M° Leonora

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María Leonora (15)

                Querido diario:

Te he tenido un poco olvidado, lo siento por eso. Sabes que me da por creerme adulta y escribir me hace sentirme una niñita.

Tomo este cuaderno porque hoy llevo horas sin poder dormir. Me doy vueltas y vueltas en la cama pero solo me desespero más. El frío que hace a esta hora no me ayuda.

Lo he intentado todo.

Primero: Leí un libro que me prestó mi hermana, hasta que las letras se convirtieron en hormiguitas. Apagué la luz del velador pensando que esta me quitaba el sueño.

Segundo: Me dediqué a pensar en el mino que me gusta, uno que siempre veo en el paradero cuando voy a tomar la micro para ir al colegio. No sé su nombre, pero es muy lindo y tiene ojos verde claro. Es un poco mayor, pero me encantaría tocarlo y toquetearlo, y, ay, otras cosas. ¡No le digas a nadie que te dije!

(Mis amigas me dicen que cuando no puedo dormir, debería hacer "eso"... pero pienso en que está mal y no me concentro).

Tercero: Me levanté y me di un par de vueltas por la casa. No duré mucho porque terminé más helada que un pingüino.

Cuarto: Me acordé de mi abuelita que murió hace ya tres años, me dio mucha pena. Me acordé de cuando me daba palmadas en la cabeza o me retaba por ser tan llorona. Al final, igual terminé llorando y me puse a pedir a Dios que la mantenga en paz.

Quinto: ¡Si hasta terminé rezando para que me diera sueño! Pero no funcionó...

No pude dejar de pensar en todas las veces que recé para pedir algo y nunca funcionó. ¿Realmente Dios nos escucha? Si él sabe todo, entonces debería de saber lo que necesitamos, sin que nosotros se lo digamos. Se supone que sabe el pasado, el presente y el futuro de todos... ¿O él será atemporal y vivirá en todos los tiempos, como en una cuarta dimensión?

Me gustaría hablar de estas con alguien, pero no puedo. Los adultos piensan que como una es joven no tiene profundidad ni piensa. Y mis amigas, buenos, siempre hablan de lo mismo, de hombres, de actores de cine, de la banda de chicos del momento y cosas así. Cuando me pongo a "filosofar" me retan y me dicen que me pongo aburrida. Y no quiero que piensen que soy una ñoña aburrida, ¡horror!

Tal vez por eso los grandes inventores, todos tenían un diario. Pensaba que era súper de niña tener uno, pero a lo mejor así era la única manera de pensar sin que te digan que das lata.

Cuando era más pequeña e inocente, no tenía muchas amigas, solo a mi hermano mayor (que se reía de mí y me golpeaba), por lo que cuando necesitaba desahogarme me acostaba bajo las sábanas de mi cama y hablaba con Dios. Yo creía que él me escuchaba, porque me sentía calmada y dormía rodeada de paz.

Ahora que estoy más grande, no siento eso. Rezo todos los días en la noche, pero al terminar sigo igual de inquieta y con la sensación de estar hablando sola. Pido por una señal que me indique que no estoy sola, pero no llega. Dios, ¿existes o solo me ignoras? ¿Es acaso algún tipo de prueba? No lo entiendo.

Nadie tiene la respuesta a todo esto. Eso es lo que más me desespera, porque nunca sabré si existe o no. Algunos dicen con toda seguridad que sí, y otros igualmente que no. En cambio yo, solo tengo la duda. Podría bien tener la certeza, aunque en el fondo estuviera equivocada.

Se me está acabando el lápiz y aún no logro dormirme. Mañana andaré chocando con los postes y se reirán de mí si me duermo en clases.

Y el sueño llegará sin darme cuenta, en algún momento, al igual que una muerte inesperada, sin que lo note.

Ahora sí que me dio miedo dormirme.

Atte. Leonora

26/5/15


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¡Hola! ¿Cómo están? Otra vez estoy aquí pidiendo disculpas por la demora. Como dije en otro cap. estoy con problemas personales, por lo que a veces no tengo fuerzas para escribir.

Espero que les guste esta nueva historia, recordé cuando tenía 15 años y comencé a dudar sobre todo lo que me decían mis padres, mi educación cristiana, la sociedad... luego llega un momento en el cual estás seguro, que dura algunos años, pero después vuelves a dudar y así sucesivamente. ¡Pero no es malo! Dudar nos hace ver las cosas desde otras perspectivas, y aunque no cambiemos de opinión, crecemos como personas.

Un abrazo grande a todos los que leen, silenciosos o no. ¡Gracias por leer!


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