Capítulo 29

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Amber

Me quito la túnica al fin después de estar cuatro horas con ella. Me pica todo el cuerpo y los pies me están matando. Me visto rápidamente y me recoloco el pelo delante del espejo que hay en el baño.

Salgo para fuera y Son me está esperando como el gran caballero que es. Ha estado esperando todo el rato.

—¿Vamos para mi casa? Hay una cosa que te tengo que contar.

—Si yo también.

—Pues venga empieza tu...

—Lo mío es más grave y nos va a llevar tiempo.

Eso lo dudo mucho.

—He recibido un mensaje un tanto extraño.

Me meto la mano al bolsillo para buscar el móvil y enseñarselo.

—¿Es este? —me enseña el suyo que parecía tenerlo listo.

Es un mensaje parecido pero la foto es la misma.

—¿Cuando te ha llegado eso?

—Hace una semana. No quería decirte nada para no asustarte.

—¿Ah es mejor callarlo? Todo esto es muy raro. En el momento que te llego me lo tenias que haber mandado.

No quiero enfadarme porque no es el momento. Creo que todas nuestras energías deben ir a esto.

—Lo siento mucho —me pide disculpas.

—¿Has podido averiguar algo?

—Nada, no aparece móvil en el mensaje ni nombre. He hablado con un amigo que entiende de informática pero que sin el móvil no puede meterse en la distancia. Se lo tendría que llevar.

—Bueno ¿Dónde vive?

—En Houston, Texas.

—Ah bueno aquí al lado. Joder y no hay nadie mas cerca. Está en la otra punta del mundo. ¿Por qué tienes amigos tan lejos?

—De confianza no.

—¿Por qué no vamos a la policía y lo denunciamos?

—No van hacer nada —dice poco motivado.

—Algo habrá que hacer —expreso yo bastante alterada.

—No se he intentado ver si ha cometido algún error o ha dejado alguna pista donde tirar pero nada.

—¿Y que hacemos? —pregunto desesperada.

—Pues de momento nada, en los mensajes lo deja bien claro. No debemos mover el pasado. No vuelvas a esa habitación. 

—Lo tengo que hacer, allí hay algo o ocurrio algo hace años y yo lo pienso descubrir.

—Es por eso por lo que no te quería decir nada. Sabía que conforme te lo contase ibas a meterte la cabeza.

—¿Y? ¿Que es mejor quedarse quietos como tú has hecho?

—No... pero... —no sabe que responderme—. Te imploro que no lo hagas.

—Tu no eres mi dueño —poco a poco noto como la temperatura me sube por todo el cuerpo.

—No quiero que te pase nada.

—Ya soy mayorcito, sé lo que hago.

—No quiero ser tu dueño, pero tampoco me pidas que mi vida gire alrededor de ti cuando te pido algo y no lo cumples.

—¿Eso que significa?

No entiendo a que viene ahora su respuesta a su falta de apoyo.

—No significa nada, tan solo es que no quiero que te ocurra nada.

Todas mis razones para estar junto a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora