capitulo 7- Abre los ojos

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Año 2920 E.A -10 de junio, 11:30 de la noche-

La luna comenzaba a verse presente entre las grandes nubes dando paso a la noche, cubriendo todo con oscuridad acompañada de la tenue luz blanca de la luna junto a la de las estrellas, parecía que habrá luna llena esta noche.

Alexander salió despacio de su habitación, con una mochila a su espalda que el lleno con comida y agua; en caso de emergencia y si alguien lo necesitara, en su cinturón se colocó una funda de cuero marrón de escopeta, con una metida dentro de color marrón y negra.

Su vestimenta se trataba de pantalones vaqueros largos, con unas botas de militar que se notaban pesadas pero resistentes, una camiseta blanca de tirantes algo holgada con una chaqueta de cuero puesta un poco ajustada, Estaba listo.

Pero antes de irse quería ver como se encontraba su padre, desde la última vez que lo vio, por la tarde no se quedó tranquilo. Tras colocarse delante de la puerta la abrió con cuidado dejando solo una pequeña rejilla de visión; lo observo descansando en la cama con todo su cuerpo vendado. Al menos el dolor es soportable, podía dormir tranquilo.

Suspiró, con una mezcla de alivio y preocupación, al menos el rey estaba fuera de peligro por el momento, pero su estado se encontraba critico por el ataque, el nudo en el estómago aún no se le quita al chico desde anoche aun sabiendo que varios personales sanitarios, como doctores o enfermeros lo están cuidando, lo sabe por las medicinas y el botiquín que se encontraban encima de la mesita de noche. Su padre es lo único que le queda de familia, al que siempre estuvo tan apegado y teme por perderlo para siempre. Suspiró, con una mezcla de alivio y preocupación, tras comprobar de que ya no corría peligro despacio volvió a cerrar la puerta para no hacer

Después de asegurarse de que estuviera bien cerro despacio la puerta tras de sí, bajando las escaleras hasta la sala principal del castillo, como era de esperarse diviso a lo lejos guardias vigilando la entrada, así que sin pensárselo dos veces se dirigió a una ventana alejada en el fondo del pasillo para después salir por la misma.

Era su salida secreta que solo el conocía, la usaba bastante para escabullirse cuando era más joven o en algunas noches, para visitar a Indis.

Miro a los lados antes de caminar y suspiro aliviado al no ver a nadie, sin perder más tiempo uso un atajo que conocía bien que lo llevaba al bosque élfico antes de tiempo. Algo que agradece para sus adentros. Revisando que su escopeta corredera estuviera bien sujeta en su funda, toco con las yemas de los dedos el mango de madera del arma acariciándola, confiado de que, si las cosas se ponían feas dentro del bosque, podría usarla como último recurso.

●En el clan elfo●

Ruvys se encontraba dentro del gran templo, inundado por el silencio que este le brindaba, caminando por los elegantes pasillos donde lo único que se escuchaba era el pisar de sus botas haciendo eco. Se llevo una mano a su pelo oscuro metiendo sus dedos entre los mechones y llevándoselos hacia atrás para quitárselos de la cara. Tenía el pelo suelto en ese momento.

Ha estado durante cinco años siguiendo la batalla mientras que a la vez lideraba a su gente, con una intensa sed de venganza, por su querido rey fallecido, no podrá olvidar jamás aquella escena, cuando lo vio en el suelo rodeado del líquido rojo que manchaba su cuerpo inerte, delante de sus ojos sin poder haber hecho nada para evitar el fatal accidente. Un punzante pinchazo sintió en su pecho al recordar el horrible acontecimiento. Reprimió un leve gruñido, seguía convencido de que la culpa la tenía Caleb, aun con esas ansias de darle su merecido, por haberle quitado a los elfos a su líder, aun veía a los humanos como unos traidores y unas ratas de cloaca.

Sin embargo, sin que él pudiera verlo, tomaba el papel de líder de una forma no apropiada; a causa de su estado mental, exigía a los soldados que entrenaran y lucharan sin descanso alguno, haciendo que en ocasiones llegaran a un shock fuerte debido de la falta de descanso y sueño. A veces ordenaba torturar a soldados humanos que secuestraban de la forma más cruel jamás inimaginable, asustando incluso algunos de sus soldados élficos, no era el Ruvys tranquilo, inteligente y empático que conocían.

Unos pasos que venían por detrás interrumpieron sus pensamientos, al girarse vio a Indis, los años la hicieron ver mucho más bonita que cuando era pequeña.

-Que haces aquí. - dijo, sin que sonara a pregunta el pelinegro, volviéndose a dar la vuelta sin mirarla- Deberías estar en tus aposentos.

-Estoy aquí por ti, porque estoy preocupada Ruvys, apenas estas en el palacio, descuidándolo por completo- paro por unos segundos, mirándolo a pesar de que el general seguía dándole la espalda- Explotas a tus hombres como si fueran armas andantes, no pusiste la protección suficiente para el bosque, poniéndonos en peligro ¿y todo por qué? Por creer una traición de la persona equivocada, ambos sabemos bien que Caleb jamás lo mataría ¿acaso no has visto que se quedó igual de sorprendido que nosotros aquel día? - El gran elfo levanto la cabeza con lentitud tras escucharla, mirándola por encima del hombro.

- ¿estas... intentando defenderle?... ¿al que acabo con la vida de tu padre?

-Estoy haciendo que entres en razón, de una maldita vez- Elevo la voz, empezándose a mosquearse- Mira, en que haya un asesino te doy la razón, pero dejaste que las cosas se fueran de control, por tu cabezonería- Ruvys la miro rápido al escuchar la palabra, molestándose al instante, pero ella no se acobardo, ya había aguantado suficiente a lo largo de cinco años dentro de la guerra, en efecto, la elfa se le agoto la paciencia.

-Para tu información, lo que hago es vengar su nombre- susurro en un gruñido conteniendo las ganas de gritar- como era de esperarse lo humanos nunca son de fiar, por algo tu abuela que en paz descanse desconfiaba de ellos, lo más probable es que ese rey haya fingido su amistad para acercarse al Falaven y...

- ¡YA DEJA DE DECIR ESTUPIDECES! - Chillo la elfa sin aguantar más haciendo que el general pegara un pequeño brinco de la impresión- ¡Ya está bien! ¡Caleb no es el traidor! ¡Abre los ojos! Por el amor del Universo, se bien que el sería incapaz de hacerle algo así a Padre, te vuelvo a recordar que tanto el, como tú y como yo se quedó en shock al saber de la noticia- vio que Ruvys abrió la boca, pero no dejo que pronunciara palabra alguna- pero claro, en el momento que trataba de defenderse te lanzaste a su cuello juzgándolo de sobremanera, sin PRUEBAS.

Se maldijo a si mismo cuando la escucho, admitiendo que tenía mucha razón y que se dejó llevar demasiado. Apretó sus labios en una fina línea cerrando los ojos y suspiro muy hondo. Estuvo al lado de Falaven desde que tiene memoria, brindándole protección como si su vida dependiera de ello, cuando no tenía a nadie, el elfo peli rosado acudió a él, dándole una nueva vida, sin olvidar que él fue quien lo entreno el cual, con el paso de los días se volvió uno de los elfos más habilidosos y fuertes en el combate. Por no decir el que más de todo el clan, convirtiéndose así en general.

Fue el padre que nunca tuvo, agradeciéndole cada día de su vida en el fondo, haberlo sacado de su soledad. Que se haya ido para siempre le duele tanto.

Su cabeza le daba vueltas, con muchos pensamientos mezclándose entre sí, el dolor de la perdida le afecto tanto que se convirtió en un ser lleno de rabia y venganza, cegándole absolutamente. Sin poder ver la realidad ni las consecuencias, empezaba a comprender al fin.

La castaña suspiro aliviada al notar que entro en razón, se acercó a él tomando sus mejillas entre sus manos y las sintió húmedas por unas pocas lagrimas que no pudo evitar que salieran. Las acaricio despacio, con calma y sonriendo le levanto su cabeza, añadiendo:

-Padre no hubiera querido esto...-dejo escapar un leve suspiro- A partir de ahora lo haremos bien ¿de acuerdo? - Ruvys abrió sus ojos cristalizados mirando a los azules ojos de Indis- vamos a detener esta guerra absurda, atrapar al verdadero causante y recuperar a nuestros amigos humanos, volver a ver a Alexander...- susurró de ultimo lentamente a la vez que en su rostro expresaba melancolía; lo extrañaba con todo su ser.

Pero enseguida esbozo una sonrisa optimista, haciendo que el pelinegro también sonriera un poco- Todo volverá a ser como antes y mejor que nunca, ya lo veras- formuló cada palabra con motivación.

Para animarlo un poco más, apretó levemente sus mejillas provocando que riera, hacia mucho que no escuchaba su risa.

-Está bien, vamos a ponernos manos a la obra- dijo Ruvys con voz firme acompañado de una sonrisa.

Salieron al exterior donde algunos soldados tomaban el aire, aprovechando la noche para descansar todo lo que pudieran, sin contar que algunos directamente fueron a sus respectivas alcobas sin pensárselo. Ellos al ver a Ruvys aproximarse se levantaron con rapidez, tratando de quitar cualquier señal de descanso por miedo de que su líder se enfadara, pero Ruvys los detuvo al momento.

Con ver lo tensos que se pusieron solo con su presencia hizo que el elfo bajara las orejas con culpabilidad, viendo con sus propios ojos como de verdad los explotaba de manera extrema. Sin que pudieran descansar lo suficiente.

-Un momento- soltó con tranquilidad, pero con un toque de preocupación- Podéis descansar.

Los elfos se miraron entre sí, sorprendidos, a lo que Ruvys, aprovechando el momento, con Indis a su lado, siguió con lo siguiente:

-Vengo a pediros disculpas por todo lo que os he hecho sufrir, estaba tan cegado por la ira, el dolor y la sed de venganza que no me daba cuenta de que estaba lastimando a los míos, sin preocuparme por vuestra seguridad- dejo escapar un suspiro lleno de culpa- que es lo un verdadero líder habría hecho.... Mirad no espero que lleguéis aceptar mis disculpas, pero, de algo que, si prometo a partir de ahora, vengáremos a nuestro lord Falaven como se debería haber hecho desde el principio- Por un momento la castaña lo vio sonreír con decisión- y esta vez, si iremos a por el verdadero traidor, aunque nos cueste una eternidad dar con él, haremos que todo vuelva a ser como antes.

La elfa sonrió enternecida por las palabras de Ruvys, alegrándose de tenerlo de vuelta, y no era la única.

Los soldados igual sonrieron, asintiendo en afirmación; con motivación, algunos, que eran los de menor rango fueron abrazarlo de sorpresa con mucha alegría, a lo que el pelinegro entre risas, correspondió con gusto; en cambio los tenientes, teniendo más experiencia en el campo, le dedicaron una sonrisa al elfo, el cual la devolvió, sintiendo como el calor volvía a su cuerpo liberándose de la mayoría de la culpa, sin embargo, necesitaba ver a Caleb cuando todo terminase. Él es al que más tiene que disculparse de Corazón.

Una intensa explosión interrumpió de golpe el emotivo momento provocando un temblor sobre sus pies. Ruvys giro la cabeza observando donde procedía el accidente. Mirando como grandes cantidades de humo se asomaban en una colina en lo más profundo del bosque, pero igual se percató como el fuego empezaba a expandirse.

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Se puede decir que a sido de los capítulos, por no decir, el más emotivo de este primer arco, me gusto ponerle un poco más desarrollo a Ruvys, que casi es el antagonista pero de salva KSKSKSKS.

Pero gracias a Indis pudo abrir los ojos y aprender de sus errores, Indis tan bonita 🥺.

¡Espero que os hayan gustado el capítulo de hoy! Ahora si que se viene los pinches chingadazos UHHH


Erasys: El mundo del mañana -Agalerd-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora