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Tal vez darle una oportunidad era buena idea, dar un gran paso a su relación tal vez no sería tan malo.
Estaba decidido a eso, aunque su relación de años se desmorone. Y aunque hace unas horas ya había confesado medianamente sus sentimientos sin reproche. Aún era extraño.
Estuvo reflexionando las horas de la mañana, sintiéndose preparado para cualquier respuesta o situación. Era vida o muerte. Porque su vida ahora solo era una sola persona.
Aquino Drake Kaiser, castaño de veinticinco años cumplidos, con personalidad brillante y divertida que había logrado robar el corazón de Duxo Evans Clayton Hayden, pelinegro de veintisiete años y que cumpliría pronto sus veintiocho en un par de meses.
Liberó todo el aire de sus pulmones, frustrado y ansioso, pues no sabía que le podría decir Aquino ante su propuesta.
Él mismo admitía que era una propuesta muy rápida por los meses que se conocían en persona, pero, lejos de eso, ellos llevaban más de cuatro años siendo amigos, quizás más. Ya no lo sabía, había perdido la cuenta hace meses.
Miró su celular de reojo, esperando alguna notificación de la persona que rondaba en su cabeza desde la noche del día de ayer, pero nada. Eso lo hizo desesperar más.
«Quizás se haya quedado dormido» se convenció a sí mismo, para evitar seguir pensando más en por qué no le hablaba.
Siguió conduciendo por la transcurrida vía, pues eran horas donde mayormente la gente iba a sus casas para almorzar o ir a algún restaurante y luego volver a su trabajo, o quizás quedarse en su hogar.
Él, por su parte, no tenía trabajo ese día, ya que el administrador de la empresa donde trabajaba, y, por lo tanto, su jefe, tendría reuniones importantes que no lo incumbían ni a él, ni a sus compañeros.
El sonido de su móvil lo alertó, volteó a mirarlo, pues estaba en un semáforo en rojo. Y la sonrisa del rostro se le borró cuando vio el nombre en la pantalla, “Loco” decía.
Y con un gruñido frustrante, respondió.
—¿Qué tal vas con tu cita, enamoradito cursi?
—No pensé que llamarías.
—Quería sorprenderte, ¿interrumpí algo?
—Aún no llego ni a la casa de Aquino, así que no.
—¿Qué? ¿No qué habías salido de tu departamento a las doce?
—Así lo hice, pero el tráfico está de la mierda a estas horas —suspiró abrumado.
