Todas mis razones para estar junto a ti

Capítulo 46

Amber

Los rayos del sol entran directos por la pequeña ventana trasera del coche. Dormir aquí es más incómodo de lo que me imaginaba.

No he querido dormir en la casa de Son o mejor dicho en la casa de la madre. No tenía ganas de aguantar excusas sin argumento. No era algo que estaba dispuesto a soportar.

De todas las cosas que me imaginaba hacer esta no es una de ellas.

Menos mal que me traje una manta por lo que pudiese pasar porque con el frío que hace este invierno congela hasta los cristales. Si no me he marchado ya es porque tengo la duda de que arranque.

Los cristales están empezando a empañarse, Casi no se puede ver fuera. Estoy empezando a respirar demasiado fuerte.

Un toque repetido en el cristal me saca de mi razonamiento. Me levanto y la sombra de Son invade todo el coche como no respondo vuelve a insistir.

Giro la palanca para bajar la ventana. Me encuentro con su rostro desencajado con la cara de cachorro herido y hecho un desastre como si no hubiese pasado la noche en casa.

—Tenemos que hablar Amber —dice con el tono más bajo que le he escuchado en la vida.

—Tú dirás —le digo mientras le abro la puerta para que acceda al coche y no se quede fuera con el frío que hace.

—Siento mucho lo ocurrido llevo toda la noche buscándote —enseguida confirma mis sospechas.

—No me habrás buscado lo suficiente —le reconozco recordando que mi coche está a dos calles de su casa.

—Mira por favor déjame explicarte —dice apoyando su brazo en el respaldo del asiento.

Trata de imponer su personalidad pero ya se impuso bastante anoche.

—Creo que no hay nada que hablar.

Intento no mirarlo a la cara porque sé que puedo caer en él.

—Si, si hay cosas que hablar. Me equivoque, lo estoy pasando mal estando tan separados, los compañeros del trabajo me meten mucha mierda en la cabeza. Lo estoy pasando mal por lo de mi madre. Hay más cosas y no sé cómo afrontarlo. Quiero decirte algo pero no tengo el valor ni la fuerza para decírtelo. Pero puede cambiar todo ciento ochenta grados.

—¿Pero y en todo eso yo que culpa tengo?

—Ninguna

—Pues cuéntame lo que te preocupa que no me lo puedes decir.

No es que no lo entienda pero tengo un cabreo encima que no es normal. No quiero escuchar ahora una de sus excusas baratas.

—Tu no tienes ninguna excusa pero entiende que no es fácil

—Lo entiendo perfectamente. Tú siempre miras por ti a los demás que nos den. A veces puedes llegar a ser muy insensible y no te das cuenta.

—Eres la segunda persona que me dice eso en las últimas semanas —sus ojos comienzan a volverse vidriosos y tiemblan sabiendo que lo que está escuchando es la más humilde realidad.

—Quien más te lo ha dicho —necesito saber con quien más estoy de acuerdo.

—Amanda.

—Mira algo que tenemos en común y lo único diría yo.

—Amber...

No dice nada, se queda callado y empieza a mirar a la calle. Creo que no quiere mantener el contacto.

—Dime...

—Esta relación a distancia me está matando y creo que será mejor que nos demos un tiempo para aclararnos y ver que pasa. Necesito ver que ocurre y aclarar nuestros sentimientos. No me atrevía a decírtelo pero creo que será lo mejor para los dos.

Enseguida sin dirigirme una simple mirada sale del coche y comienza a alejarse. Yo permanezco perpleja y sin entender lo que acaba de pasar.

¿Debería ir tras él?

¿Debería de pedirles explicaciones y saber que coño esta pasando aqui?

No lo sé, estoy completamente hecha un lio.

Me bajo del coche y me tapo con la manta como puedo ante la atenta mirada de todos los transeúntes.

Tengo que ser como la persona que dejan al final de una película y no sabe por qué.

Tengo mil preguntas rodeando la cabeza.

Me tiemblan las piernas y las manos. Abro la puerta trasera de nuevo y meto la manta como puedo y me pongo en el asiento del conductor. Meto la llave en el contacto y lo pienso dos veces antes de arrancar y abandonar este lugar. Creo que ahora soy yo la que tiene que aclarar sus sentimientos...

Continuara...