capitulo 15- El pasado y el presente de Caleb

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El antiguo rey tenía por fin la mente más calmada desde que le confeso todo al general en la fiesta después de la coronación de su hijo, sentía que se había quitado de sus hombros una gran pesa que lo atosigaba lentamente, ya que, tener en sus adentros la tan mala noticia de su deplorable estado de salud lo ahogaba por dentro.

Y sin saber cómo comunicárselo a Alexander, lo agobiaba más. Ahora se sentía capaz de hacerlo.

Una nueva semana había comenzado. Los nuevos reyes descansaron bien y están listos para empezar a emprender su nueva función. Swual estaba en su mejor momento, estaba casi al cien por ciento de su totalidad; y eso el matrimonio se encargaran de que siguiera en ese ritmo incluso, mejorarlo aún más en un futuro no muy lejano.

Una mañana de lunes, Indis se levantó un poco antes que su marido, para acompañar a Ruvys hacer unos papeleos fuera del reino, el general obviamente quiso acompañarla para que no fuera sola por si pasaba algo, asimismo eran unos recados que durarían probablemente todo el día; asique era lo mejor que el pelinegro fuera con ella.

Camino por los  grandes pasillos del castillo hasta la salida, vestida con su hermoso vestido grisáceo y su pelo al aire, permitiendo que sus cabellos color chocolate volaran al viento a cada paso que daba. Deslumbrando con su belleza como siempre.

Se cruzo con Caleb que no tardo en darle los buenos días con cariño, el cual se las devolvió sonriendo, ella se percató del bastón que usaba en ese momento para caminar cambiando su expresión alegre a una de preocupación mezclada con asombro.

-Después te cuento, por esto mismo voy a ver a Alex. -Fue lo único que pronuncio con calma antes de que la elfa le preguntará.

La castaña que en ese momento se quedo con ganas de saber más, asintió con la cabeza respetando la decisión de su suegro. No dijo ni palabra alguna (aunque se quedó con el vocablo en la boca) y solo siguió su camino.

Después de eso, llego al cuarto, parándose delante de la puerta y con los nudillos tocó suavemente la madera. Espero unos minutos hasta que escucho un "adelante" desde el otro lado, cerro los ojos, respirando con tranquilidad a la vez que envolvia  pomo con la palma antes de entrar. En el  momento que  recupero la calma entro al cuarto.

Como era de esperarse, Alexander se percató de inmediato en el bastón que su padre portaba y enseguida mostró un poco de intranquilidad en su rostro, se levantó de la cama con rapidez y se acerco a el. Exigiendo alguna  explicación.

En aquel momento, Caleb no perdió más tiempo y le contó todo de la noticia sin que nada se le quedara atrás por contar.  Escuchando con mucha atención cada palabra que el contrario le decía, concentrado con una expresión totalmente seria.

Caleb al terminar le pidió perdón por no haberle dicho nada, como le comento a Ruvys en la charla de la fiesta, no quería preocuparlo en un momento tan importante de su vida. Que se desconcertara y no pudiera disfrutar, por eso mismo quiso esperar a encontrar el momento adecuado para decirle.

Sin embargo Alexander le regaño por no haberle comentado antes de su mal estado de salud.

-¿Quién más lo sabe?. -le pregunto con voz suave.

-Ruvys, solo a el. -Respondió tras soltar un suspiro. -evidentemente iba a decirte, pero vuelvo a repetir, no quería que sufrieras en un momento tan especial de tu vida hijo, por algo insignificante.... Quería que... ah, pasara solo  unos días.

-Papá. -le interrumpió apoyando sus manos en los hombros de el. -Escucha.... Entiendo tu decisión de no decirme esto antes, pero no tienes que soportar esto en silencio. Te he visto luchar y enfrentarte con valentía a tantas cosas en el pasado, en la guerra, y sé que esto es sólo otro obstáculo que puedes superar. Voy a estar a tu lado, pase lo que pase, y te apoyaré en cada paso del camino. ¡Y no te preocupes por mí!, puedo soportar esto. Lo más importante es que tú no te rindas y sigas luchando. -le comunico al principio con seriedad, pero como iba formulando cada palabra acabo sonriendo al decir la última oración, haciéndole entender que no esta solo, que tiene una gran familia que lo apoyara y ayudará en estos momentos.

Se abrazaron con mucho amor, sintiendo como el Ex rey se sentía libre finalmente. Sin duda alguna, tiene al mejor hijo  que se puede desear.

Cuando ya el ambiente se tranquilizo empezaron a moverse para seguir la mañana. Y fue en ese momento cuando Caleb pensó en la guerra, en todo lo que había pasado, en su viejo amigo, una sonrisa nostálgica se asomó en sus labios. ¿Qué le diría Falaven si lo viera en ese estado?.

"Eres muy cabezón ¿lo sabías no?"

(......)

Los guardias habían perdido de vista al joven príncipe en un abrir y cerrar de ojos, causándoles frustración y nerviosismo al pensar que diría su madre. La reina.

Expresamente les había indicado que lo vigilaran desde que salieron hacia el bosque en tanto que jugaba por la arboleda. Pero de verdad, solo fue un descuido.

- ¡tenemos que encontrar a Caleb antes de que anochezca! - exclamo uno mientras se adelantaba más que el resto. -No me quiero ni imaginar lo que nos gritara su madre si se llegara enterar. - Murmuro llevándose las manos a las mejillas, apretándolas a lo que el capitán se dirigió a su lado y le dio un leve golpe en el hombro, calmándolo.

-No va a pasar nada de eso, sabemos lo enérgico que es Caleb y lo que le gusta la aventura, explorar ¿no es así?, sin embargo, es educado, seguro que no se ha ido lejos, solo dejemos de pensar en tonterías y cuanto antes empezamos, antes lo encontraremos.
Logro calmar la situación con sus palabras; algo que agradeció internamente, por lo tanto, comenzaron con la búsqueda.


(...)

Caleb disfrutaba de las suaves sacudidas de aire fresco que la naturaleza le estaba ofreciendo, riendo agudamente mientras caminaba con calma. Miro hacia atrás cuando vio que perdió de vista a los guardias, en el fondo se sentía un poco culpable pero igualmente ansiaba por tener un momento de privacidad; al fin y al cabo, procurara de no alejarse demasiado para no hacer que los guardias pasen un mal trago, solo será un rato y volverá.


Sabe bien que su madre, a diferencia de su padre es un poco más estricta que él, siempre intentando que no le pase nada, así como también protegiéndole, tal vez demasiado en algunas ocasiones. Sin embargo, es consciente que lo hace por su bien, no está enfadado con ella. Pero también necesitaba un respiro, y esta oportunidad no la iba a desaprovechar.


Estiro su espalda encorvándola hacia delante tras haber caminado su buena distancia, buscando un árbol decente para descansar en él. Hasta que lo encontró.

Festejo con un "¡bien" que dejo escapar de sus labios a la vez que cerraba sus manos convirtiéndolas en puños, sus piernas necesitaban un descanso; por lo tanto, no perdió más tiempo y se acercó. No obstante, antes de que se sentará, vio delante suya otro niño, que lo miraba directamente a lo lejos.

Parecía de la misma edad que él, pero más alto y con una apariencia elegante. Hasta que al observarlo más detalladamente se percató que no era otro niño humano, si no de un elfo. De piel clara; sin llegar a que sea pálida, ojos morados y con un pelo largo y sedoso, de un color rosa salmón.

- ¡Oh! ¡ya se quién eres! -exclamo al caer en la cuenta de la identidad del contrario. -eres Faloten, el hijo de la líder del clan Nidae ¿no?

Este creo una pequeña mueca.

-Es... Falaven. -lo corrigió, algo molesto por el error de su nombre que pronuncio el rubio. Algo que enseguida se disculpó.


-Lo siento, no soy muy bueno recordando los nombres de nuevas personas. - confeso con vergüenza. - ¡pero para la próxima me asegurare de que no vuelva a pasar contigo!

Esbozo una sonrisa llena de confianza al terminar la frase, una sonrisa que por alguna razón se sentía cálida, provocando en Falaven seguridad. A decir verdad, el pequeño elfo siempre estuvo rodeado de perfeccionismo, siguiendo una serie de reglas que lo único que provocaba era retomar una y otra vez la misma y aburrida rutina de siempre. Muy pocas veces se le presentaba la oportunidad de probar cosas diferentes, por lo tanto, en esta ocasión no perdía nada en intentarlo.

  Poco a poco, caminó hasta llegar donde el humano estaba.

- ¿quieres acompañarme? -pregunto sonriendo. -no me molesta tu presencia, cuanta más gente mejor, como dice mi padre. -rio suavemente, logrando que el elfo soltara una pequeña sonrisa, sintiéndose un poco confiado. -¿qué me dices?

Solo basto con un asentimiento de cabeza antes de sentarse al lado de Caleb. Cuando se acomodó, Caleb no tardo en ofrecerle unos arándanos que él había traído para el almuerzo, dispuesto a compartirlo con él; había traído bastantes así que no tenía problema alguno.

Falaven acepto la ofrenda con una suave sonrisa con un poco de confianza, tomando la fruta y comerla al instante, disfrutando del jugoso sabor que soltaba al morderla.

Pasaba los minutos los cuales los jóvenes disfrutaban de la presencia del otro, hablaron de todo, rieron, jugaron a unos juegos; hasta descubrieron que tenían alguna que otra cosita en común. Gozaron de un rato muy agradable.

Al terminar, el muchacho de cabellos dorados se ofreció acompañar al elfo hasta la mitad del camino para que volviera sano y salvo a su clan, a pesar de las insistencias del contrario diciendo que no hacía falta, fueron esquivadas ágilmente por Caleb saliendo victorioso a acompañarlo. ¿Puede que un poco cabezón también? Probablemente.

Al volver hacia su hogar totalmente satisfecho del nuevo amigo que hizo, inmenso en sus pensamientos hasta que los guardias no tardaron en dirigirse con rapidez cuando lo localizaron.

Suspiraron de alivio cuando observaron que se encontraba bien, sintiendo como todo ese nerviosismo (excepto el capitán) se esfumaba, lo más fiable es que tuvieran cierto miedo hacia la reina, y que cualquier cosa; incluso lo más mínima que fuera le tocara sufrir a su pequeño hijo. Sería lo último que ocurriría en este mundo. Pese a eso, trataron de no pensar en ese escenario más de la cuenta que hizo que se les erizara la piel; ¡Caleb esta aquí! Y es lo que importaba ahora.

Después de aquello, todos los días quedaban en el mismo árbol para jugar, hasta que se quedó como una tradición para ellos que no se saltaron ningún día. Los padres del príncipe humano conocían a la elfa líder del clan más de un mes (Chris fue quien la presento a su esposa proponiendo la alianza a través de ambas especies la cual fue aceptada por la reina después de conocer a Shaerra un poco), pero los chicos apenas se habían visto, a causa de la timidez de Falaven que no se atrevía acercarse al chico.

Y, por otra parte, por las tantas tareas importantes de príncipe, sin darle tiempo suficiente para relajarse, sin embargo, a diferencia del contrario el sí anhelaba de algún día conocer al hijo de la aliada de sus padres, quería con todas sus fuerzas ser amigo suyo. Sin embargo, su hermano Klatus no estaba conforme de aquella amistad, a pesar de que Caleb se lo presentó en una reunión cuando vino y se negó a conocerlo más,  por alguna razón.

Se habían vuelto inseparables ambos amigos.

A lo largo de los años, se acompañaron mutuamente en todo tipo de eventos, tanto buenos como no tan buenos; aprendieron cosas que jamás se imaginaron que aprenderían en solitario.  También aprendiendo el uno del otro, apoyándose mutuamente, dando la palabra de que ellos llevarán mas allá y fortalecerán aquella fuerte unión de razas que dejaron sus padres como legado.

Asimismo la de ambos también, de ser los mejores camaradas eternamente.

Cerró sus ojos después de tener aquel dulce recuerdo que invadió su cerebro y lo lleno de nostalgia, sin embargo sonrió con decisión, por un nuevo futuro que se aproximaba.

-Se que estas arriba en alguna parte del cielo, observando mi viejo amigo, que no te estas perdiendo ningún detalle ¿hm?, pues espero que sea así porque, aun queda mucho por ver.

Erasys: El mundo del mañana -Agalerd-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora