ＯＮＥ-ＳＨＯＴ ┃𝖲𝗂𝗆𝗈𝗇 ❝𝗚𝗛𝗢𝗦𝗧❞ 𝖱𝗂𝗅𝖾𝗒

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Conducías de regreso a tu apartamento temporal. Tú y Simon habían estado viviendo juntos por un tiempo, no realmente por tu elección. Simplemente sucedió. Se le asignó "jugar" a una supuesta familia, solo para joder a los medios y otras secciones de sus misiones. Ellos no sabían acerca de sus sentimientos hacia los demás, pero no se quejaron. Parecía ir bien.

Estabas tarareando una canción en la radio cuando te detuviste en el pequeño camino de entrada. Notaste que la luz de la sala estaba encendida y resoplaste. Se ha vuelto a levantar tarde.Me pregunto qué será esta vez. Pensaste, mientras apagabas el auto. Cogiste tu bolso y las llaves y saliste del coche. Miraste a tu alrededor, paranoico. No te llamarías a ti mismo traumatizado. Pero seguro que tenías muchos recuerdos de misiones pasadas, y pasadas.

Tu propio pasado.

Suspiraste cuando entraste, pusiste tus llaves en un mostrador y tiraste tu bolso al suelo. Pones tu chaqueta en una percha y dejas tus zapatos a un lado. Era difícil actuar normal cuando se suponía que todo era una broma tonta para tus enemigos. Makarov para ser exactos. Se suponía que todo era una táctica para meterse con él y sus soldados. Sin embargo, sabías que todo era real.

—¿Simon? ¿Estás despierto?

Dijiste, hablando hacia la sala, esperando que respondiera. Sin embargo, no lo hizo. Suspiraste mientras dabas un paso hacia la cocina, Whisky... Por el amor de Dios . Tu nariz se llenó del olor de la bebida fuerte. Por lo general, no significaba nada bueno, básicamente significaba que estaba enojado o simplemente muy estresado.

—¿Simón?

Volviste a llamar, sin respuesta. Sin embargo, escuchaste un fuerte gemido, lo que indica que seguro que está despierto. Suspiraste, caminando hacia la sala de estar. El olor a whisky volvió más fuerte a tu nariz. Lo miraste, estaba de espaldas a ti, en el sofá. Estaba haciendo girar la bebida en su mano, y con la otra… Oh mierda … Tu mente se apresuró, había visto una mala pesadilla otra vez. Su mecanismo de defensa lo hace agarrar un cuchillo casi todas las veces. Todo lo que sabías era que no significaba nada bueno.

—Simón... ¿Estás bien?

Tragaste saliva mientras caminabas hacia él, deteniéndote cuando estabas frente a él. Lo miraste, tenía el pasamontañas puesto de nuevo. Su respiración era pesada, llena de ira.

—¿Qué te tomó tanto tiempo?

Exhaló, frente a ti. Mirándote directamente a los ojos. Era intimidante, él siempre intimidaba, pero nunca tanto.

—Me quedé atascada en el tráfico.

Tragaste saliva, no le tenías miedo, al menos no a menudo. Pero de alguna manera te sentías nervioso alrededor de él así, sabías lo que podía hacer, de lo que era capaz.