva asi dos o tres días y ha estado pidiéndole a su madre que le trajese helado mientras escuchaba canciones de pena o películas tristes con finales desgarrados.

No estaba aquí pero me lo puedo imaginar. Todo eso mientras rompió el pasaporte del que ahora es su ex.

Suena como una auténtica película de desamor pero es muy dramática en este sentido. Más que incluso yo. También ella ha estado muchísimo más tiempo. Yo estuve unos meses y ella ha estado años.

La saco de su cama y la siento en el escritorio. Le quito los mil trozos y me pongo a peinarla mientras comienzo a consolarla. No se me da muy bien esto pero tengo que estar aquí para lo bueno y para lo malo.

Consigo sacarla. Los rayos del sol golpean su pálida piel. Mery siempre ha estado más blanca que yo.

Llegamos hasta la heladería. Por suerte no está muy llena. Nos sentamos en una de las pocas mesas que queda libre. Resopla un poco por la multitud de personas que hay.

—¿Cómo te encuentras? —decido preguntarle ahora después de casi un día de riguroso silencio.

—Mejor, pero el instinto asesino aún no se me ha ido —aclara.

—Eso es como un rexona. Que no te abandona.

Yo también quería matar a Hector cuando me hizo eso aunque realmente lo  que sentía y siento es verganza. Me lo prometí y algún día lo llevare a cabo. Consigo sacarle una leve sonrisa con el comentario. Después comenzamos a tomarnos el helado y desvió toda la conversación para no hablar del cretino de su ex.

Todas mis razones para estar junto a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora