Año 104
- ¡Hala! ¿De verdad sabes hacer eso?
-y muchas más cosas- Río el pequeño elfo de cabellos rosas- tener magia es una pasada.
-Qué suerte tenéis los elfos... por eso moláis tanto- suspiro el pequeño chico rubio, con tristeza- nosotros los humanos no somos tan asombrosos, mi padre, siendo el rey, no puede descansar ni un momento por proteger nuestra cuidad de la gente mala, siempre ha querido que sea un sitio seguro para todos, limpio... pero parece ser que las malas personas nunca se acabaran.
El Joven Falaven lo miro mientras que este se tumbaba en la hierba con su libro abierto boca abajo en su pecho, contemplando las nubes pasar por el cielo azul, afirmando en lo profundo de su mente en que su amigo tenía razón, él tampoco le gustaba nada ese tipo de personas, como algunos humanos llegaban a ser tan bestias, en ocasiones llegando a la violencia hasta el asesinato.
-No te preocupes Caleb- Comento el elfito llamando la atención de su amigo- Mi madre y tu padre han hecho un gran esfuerzo juntos durante tanto tiempo, cuando seamos mayores, seguiremos su trabajo, seremos... ¡los defensores! ¿sí? - Tuvo de respuesta algunas risitas provenientes del rubio.
-Siempre logras tener la razón y quitármela inseguridad de golpe.
-Eres pequeñito e inocente todavía, a pesar de que tienes un padre muy enérgico, pero tranquilo, estoy yo para cuidarte y ayudarte a mejorar.
- ¡oye, pero si somos de la misma estatura!
- ¿Acaso olvidas la diferencia de edad entre elfos y humanos? Me veré como un niño, pero tengo más años, así que soy mayor que tú, mi deber va a ser enseñarte, como si fueras- cambio la voz a una ñoña y un poco aguda- mi querido hermanito.- termino diciendo, molestándolo mientras disfrutaba ver su expresión.
Caleb se erizo por el comentario, pero no le molesto, entre risas se puso de rodillas, dándole pequeños golpes en su hombro mientras que su amigo se cubría, riendo, de aquel suave ataque. Terminando de reír ambos.
(....)
El padre de Caleb es un rey que siempre va a querer lo mejor para los suyos. Con una lealtad impresionante que apenas se observaba en los humanos. A pesar de haber sido coronado rey joven, demostró a todos, en más de una ocasión, que sus promesas para el pueblo iban en serio.
Lastimosamente, el destino decidió que su camino lo hiciera en solitario, ya que su esposa, falleció joven por una grave enfermedad que amenazaba su vida hasta que finalmente se la arrebato de sus manos. Cuando Caleb era solamente un niño, por eso no tiene muchos recuerdos de su madre.
"¡Prometo, cuidar a los habitantes de nuestra humilde cuidad!, ¡protegeré a lo inocentes! Y prometo, de ultimo, dar lo mejor de mi para que cada día brille como el anterior, viviremos tranquilos sin temor, detendré toda maldad que se aproxime".
Christian, así era su nombre.
Con el paso de los años, la gente le pusieron de apodo "El justiciero de la realeza".
Por parte de la Familia de Falaven, su madre era una elfa estricta y fría como el hielo, una mujer de pocas palabras, pero con una belleza deslumbrante siendo la líder del clan. A pesar de su personalidad sombría cuida con todo su ser a los suyos (no eran una aldea amplia en esa época, tenían como mucho 50 Nidaes formándolo, por ello podrían ser fácilmente exterminados), con un numero bajo de habitantes temía que, de un momento a otro, por algún peligro fueran atacados y, en un caso extremo, borrados del mapa como si nunca hubieran existido y eso a la mujer, no lo podía permitir, aun tenían mucho que descubrir, aprender y mejorar.
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Erasys: El mundo del mañana -Agalerd-
AléatoireErasys, uno de los primeros mundos que se creó en Agalerd. Se trataba de un planeta donde la magia era el recurso más antiguo y utilizado. Pero, con el paso de los siglos, su tecnología fue avanzando a grandes pasos tras el descubrimiento de que la...