Capítulo 32

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Son

Hace unos minutos que he regresado del viaje más inutil que he hecho en mi vida. Treinta horas metido en un coche para una discusión. Entiendo que Amanda este molesta porque se ha llevado una parte de la discusión. No sabía yo que opinase eso. Tengo que sacarme el carnet lo antes posible.

No me quede tranquilo después de irme. Se que igual Amber está en peligro y me sentiria culpable si le ocurre algo. Pero no me hizo caso de venirse aquí conmigo.

Todo esto es una auténtica mierda. Mañana es acción de gracias y Amanda me ha invitado a pasarlo con su familia. Ella dice que no quería que lo celebrase solo. Aunque se le notase un pelin molesta. También va su "novio". Al menos tengo algo que hacer y olvidarme de todo.

Me dirijo a mi habitación para buscar el traje que lleve en el baile. Es perfecto para esta ocasión. Igual es demasiado. Pero prefiero pasarme a ir con algo vulgar.

-Creo que lo tendré que planchar -digo en voz alta mientras lo observo.

Con el viaje se ha arrugado un poco. Busco la plancha antigua que mi abuela me obligó a llevarme. No se donde la guarde, pensaba que no iba a utilizarla. Pero aquí me veo buscándola por toda la habitación. Al final la encuentro en lo alto del armario.

Pongo una toalla sobre la cama y comienzo a plancharla con mucha cautela. No quiero que se queme o se haga una arruga que no pueda eliminar.

Después de estar una hora con ello, al final lo tengo.

Se ha hecho de noche así que aprovecho para bajar a la cocina y cenar algo.

Entro y está Amanda preparando algo al horno.

-¿Que haces? -le pregunto por educación más que por curiosidad.

-Estoy haciendo un bizcocho para mañana -reconoce mientras echa un vistazo al horno-. A las cinco de la tarde nos marchamos así que sé puntual. No te quedes dormido-. Aprovecha para soltar la pullita.

Tiene cara de mala leche, parece de armas tomar. En relación tiene que ser la típica persona o que le haces caso o te manda a dormir al sofá.

Yo tan solo asiento con el rostro.

-¿Está muy lejos la casa de tus padres? -le pregunto interesadamente ya que no me quiero meter muchas horas en el coche.

Ya me he tirado bastantes este último mes.

-No, está solo a media hora.

Que raro. No sé porque me imaginaba que estaría más lejos.

-¿Y porque no vives con ellos?

-Por que quería independizarme, se me quedaba pequeño ya que mi casa y mis padres son súper estrictos. Son muy cargantes. Ya te darás cuenta cuando vayas -reconoce.

-No sabes la suerte que tienes -digo recordando que nunca he podido decir eso.

No tengo prácticamente recuerdo de ninguno de ellos.

-¿Perdón? -pregunta como si no hubiese escuchado.

-Que no sabes la suerte que tienes de tenerlo.

Al menos puede decir que los tienes pese a ser muy cargantes -añado mientras agacho la cabeza.

Quizás haya metido la pata con ese comentario.

-Bueno como veo que hoy estás de mala leche te dejo con tu amargura -dice mientras se marcha al otro lado de la hermandad.

Yo hago lo mío y me marcho a mi habitación.

Cuando llego a mi habitación me replanteo seriamente volver a llamar a Amber.

Todas mis razones para estar junto a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora